El camino ha sido arduo para la primera mujer que ocupa el puesto de Gobernadora de Puerto Rico durante sus primeros dos años de mandato. Fue saludada con una oleada de cierres de empresas manufactureras en medio de una sombría perspectiva de la economía cuando asumió su cargo en enero del 2001. Una férrea postura respecto a Vieques pareció hacer aún más difíciles las negociaciones con Washington para una Gobernadora en su primer año, y luego se produjeron las negativas repercusiones económicas y de todo tipo que siguieron a los ataques terroristas del 11 de septiembre, sin mencionar la inestabilidad interna de su administración, marcada por un incesante cambio de rostros en los puestos importantes.
Pero Sila María Calderón, en el punto medio de su mandato de cuatro años, irradia confianza y una firme concentración. Tiene la mirada puesta más allá de las críticas actuales del día.
"Hemos logrado cambiar el rumbo de este barco," dice, durante una de las muchas entrevistas de fin de año que está concediendo a los periodistas de la isla, refiriéndose al enorme gobierno del ELA. "Esperen y verán. Todos mis proyectos están listos para ponerse en marcha este año."
Hasta ahora, Calderón todavía ha de cumplir las expectativas de algunos excepto quizás las de sus detractores. Cuando asumió el mandato, prometió presionar para que la marcha de la Marina fuera antes del 1 de mayo, 2003 y lograr un nuevo incentivo fiscal federal antes del pasado verano, por lo cual la Gobernadora tampoco ha cumplido las expectativas que ella mima se fijó.
Pero hoy dice que está orgullosa de sus iniciativas para el desarrollo económico tales como la drástica reducción a la mitad de los impuestos sobre las ganancias del capital y el ofrecimiento a las empresas estratégicas que inviertan en Puerto Rico de una tasa de impuestos cero las cuales dice han tenido como resultado el reciente crecimiento económico que ha aventajado el de los EE.UU. y Europa. Calderón también afirma que se han creado 60.000 puestos de trabajo netos durante sus primeros dos años en el cargo, y dice que puede alcanzar la promesa hecha durante la campaña de crear 100.000 puestos de trabajo durante sus cuatro años de mandato.
La administración lo ha hecho, según Calderón, recalcando la importancia que tiene la creación de puestos de trabajo a todos los secretarios de su Gabinete, incluso aquellos que normalmente no están involucrados en el desarrollo económico, tales como el superintendente de Policía o el secretario de Educación. "Empleo, empleo, empleo" ha sido el lema reiterativo de la administración Calderón, dice la Gobernadora, así como "es la economía, estúpido" fue en su momento el lema reiterativo de la administración Clinton.
Calderón dice que tiene confianza en que la economía local realmente empezará a encauzarse este año. Y su presidente de la Junta de Planificación ha predicho un crecimiento del 2,3 por ciento en el año fiscal 2003.
Existen muchas advertencias implícitas en lo que dice la Gobernadora. Aproximadamente un 15 por ciento de los nuevos puestos de trabajo ha sido en el gobierno, aunque la Gobernadora admite que el enorme gobierno del ELA necesita reducirse- Muchos de los trabajos creados por la administración parecen ser con salario muy bajo y en algunos casos, temporales, mientras que los trabajos mejor pagados en la industria están siendo creados a un ritmo más lento. La promoción de puestos de trabajo por parte del Fomento, por ejemplo, se ha reducido a 1.228 empleos en el año fiscal 2002, que finaliza el 30 de junio del 2002, en comparación con los 2.374 durante el anterior año fiscal.
El argumento de Calderón de que el objetivo central de su administración ha sido la creación de puestos de trabajo también se ve vapuleado por los críticos que señalan hechos como su oposición a la adquisición de Wal-Mart de los Supermercados Amigo y las notorias disputas sobre los permisos concedidos para proyectos de construcción posteriormente paralizados por incumplimiento de las leyes urbanísticas del ELA.
