REPORTE DE PUERTO RICO

Vieques deja al descubierto la colonia

por John Marino

12 de abril de 2002
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. JOHN MARINORigoberta Menchú, ganadora del Premio Nobel de la Paz, se desplazó a Vieques el Jueves para unir su voz a la del creciente coro de aquellos que han rogado por la "paz en Vieques" — el eufemismo para acabar con los juegos de guerra que utilizan los contrarios a la Marina.

Pero llegó en avión a primera hora de la mañana y se marchó rápidamente — al parecer, para evitar presenciar una reyerta sobre política puertorriqueña.

Esto se debió a que los defensores de la Marina llevaron a cabo una manifestación para mostrar su apoyo a que las fuerzas militares sigan con sus maniobras en Vieques. Y lo hicieron ante la alambrada principal del Campamento García, donde los contrarios a la Marina establecieron el primer campamento de protesta en Diciembre del año 1999.

Cuando las prácticas de la Marina se reanudaron el 1 de Abril, se produjo un desagradable incidente en el mismo lugar, cuando un manifestante a favor de la estadidad que apoyaba la permanencia de la Marina, hizo acto de presencia con una bandera Americana.

Hubo intercambio de palabras — y finalmente golpes — entre el único defensor de la Marina y el grupo de enojados manifestantes en contra de la Marina.

La Policía estuvo bastante atareada durante la visita de Menchú tratando de tener bajo control los ánimos en ambos bandos.

Incluso las escaramuzas, a las que se les ha dado tanta publicidad, entre los agentes de seguridad de la Marina y los manifestantes durante las prácticas de este mes han tenido un sabor local.

Se omitió en la información de la prensa nacional sobre el ataque con gases lacrimógenos a los integrantes de la manifestación del pasado Sábado en el que se vieron envueltos miembros de la Coalición Nacional Puertorriqueña, el hecho de que los agentes de la Marina que participaron en el incidente tenían apellidos españoles y es muy probable que fueran puertorriqueños.

Antes de lanzar los gases contra la multitud — una reacción claramente exagerada — los guardias habían sido provocados por la muchedumbre formada por residentes de Vieques y estudiantes universitarios que gritaban insultos, incluso "vendepatria,"

Se ha hablado mucho del respaldo tripartita que el tema de Vieques ha generado entre los puertorriqueños tras la muerte, ocurrida el 19 de Abril de 1999, de un agente de seguridad civil, David Sanes Rodríguez. Tanto la Gobernadora Calderón como el anterior Gobernador Pedro Rosselló se esforzaron por dar a Vieques la imagen de un asunto en el que se ven involucrados los derechos humanos y la salud.

Pero de forma creciente, Vieques se ha convertido en el escenario de luchas internas entre los puertorriqueños sobre el status político y, en cierto modo, es un marco apropiado para tan apasionado debate.

El carácter colonial de la relación de Puerto Rico con los Estados Unidos se hace más patente en Vieques, una isla que durante los últimos 60 años ha visto reducido su tamaño a una tercera parte por las alambradas de la Marina al este y al oeste. La misma Menchú, hablando el Lunes en San Juan, dijo que el tema de Vieques sólo podría resolverse mediante la autodeterminación política de los puertorriqueños. "Espero que la gente luche por la libre determinación," dijo.

Trajo a la memoria recuerdos de la visita del Reverendo Jesse Jackson a Puerto Rico para atraer seguidores para la causa de Vieques. Hablaba como si estuviera a favor de la estadidad al describir la "privación de los derechos de ciudadanía" de los puertorriqueños por carecer de voto en el Congreso y la presidencia y en sus alusiones a su "ciudadanía de segunda clase."

Sin duda, la muerte de Sanes Rodríguez suscitó, entre los puertorriqueños de todas las ideologías políticas, un amplio apoyo en favor de que la Marina abandone Vieques porque consideraron que la presencia de la Marina allí era básicamente injusta.

Pero la pasión con que los puertorriqueños han abrazado el tema de Vieques también se debe al hecho de que este municipio de la isla es de muchas maneras una metáfora de Puerto Rico en su totalidad.

