La gobernadora Calderón reemplazó finalmente esta semana al Superintendente de Policía Pierre Vivoni en el mando del Departamento de Policía, nombrando como su sucesor a un respetado ex fiscal federal, Miguel Pereira, que venía conduciendo la Autoridad de Puertos bajo su administración.
Aunque la medida es bien recibida, no debió demorarse tanto. Vivoni, un juez de la Corte Superior, demostró ser un pez fuera del agua desde el momento en que asumió sus funciones al frente de la agencia de lucha contra el crimen de Puerto Rico, que tiene un presupuesto $ 600 millones y 23 mil empleados.
Calderón hizo algunas elecciones excelentes en su gabinete -el Secretario de Educación, César Rey, el Secretario de Salud, Johnny Rullán, la Secretaria de Familia, Yolanda Zayas- pero la elección del jefe de policía resultó extraña desde el comienzo.
A pesar de las buenas intenciones que pueda haber tenido, Vivoni no llegó a ganarse el respeto del agente común y nunca le demostró al público tener conocimiento de la problemática policial.
La gobernadora hizo todo lo posible para amortiguar la medida, explicando que el propio Vivoni había solicitado el reemplazo, para poder ser nombrado en la Corte del Circuito de Apelaciones del ELA. Calderón lo nominó para cubrir una vacante creada por el retiro del juez José Negrón Soto. "Lo respeto profesionalmente y tiene toda mi confianza como persona, profesional y servidor público", dijo la gobernadora al hacer el anuncio. Puede ser, pero realmente nadie cree que su actuación no tuviera nada que ver con su remoción del cargo, por más importante que sea el puesto de juez de la Corte de Apelaciones.
Vivoni cometió varios errores durante sus 10 meses de mandato, y estos habrían provocado la ira de la gobernadora. Artículos periodísticos publicados esta semana dejan entrever que la medida se estuvo gestando durante meses, y que se la hizo coincidir con la vacante en la Corte de Apelaciones para hacer público el cambio de la mejor manera.
Con la criminalidad en alza, la tasa de delitos subió un 11% respecto al año pasado, uno espera que no sea el caso. Especialmente en lo que respecta a Vivoni, cuya peor falta pienso que fue haber mentido dos veces públicamente.
La primera controversia generada por Vivoni tuvo lugar a raíz de una reunión de las fuerzas del orden regionales realizada en Santo Domingo en abril último, con el propósito de discutir estrategias para frenar el contrabando de drogas. Le dijo a un periodista del San Juan Star que había cuestionado el hecho de que las autoridades federales definieran a Puerto Rico como una escala para las drogas provenientes de Sudamérica con destino a los Estados Unidos. También puso en tela de juicio las estadísticas de la Drug Enforcement Administration (DEA) que indican que el 30% de las drogas que entra ilegalmente a Puerto Rico es consumido localmente.
"Mi interés es romper la cadena que se origina en Latinoamérica y llega a Puerto Rico. Si no llegara a la isla en absoluto, no me preocuparía que toneladas de droga fueran al continente", expresó. Cuando sus expresiones desataron críticas, se rehusó a admitirlas, argumentando que sus palabras no fueron citadas correctamente. Reiteró esta explicación en diversas oportunidades, sin importarle dañar la reputación de un buen periodista para salvar su propio pellejo.
Vivoni dijo otras estupideces, en una ocasión atribuyó una ola de crímenes a la ronda de ejercicios militares de la Marina en curso en ese momento en Vieques. Vivoni no tenía ningún "hecho para probarlo", pero dijo que "sentía" que los ejercicios ponían violentas a las personas.
A comienzos de mes, removió a dos altos comandantes que el mismo había designado porque supuestamente habían presentado armas secuestradas con anterioridad en una rueda de prensa, diciendo que habían sido requisadas en un operativo efectuado la noche previa. Aunque su insistencia en la honestidad de la fuerza fuera loable, también reveló que dos de sus más cercanos aliados lo desafiaron abiertamente.
Sin embargo, no fue hasta el escándalo de "Maneco", ocurrido en el presente mes, que se puso a sí mismo en evidencia con otra aparente mentira. Y esta vez no fue con una sola fuente, sino con todos los medios de Puerto Rico.
Vivoni aprobó la designación del inspector Juan "Maneco" Rivera Cancel para conducir la División de Operaciones Tácticas de San Juan. El problema fue que el oficial había hecho perder recientemente al departamento un juicio multimillonario por acoso sexual presentado contra él por una joven subordinada.
Cuando la medida fue cuestionada, Vivoni declaró que él se había limitado a aprobar la recomendación de sus altos oficiales. Negando cualquier tipo de presión de La Fortaleza, añadió que él simplemente reconsideró su decisión a causa de las críticas y revocó el ascenso.
El problema fue que no reportó esa versión directamente a sus jefes. En una conferencia de prensa realizada horas después de que Vivoni hiciera esas declaraciones, el Jefe de Gabinete de La Fortaleza, César Miranda, y el Secretario de Estado, Ferdinand Pérez, dejaron claramente asentado que la nominación era inaceptable para La Fortaleza y que la decisión estaba tomada.
No sorprende que Pereira haya declarado a los periodistas que Calderón se puso en contacto con él por primera vez poco antes del Día de Acción de Gracias, justo después de que se hiciera pública la información sobre "Maneco".
John Marino, Editor de Ciudad de The San Juan Star, escribe la columna semanal Reporte de Puerto Rico para el Puerto Rico Herald. Su dirección de e-mail es: Marino@coqui.net |