Y hay muchas cosas de las cuales no le gusta hablar a Calderón las críticas que surgen a diario. Uno de los principales puntos de preocupación del público se centra en el cambio de puesto entre Miguel Periera y Victor Rivera, yendo a ocupar el primero la dirección de Correcciones, mientras que este último dejó ese cargo para asumir la dirección del Departamento de Policía.
La marcha de Periera de la Policía ocurrió en un momento en que estaba prometiendo amplios cambios, tales como una drástica reducción de los niveles de personal para invertir en tecnología y establecer un ambicioso incide de resolución de crímenes del 45 por ciento hasta el momento, que aún está muy lejos de alcanzarse. El crimen, en general, también va en aumento.
Entretanto, el Departamento de Correcciones sigue luchando bajo el peso de décadas de antiguos litigios sobre las condiciones de las prisiones, así como crónicos motivos de preocupación sobre la seguridad. Esta misma semana, un helicóptero accedió volando al complejo penitenciario de Las Cucharas en Ponce y se marchó con cinco asesinos convictos. A primeros de año, un prisionero sospechoso de docenas de violaciones y asesinatos, logró escapar de un furgón blindado de la penitenciaria delante del Centro Judicial de San Juan donde era llevado, supuestamente bajo medidas de alta seguridad, para asistir a una vista sobre uno de esos casos.
La Gobernadora simplemente mantiene su alegación de que fue una "decisión de gestión", lo cual no aclara mucho las razones que motivaron dichos cambios en estos notorios puestos del Gabinete, incluso en vista de la creciente preocupación del público sobre la ley y el orden ante el aumento del crimen y las notorias fugas.
Los puertorriqueños probablemente empiecen a ver este año el fruto de los proyectos que la administración Calderón ha puesto en marcha. Existen numerosos proyectos planificados para centros urbanos, así como en las comunidades pobres a través del programa de Comunidades Especiales de la Gobernadora. En ese sentido, este período de mandato de Calderón como Gobernadora ha sido un reflejo de su anterior cargo como alcaldesa de San Juan, durante el cual la mayoría de los proyectos de obras públicas se conluyeron en la última mitad de su administración. Y luego, claro, están todos aquellos otros proyectos comenzados bajo la administración del anterior Gobernador Pedro Rosselló, que siguen sin terminarse.
Si Calderón lleva a término el Tren Urbano para el Día de las Elecciones, tal como se espera, será un golpe de suerte para su administración incluso si su oponente es el ingeniero que abrió el camino para dicho proyecto, el Presidente del Partido Nuevo Progresista, Carlos Pesquera. Y los proyectos menores que promete, que sin embargo suman una cifra considerable, afectarán a un incalculable número de votantes de un modo muy directo. A menos que el liderazgo del PNP reciba un dramático suministro de energía nueva antes de ese momento, podría ser suficiente para ganar la reelección.
Pero a medio camino de su mandato de cuatro años, Calderón todavía tiene que definir su administración o dejar una impronta distintiva como Gobernadora. Todavía intenta ser muchas cosas para muchas personas diferentes, y al hacerlo ha evadido los grandes conceptos que marcaron la administración de su predecesor, Pedro Rosselló, quien prometió y cumplió, con diversos grados de éxito, reforma sanitaria, privatización a gran escala y diversificación de la economía del ELA.
Entre sus ataques sobre la corrupción bajo la administración Rosselló y las quejas sobre el desorden fiscal que se encontró al asumir el cargo, a veces la Gobernadora, da muestras de comprender que todavía debe dejar su impronta. Pero también existe la confianza, como si Calderón estuviera diciendo "hay tiempo suficiente para eso."
John Marino, Editor de Ciudad de The San Juan Star, escribe la columna semanal Reporte de Puerto Rico para el Puerto Rico Herald. Su dirección de e-mail es: Marino@coqui.net |