Durante su corta carrera política, Alida Arizmendi puede no haber demostrado ser la mejor legisladora durante sus dos años en la Cámara de Representantes.
Pero los votantes de Puerto Rico la pusieron en el cargo y deberían tener el derecho de elegir su sucesor ahora que ella ha renunciado a su escaño.
Lo cual no ocurrirá, ya que los dos aspirantes anunciados para el escaño -- el anterior Secretario de Asuntos Públicos de La Fortaleza, Jorge Colberg Toro, y el hijo menor del anterior Gobernador Rafael Hernández Colón, Juan Eugenio Hernández Mayoral han cedido ante el llamamiento de la Gobernadora Calderón y de otros lideres del Partido Popular Democrático para evitar a toda costa una batalla en las primarias.
Dado que Arizmendi que había sido actriz de telenovelas y dimitió para evitar ser juzgada por la Cámara acusada de haber hecho trampas en su declaración de impuestos y mal uso de fondos de la campaña, entre otras alegaciones es del partido popular, su escaño pertenece al PPD. Pero el partido debería ocupar el escaño permitiendo que otros miembros votasen, en lugar de dejarlo en manos de los decanos.
En lugar de enfrentarse a una votación, los dos aspirantes están de acuerdo en permitir que sean los peces gordos del partidoalcaldes, dirigentes de comités municipales y legisladores los que tomen la decisión. Está previsto que este proceso catapulte a Colberg Toro al escaño, a la vez que garantice el respaldo del partido para Hernández Mayoral al presentarse para un escaño vacante en el 2004. Se espera que entonces Colberg Toro intente llegar al Senado, donde intentó sin éxito conseguir un escaño en las elecciones del 2000.
Todo resulta muy conveniente para el partido. Consiguen tener ahora a Colberg Toro un experto en política y un cercano aliado político de Calderón en la Cámara y el respaldo de los seguidores del sector RHC para el partido cuando tenga verdadero peso en el 2004.
En tanto que la Gobernadora pierde un eficaz miembro del Gabinete, gana mucho de inmediato con su influencia en la Cámara. Por esta razón, probablemente optó por que él se marchase ahora, en lugar de dentro de un año, cuando sus ambiciones respecto al Senado hubieran de todos modos hecho necesaria su dimisión.
Calderón dispone de tiempo suficiente para encontrar un sustituto adecuado y poner en orden su administración antes de que la campaña de las elecciones del 2004 esté en pleno apogeo
Aunque no es probable que se encuentren defensores de la estadidad o independentistas que canten sus alabanzas, Colberg Toro, que no es particularmente intelectual ni idealista, resultó ser un implacable critico de la oposición política y un vocal conciso para la política de la administración durante su año como Secretario de Asuntos Públicos, un cargo creado para él. Su talento es una rara combinación entre los miembros de la administración Calderón.
Pero mientras el acuerdo para ocupar el escaño de Arizmendi resultó relativamente indoloro para el PPD, arrebató a sus miembros el derecho a voto y es muy probable que a la larga pase factura al partido.
El acuerdo evoca las negociaciones de puertas hacia dentro que tan perjudiciales resultan para el votante puertorriqueño. Cuando el Secretario General del PPD, Fernando Torres, anunció que los dos aspirantes habían aprobado el "método alternativo" de elección, se negó a revelar concretamente en que consistía, lo cual solo sirvió para resaltar el carácter antidemocrático del proceso.
Algunos veteranos políticos del PPD que estuvieron de acuerdo con la decisión de evitar unas primarias, argumentaron que el partido debería haber convocado al menos una convención de su Consejo General para elegir un ganador en votación abierta.
Ahora bien, nadie sabrá con seguridad si fue sencillamente la presidenta del PPD, Calderón, la que escogió por si misma. El hecho de que los dos supuestos candidatos procedan de dos dinastías de familias políticas solo contribuye a la mala imagen que sale a la superficie.
El PPD justificó en parte su decisión de evitar unas primarias con el costo de $2 millones de la votación. Dado que se trataría de una votación en toda la isla para un escaño vacante, los costos son mucho más altos que los de las dos primarias celebradas por el Partido Nuevo Progresista para ocupar escaños de distrito en San Juan y Bayamón con el fin de cubrir dos dimisiones.
Pero para una administración que propone un gasto anual de $10 a $20 millones para la financiación de las campañas políticas con fondos públicos como una "inversión" para el pueblo de Puerto Rico, la postura resulta hipócrita.
La verdadera razón de que el partido esté tratando de evitar unas primarias es el temor a las enemistades que ocasionarían. "El PPD no soportará otra división," gritaban esta semana los titulares de un periódico.
La batalla política se vería como otro enfrentamiento entre los sectores de Calderón y RHC dentro del partido, aportando nuevas oportunidades de ataque para los oponentes políticos.
Evitando la votación, el partido también podrá ocupar con más rapidez el escaño de Arizmendi importante porque la mayoría del PPD en la Cámara sólo dispone de un voto de ventaja sobre lo que se necesita para pasar la mayor parte de la legislación.
Pero a largo plazo, el partido saldrá perjudicado por su decisión de no llevar a cabo unas primarias. Por una parte, a pesar de dichos temores sobre una batalla política interna, las primarias pueden resultar realmente saludables. Suscitan la atención de los medios de comunicación, estimulan el debate interno, y sirven de ensayo de la carrera electoral para los candidatos y la maquinaria política.
Nada a dado tanta energía al Partido Nuevo Progresista como el que se hable de que el anterior Gobernador Pedro Rosselló pudiera volver a la política local, provocando una batalla en las primarias con el presidente del PNP, Carlos Pesquera.
La justificación del PPD de que evitando una primaria se ahorra dinero de los contribuyentes es una falsedad fabricada por ellos mismos.
No se puede poner precio a la democracia, y al evitar una primaria los líderes del PPD están dando la espalda a los votantes que les han dado el poder.
John Marino, Editor de Ciudad de The San Juan Star, escribe la columna semanal Reporte de Puerto Rico para el Puerto Rico Herald. Su dirección de e-mail es: Marino@coqui.net |