Incluso el paisaje de Vieques, con exuberantes colinas en el interior rodeadas de zonas llanas en la costa, es un reflejo de la isla principal de Puerto Rico.

Y porque está libre de la industrialización y comercialización que ha barrido Puerto Rico durante las últimas décadas, Vieques es la verdadera imagen del pasado idealizado que muchos puertorriqueños mantienen de su isla.

No hay restaurantes de comida rápida en Vieques, y el ganado sigue vagando por sus senderos.

Claro está que es la Marina la que ha mantenido así a Vieques. Y no hay que andar lejos por la isla para darse cuanta de que la Marina siempre ha "actuado aquí como el amo," como dijo uno de los manifestantes.

Los terrenos occidentales recientemente cedidos por la Maria estarán siempre marcados por la presencia de las fuerzas militares. Acres de bunkers de municiones vacíos asoman por entre la maleza tropical, en el lugar donde antes se encontraba una refinería de azúcar y el vecindario que la rodeaba.

Muchos de los que se han unido a los manifestantes recuerdan como el hogar de su infancia fue demolido por las máquinas excavadoras de la Marina, y los $50 por acre que les pagaron a sus padres cuando sus tierras fueron expropiadas para construir el campo de tiro y el arsenal de municiones de la Marina.

Entretanto, en el transcurso del referéndum del pasado mes de Julio, los políticos a favor de la Marina, como el Representante Jorge De Castro Font, invitaron a los residentes de Vieques a "salvar a Puerto Rico" votando por la permanencia de Marina.

El mensaje llevada inherente la implicación de que los beneficios que recibe Puerto Rico del gobierno de los EE.UU. procedían del derecho concedido a la Marina de mantener su presencia en Vieques.

Una activista en contra de la Marina, al ser entrevistada en aquella ocasión, expresó el mismo sentir cuando dijo que los residentes de Vieques "se han sacrificado durante años, no solo por la defensa nacional si no por los beneficios concedidos a Puerto Rico" mediante exenciones fiscales y contratos militares. Y los defensores de la Marina también declararon de forma rotunda que la democracia en Puerto Rico dependía de las maniobras militares en Vieques.

El gobierno del ELA también ha ignorado las necesidades de Vieques durante años, y el público en general ha prestado poca atención a la problemática situación de los residentes de una población controlada por la Marina.

Una razón para ello puede ser que la realidad de Vieques hace añicos el mito del ELA como un pacto bilateral con los Estados Unidos y deja al descubierto el trasfondo colonial de la relación Estados Unidos-Puerto Rico. El sentido de culpabilidad por haber ignorado Vieques también llevó al público a prestar su apoyo a favor de la marcha de la Marina tras la muerte de Sanes Rodríguez.

Claro que la lucha entre los puertorriqueños sobre Vieques es en si misma una clásica situación colonial y tanto la Marina como sus aliados tratarán de utilizarla para mejorar sus posibilidades de permanecer en la isla.

También hay algo colonial en la calma que recientemente muestra la Gobernadora Calderón respecto al tema de Vieques, diciendo que confía en que el Presidente Bush mantendrá su palabra de dar por finalizadas las maniobras allí el año próximo.

"Me miró a los ojos y prometió" puede ser suficiente para ella, pero pocos de los que están luchando por la salida de la Marina tienen tanta confianza ante la falta de garantías legales de que la Marina se marche, la floreciente guerra contra el terrorismo y las limitaciones de la voz de Puerto Rico en la política nacional.

Los temores (expresados por los que apoyan la estadidad) y las esperanzas (expresadas por los independentistas) de que la disputa sobre el uso por parte de a Marina de su campo de tiro en Vieques cambie de forma radical la relación de Puerto Rico con los Estados Unidos son exagerados.

Y la causa de Vieques seguirá teniendo el apoyo de muchos puertorriqueños de diversas ideologías políticas.

Pero parece que, cada vez más, los puertorriqueños están hallando en Vieques las razones para librar sus batallas políticas dentro de casa.


John Marino, Editor de Ciudad de The San Juan Star, escribe la columna semanal Reporte de Puerto Rico para el Puerto Rico Herald. Su dirección de e-mail es: Marino@coqui.net

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