Para muchos puertorriqueños, como para muchos americanos, la celebración del 4 de Julio no es más que un largo fin de semana estival.
Pero para los puertorriqueños con una postura definida sobre los Estados Unidos -- cualquier postura, parece ser había una actividad adecuada a sus gustos en el Día de la Independencia.
La gran fiesta fue ofrecida por la administración pro-estadidad del alcalde de San Juan, Jorge Santini, frente al estadio de Hiram Birthorn.
Se esperaba que miles de orgullosos defensores de la estadidad y del American Way hicieran acto de presencia en dicho acto, agitando banderas americanas, y muchos de ellos vestidos con ropas en rojo, blanco y azul.
El acto oficial del gobierno en el 4 de Julio, organizado por la administración pro-ELA de la Gobernadora Calderón, se esperaba que fuera un asunto más serio en una explanada artística recientemente construida en Caguas. El acto, celebrado en honor de los que trabajaron en las tareas de rescate del 11 de septiembre, también contaría con fuegos artificiales, pero no con el mismo nivel de entusiasmo que se esperaba emanase de la celebración que llevaba a cabo el Partido Nuevo Progresista en el centro de la ciudad.
Entre tanto, una coalición de grupos en defensa de la independencia estaban preparándose para poner en escena una protesta frente al Fuerte Buchanan en Guaynabo para expresar su oposición a la "peligrosa política puesta en marcha por peligrosos grupos de ultraderecha que ostentan el poder en los Estados Unidos," según uno de los organizadores.
Aquí, el 4 de Julio es solo la primera fiesta que forma parte de un mes muy politizado en Puerto Rico y que alcanza su máximo auge el 25 de julio: que sirve como triple aniversario del desembarco de las tropas estadounidenses, el nacimiento del status como ELA y el doble asesinato en Cerro Maravilla.
No sería sorprendente que la llamada "guerra de las banderas" ahora en su segundo año, y quizás camino de convertirse en toda una tradición entrara en erupción como preludio de este mes político.
El año pasado, la confrontación tuvo lugar en la llamada "Loma del los Vientos," una colina barrida por el viento frente al Capitolio, donde se levanta una réplica de la capilla de Vieques construida por los que se manifestaban contra el campo de bombardeo de la Marina. Cuando un grupo de jóvenes defensores de la estadidad trató de izar una bandera de los EE.UU., en el lugar donde se encontraba una bandera de Vieques, se produjo dentro de la capilla una tensa confrontación entre ellos y los defensores de la independencia.
Este año, la guerra de las banderas alcanzó su punto máximo en la marcha contra la Oficina de Defensor de los Asuntos de la Mujer, en la cual un grupo de defensores de la estadidad, dirigidos por el Presidente del Partido Nuevo Progresista, Carlos Pesquera, quisieron izar una bandera de los EE.UU. en el vestíbulo de la agencia. María Dolores Fernos, la directora de la oficina, decidió de forma estúpida que allí solo ondease la bandera de Puerto Rico.
Sería agradable oír algo con una perspectiva más amplia sobre el fenómeno de la guerra de las banderas, pero a la prensa local se le han escapado por completo las principales cuestiones que rodean la controversia de este año, prefiriendo en su lugar deleitarse con los pormenores del incidente.
Ningún informe de prensa ha tratado de analizar porqué Pesquera y un grupo de legisladores decidieron irrumpir en la oficina tras haberles sido negada la entrada. Nadie ha hablado tampoco sobre cómo Pesquera ha maniobrado hábilmente, hasta ahora, tras las repercusiones del incidenteincluido la acusación por disturbios convirtiéndolo en un referéndum sobre la administración Calderón.
La popular comentarista de TV, Carmen Jovet, dedicó su espacio del domingo por la noche de una hora de duración, a Pesquera y el asalto de las oficinas del Viejo San Juan. Pesquera también concedió el martes una larga entrevista a la Associated Press sobre el tema, cuando se presentaron oficialmente cargos contra él por disturbios en el Comisaría de Policía. Los noticieros de TV y la prensa diaria han informado de forma exhaustiva sobre la controversia desde que se originó el 20 de junio.
La semana pasada, se comentaba en esta columna uno de los posibles motivos tras las acciones de Pesquera: aplastar a sus posibles rivales dentro del PNP apelando al deseo de las bases del partido de tener un "hombre de acción."
El tumultuoso asunto de Vieques, que instó a cientos de respetables puertorriqueños a ser arrestados por actos de desobediencia civil a lo largo de los dos últimos años, también ha dejado una marca indeleble en la mentalidad puertorriqueña. Ahora está de moda ser arrestado por las creencias políticas, un hecho del cual Pesquera parece dispuesto a aprovecharse. Pero no leerá sobre ello en la prensa local.
No se trata solo de que la prensa haya informado mal sobre esta historia. También ha estado demasiado deseosa de participar en la controversia de este año.
Los informadores y fotógrafos locales parecían ansiosos por actuar como testigos en los procesos criminales contra miembros del PNP zarandeados en la refriega. Aunque ante una citación judicial, los miembros de la prensa están obligados a testificar sobre actos criminales que presencien, también deberían evitar a toda costa prestar dicho testimonio. En lugar de esto, unos cuantos periodistas y fotógrafos que resultaron maltratados en el incidente se ofrecieron voluntarios para contarlo todo a los investigadores del Departamento de Justicia.
Lo mismo ocurre con las agencias de noticias que se mostraron ansiosas por entregar a las autoridades sus videos inéditos sobre el incidente.
SI se hubiera tratado de la Marina solicitando dicha colaboración durante una refriega con manifestantes de Vieques, no creo que los medios de comunicación locales hubieran actuado del mismo modo.
Pero no se oyó a los grupos de periodistas locales haciendo examen de conciencia al respecto. Estaban demasiado ocupados en conseguir fotos de Pesquera siendo inculpado
La Asociación de Periodistas de Puerto Rico presionaba el martes al Superintendente de Policía Miguel Pereira para que permitiera a los medios de comunicación de la isla fotografiar a Pesquera y a otros responsables del PNP mientras les tomaban las huellas, o que facilitasen las fotos tomadas por la policía al ficharles. La Presidenta de la Asociación, Daisey Sánchez, amenazó con emprender medidas judiciales si se denegaba su petición como así fue.
Lo que puede que no sepa es que probablemente eso es exactamente lo que Pesquera quiere, una foto suya tomándole las huellas en primera página de todos los periódicos de Puerto Rico.
John Marino, Editor de Ciudad de The San Juan Star, escribe la columna semanal Reporte de Puerto Rico para el Puerto Rico Herald. Su dirección de e-mail es: Marino@coqui.net |