REPORTE DE PUERTO RICO

Vieques: un caso que sentará precedente sobre la limpieza militar

por John Marino

2 de mayo de 2003
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. JOHN MARINOEn vísperas del traspaso de los terrenos que posee la Marina en Vieques al Departamento del Interior, la Gobernadora Calderón anunció que iba a solicitar formalmente la inclusión de los antiguos terrenos de entrenamiento en el ‘Superfondo’, o Lista de Prioridades Nacionales, donde se incluyen los sitios más contaminados de la nación.

La medida — aunque llega algo tarde — es buena. Los activistas comunitarios y medioambientales que siguen el laberinto de leyes aplicables a la zona, creen que la designación como NPL o Superfondo aumentaría la importancia de Vieques y podría lograr fondos adicionales, al menos para vigilancia comunitaria y, desde luego, no haría ningún daño.

La sugerencia de aprovechar plenamente la ley medioambiental federal, paradójicamente, fue hecha por el Partido Independentista Puertorriqueño el pasado mes de diciembre. Y fue la curiosidad del reportero medioambiental local, Jon Rust, quien primero hizo público el hecho de que el gobernador de cualquier estado — o en este caso del ELA — tiene autoridad para designar una zona dentro de su jurisdicción en la lista — sin que fuera cuestionado. Ni los responsables del PIP, ni las autoridades medioambientales locales o federales, pudieron confirmar ese hecho hasta que la historia salió a la luz. El miércoles, Calderón dijo "El gobierno del ELA nunca ha ejercido esa opción como única solución milagrosa. Este es el sitio que más merece su inclusión."

Pero la medida no es una solución milagrosa. La limpieza y la esperanza de controlar gran parte de los terrenos que anteriormente pertenecieron a la Marina, requerirán el esfuerzo concentrado — de una duración que probablemente perdure tras las administraciones de San Juan y Washington. La complejidad de la ley medioambiental por si sola — especialmente en cuanto a la difusa zona de la omisión regulatoria federal de lo militar — es una de sus razones. También parece existir una tendencia natural entre las agencias federales a imponer acciones una contra otra solo cuando se ven obligadas a ello.

No existe una gran recompensa política jugárselo todo por menos de 10.000 ciudadanos estadounidenses — especialmente cuando la historia de Vieques está perdiendo importancia para el interés público después de cuatro años. Tanto las administraciones del Partido Popular Democrático como del Partido Nuevo Progresista han cerrado los ojos cuando se han enfrentado con una ocasión para obligar a la Marina a reparar su negligencia medioambiental. Pero jugárselo todo por Vieques ahora es lo correcto.

Muchos puertorriqueños — y algunos deseosos de notoriedad en los estados — viajan a Vieques para celebrar la victoria de la pequeña ciudad sobre el que ha sido su gigantesco terrateniente durante seis décadas. Muchos otros se tapan los oídos con las manos a lo largo del fin de semana, deseando encarecidamente que todo el tema desaparezca del comentario público con la partida de la Marina. Y muchos, a ambos lados de la cuestión, ven las ramificaciones del status político en toda la saga de Vieques.

Vieques es la metáfora perfecta del status político de Puerto Rico con los Estados Unidos, para aquellos que tratan de encontrar una. Pero Vieques fue así mismo ese raro caso capaz de alzarse por encima del continuado debate sobre el status político. Calderón demostró que la administración de un ELA — a pesar de la desventaja de no disponer de miembros con voto en el Congreso, ni del voto presidencial local— podía ejercer influencia a nivel nacional con sus relaciones con las personalidades políticas estatales, notablemente el Gobernador de Nueva York, George Pataki. Su predecesor pro estadidad y actual rival, Pedro Rosselló, había hecho lo mismo con el Presidente Bill Clinton. Incluso Rubén Berríos, en su momento más lírico desde su campamento en la playa de Vieques, había ocupado las primeras páginas del New York Times, con argumentos convincentes para que los Estados Unidos abordasen la cuestión del status político de Puerto Rico.

La limpieza de Vieques sentará un precedente que será vigilado de cerca por todos los estados, en los cuales las jurisdicciones locales tienen preocupaciones similares sobre campos de entrenamiento militar cerrados o en activo en sus vecindario. Una red de grupos de vigilancia medioambiental sobre operaciones militares ya ha establecido alianzas con los grupos comunitarios de Vieques. Pero existe la posibilidad de una alianza más amplia de apoyo político debido a las implicaciones de la cuestión a nivel nacional. En pocas palabras, la oportunidad de que las valiosas relaciones con los políticos estatales entabladas sobre la cuestión de Vieques prosigan si se continúa con la demanda de incluso un nivel razonable de limpieza.

Durante largo tiempo, todas las facciones políticas de Puerto Rico hablaron con una sola voz sobre Vieques. Y el principal motivo de esto fue que el tema fue pintado como una cuestión de salud y justicia social. La limpieza de Vieques es la continuación para mantener el enfoque sobre Vieques donde le corresponde.

En las semanas, meses y años sucesivos, debería haber un consenso por parte del gobierno del ELA para al menos insistir en que se lleven a cabo más amplios análisis de la tierra, el agua subterránea y el aire antes de que el alcance de los planes para la futura limpieza queden acordados definitivamente.

Calladamente, el gobierno de Puerto Rico ha echado abajo los planes de limpieza del gobierno federal para Vieques oriental, porque la marina todavía tiene que proporcionar un recuento más exhaustivo de las municiones y sustancias químicas utilizadas a lo largo de décadas de juegos de guerra que se llevaban a la práctica en el extremo este del municipio de la isla.

El gobierno del ELA dice que los planes se basan en datos limitados y, en algunos casos, antiguos. Lo que es aun peor, no existen suficientes datos sobre antecedentes medioambientales, amplias listas sobre municiones, componentes químicos y otros contaminantes ni análisis del suelo y de las aguas subterráneas en los planes para determinar los parámetros de cualquier limpieza.

Las críticas de los planes por parte del ELA tienen su eco en los comentarios presentados por los grupos comunitarios y medioambientales locales.

La administración Calderón también ha contratado silenciosamente a un asesor para analizar la contaminación potencial en torno al antiguo buque objetivo nuclear, el USS Killen, hundido cerca de una playa del sur junto con una barcaza, ambos cargados con numerosos barriles de 55 galones. La petición de la clasificación Superfondo es otro paso en la dirección adecuada.

Pero la administración todavía tiene que trazar públicamente el rumbo a seguir para garantizar la salud de los residentes de Vieques y su medioambiente, mediante un plan claramente expuesto de análisis medioambientales y de limpieza. Es necesario que esto se lleve a cabo.

 


John Marino, Editor de Ciudad de The San Juan Star, escribe la columna semanal Reporte de Puerto Rico para el Puerto Rico Herald. Su dirección de e-mail es: Marino@coqui.net

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