Con los lideres obreros y los legisladores del Partido Nuevo Progresista gritando "tacaña," la gobernadora Calderón anunció esta semana que aumentaría la gratificación navideña de los empleados públicos en $125, parte de una campaña dedicada a aumentar anualmente la gratificación de $500 a $1,000 a lo largo de su mandato de cuatro años.
Parecían existir algunas dudas sobre si esto tendría lugar o nó, porque la legislación que ampara el plan de gratificaciones no había sido presentado a la cámara legislativa y se rumoreaba en la Oficina de Gestión y Presupuesto que no había dinero para este aumento. Pero la gobernadora anunció el miércoles que el coste de $25 millones del incremento de este año se cubriría con el ahorro en costes en las agencias del ELA, y que los trabajadores recibirían su gratificación en la primera semana de diciembre.
Puede que la gobernadora no haya cedido ante la presión pública, pero eso parece. Por otra parte, es demasiado astuta como para cometer un error tan grande. La promesa realizada durante la campaña, reflejada en detalle en los relucientes folletos que contenían la plataforma del Partido Popular Democrático, especifica que el aumento anual se efectuaría en cantidades de $125 a lo largo de su mandato. Si este es el caso, no lo ha sabido manejar bien. Lo que habría que haber hecho es que el Secretario de Relaciones Publicas, Jorge Colberg Toro, dijera "no se preocupen, la gobernadora tiene previsto hacer un comunicado a este respecto". Podría ser una muestra de lo que los responsables del gobierno ya han dicho anteriormente: a la gobernadora no le gusta que la presionen.
Pero incluso si hubiera cambiado de idea, nadie debería culparla. Era previsible que acabase claudicando, ante los líderes sindicales protestando sobre las promesas incumplidas de la campaña y los oponentes políticos retándola a que no aumentase la gratificación.
El tema del coste de la nomina de los funcionarios del gobierno tendrá que ser abordado de forma seria por parte de los tres partidos políticos. Incluso el Partido Independentista Puertorriqueño defendió el aumento de la gratificación. Pero un concepto paternalista del gobierno no es algo que el gobierno de Puerto Rico deba traer consigo al nuevo siglo, y todos los partidos deberían estar de acuerdo a este respecto. Un buen sitio donde empezar, es acordar que cualquier otro aumento para los funcionarios públicos debería ser concedido mediante un esquema de incremento por méritos. Después de todo, los funcionarios públicos acaban de recibir un sustancioso aumento en su paga mensual y la economía está en una situación deplorable.
La lucha antidroga necesita un plan
No obstante, la gobernadora Calderón no debería sucumbir a la presión pública que va en aumento para que no firme la ley sobre un plan integral para la lucha contra el tráfico ilegal de drogas y su uso, que fue aprobada esta semana por la Cámara Legislativa por un estrecho margen. El plan está muy lejos de ser perfecto. Los legisladores del Partido Nuevo Progresista se quejaron de que la mayoría del Partido Popular Democrático había diluido los baremos de rendimiento contenidos en la legislación original, y muchos votaron contra ella. Habiendo tres representantes del PPD que se abstuvieron de dicha medida, a duras pena fue aprobada.
Se ha tardado dos años en elaborar el plan y debe entrar en vigor. Debería haber unos baremos de rendimiento más rígidos y, sin duda, se necesitan otras mejoras. Pero el hecho de que el plan pueda mejorarse no es razón para que no sea aprobado. Se trata de una amplia visión, desde el aspecto de aplicación y tratamiento, de cómo tratar el problema de las drogas, que parece estar empeorando. Y solo por esta razón, debería entrar en vigor.
Tras el estrecho margen con que fue aprobada, se están alzando voces para que sea eliminada, debido a sus disposiciones que supuestamente demandan una mayor "medicalizacion" de las drogas. Los moderadores de programas de debate conservadores y una campaña en los medios radiofónicos que invadió las ondas radiofónicas de la isla el miércoles, atacaron al plan como "inmoral" ya que "incitaba" a los adictos a seguir con sus vicios.
Lo que el plan realmente hace es convertir en política pública la mejora del terrible programa de metadona del ELA, que se ofrece a través de unas cuantas agencias del gobierno, solo a una pequeña parte de los adictos a la heroína que se calcula existen en la isla, y a menudo sin suficiente asesoramiento ni otros importantes servicios.
Tal como están las cosas, a menos que se obtenga una puesta al día de millones de dólares y se logre un mayor presupuesto del Departamento de Salud, el programa puede correr el riesgo de perder financiación federal. Los responsables del programa confían en que obtendrán el dinero y se salvará el programa, y desearían ampliar el programa para permitirles que las clínicas privadas de tratamiento antidroga empiecen a suministrar metadona.
En lugar de las drásticas medidas inmorales que denuncian los agoreros comentaristas de radio, se trata de una respuesta positiva al problema del abuso de drogas, basado en un modelo ampliamente utilizado en los Estados Unidos. De hecho, Puerto Rico está muy rezagado respecto a muchos estados, tales como Nueva York y Florida, que suministran metadona a los adictos casi exclusivamente a través de clínicas de tratamiento antidroga autorizadas, y llegan a un sector mucho más amplio de la población de adictos. El Asesoramiento y otros servicios auxiliares también parecen tener más amplia cobertura en los estados continentales.
El problema de la droga es real. La heroína barata está disponible en todas las ciudades, la adicción es una enfermedad que se deja sentir por toda la isla, y las clases sociales y las personalidades de la televisión están siendo acusadas de tráfico. El hecho es que los crímenes más violentos y los criminales más violentos surgen del comercio de la droga.
La cuestión de la metadona solo es una pequeña parte del plan global sobre la droga. Literalmente promete ofrecer una dosis a los adictos isleños empeñados en tratar de dar un giro a sus vidas. Juzguen su eficacia, muy bien, pero háganlo en términos empíricos, no moralistas. Y sobre todo, denle una oportunidad.
John Marino, Editor de Ciudad de The San Juan Star, escribe la columna semanal Reporte de Puerto Rico para el Puerto Rico Herald. Su dirección de e-mail es: Marino@coqui.net |