 Era evidente la agitación política que existía esta semana en los dos principales partidos políticos de Puerto Rico, ya que tanto las fuerzas de la estadidad como las del ELA comenzaron a atacar a los suyos.
En el Partido Nuevo Progresista, el cuestionamiento público de la efectividad del liderazgo del presidente del partido Carlos Pesquera va en aumento, lo cual podría preparar el escenario para una reto en las primarias a sus ambiciones para el puesto de gobernador en el año 2004.
En el Partido Popular Democrático, nadie está poniendo en duda el liderazgo de la Gobernadora Calderón, pero quizá sea la única personalidad de la jerarquía del PPD que sigue manteniendo esta seguridad. Los representantes en rebeldía discutieron abiertamente esta semana los planes para un posible golpe para echar de su cargo al Portavoz en la Cámara, Carlos Vizcarrondo.
Además de ser un buen material para los titulares de prensa, las luchas internas son probablemente beneficiosas para ambos partidos — aunque ambos se resisten a admitirlo.
Los partidos políticos de aquí han tratado desde hace tiempo de escoger los candidatos por consenso, en lugar de por medio de una batalla primaria. Argumentan que las primarias crean en el partido divisiones internas perjudiciales, y también dañan la imagen del candidato victorioso que tiene que seguir enfrentándose a su verdadero oponente en las elecciones generales.
Pero de igual forma, las luchas en las primarias pueden dar vigor a un partido que está de capa caída, dándole una razón a los miembros de base para entusiasmarse. Y las primarias, al tener que hacer frente a las divisiones, también pueden ayudar a los partidos a superarlas.
Pesquera ha sido atacado con preguntas sobre su débil liderazgo desde que volvió para hacerse cargo de las riendas del partido el año pasado — ganándose la etiqueta de "hijo pródigo" tras abandonar súbitamente el puesto poco después de su derrota en las elecciones de noviembre del año 2000.
Pero estas dudas han ido creciendo paulatinamente, alimentadas recientemente por los comentarios de dos antiguos gobernadores: Carlos Romero Barceló y Pedro Rosselló.
Romero dijo esta semana que era demasiado pronto para hablar sobre los candidatos del partido para las elecciones del año 2004 e hizo hincapié en incluir el puesto de candidato a gobernador -- que Pesquera se ha atribuido desde su vuelta como presidente del partido.
Cuando se preguntó a Romero si se presentaría para un cargo oficial, el veterano político repitió la misma frase — es demasiado pronto para discutir sobre las candidaturas. Fue un buen modo de hacer saber a la gente que estaba interesado sin decirlo directamente.
Entretanto, Rosselló, que ha concedido varias entrevistas desde el colapso de la investigación federal en el escándalo del Departamento de Educación bajo su administración, también dejó claro que Pesquera no tiene ningún derecho hereditario sobre la candidatura a gobernador.
"Es la gente la que decide sobre los candidatos," dijo Rosselló, una declaración que muchos interpretaron como un llamado a las primarias.
Pesquera insiste en que será el candidato en el año 2004. Aunque dice que no teme las primarias, dijo que él no cree que se lleven a cabo.
Entretanto, los seguidores de Pesquera, como el alcalde de Guaynabo Héctor O'Neill, han retado a Romero y a Rosselló para que anuncien sus intenciones de presentarse si así lo desean.
Al frente de estas especulaciones se halla la creciente presencia pública de Rosselló, quien también pidió al Fiscal General John Ashcroft que investigase el comportamiento del anterior Fiscal de los EE.UU. Guillermo Gil, a quien el antiguo gobernador acusó de perseguir de forma selectiva a los miembros de su administración.
Incluso se habla de que Rosselló se presente como candidato a comisionado residente en el año 2004.
Al ser criticado por Romero por el hecho que él debería haber tenido conocimiento de que miembros de su administración estaban cometiendo irregularidades, Rosselló replicó airadamente que la gente seguía convencida de que Romero tenía conocimiento de la participación de la policía en los asesinatos de Cerro Maravilla.
Estas hostilidades podrían empañar la imagen de un partido que ha sido golpeado violentamente por los escándalos de corrupción en los últimos dos años.
Pero unas primarias conseguirán una de las grandes metas del PNP — determinar quien es el líder indiscutible del partido. Pesquera — o el oponente que lo derrote — solo podrá salir fortalecido como resultado.
Solo hay que mirar hacia atrás a las ultimas elecciones, en las que Aníbal Acevedo Vilá, el candidato escogido por Calderón para comisionado residente, fue retado por José Hernández Mayoral.
Cuando su candidato prevaleció, la fuerza de Calderón como líder aumentó considerablemente.
Entretanto, los legisladores del PPD, enfadados con Vizcarrondo, discuten abiertamente la posibilidad de un golpe. Los confabulados en el golpe se quejan de que Vizcarrondo ha dañado la imagen pública de la Cámara y será un lastre en las próximas elecciones.
Es cierto que su forma de manejar la demora en la jura del cargo del representante del PNP, Edwin Mundo, ha dañado la reputación del liderazgo de la Cámara.
Pero los más renegados representantes del PPD están aún más enfadados con la propuesta del Secretario de la Cámara, Néstor Duprey, de eliminar los coches, los teléfonos móviles y el pago de dietas como parte de una arrolladora reforma legislativa. Duprey argumentó justamente que tales medidas eran necesarias para recuperar la confianza de la gente en la Cámara.
Todavía no está claro si el golpe llegará a madurar.
Lo que está claro es que los principales partidos políticos de Puerto Rico no deberían temer disputar sus batallas en publico.
Es mucho mejor que la venerable tradición de negociar acuerdos a puerta cerrada.
John Marino, Editor de Ciudad de The San Juan Star, escribe la columna semanal Reporte de Puerto Rico para el Puerto Rico Herald. Su dirección de e-mail es: Marino@coqui.net |
