El cómo un mentiroso en serie de 27 años no solo haya podido conservar un puesto de trabajo en el venerable New York Times si no que además haya prosperado allí, haciéndose con comisiones nacionales de primera, ha incitado a los periodistas de toda la nación a hacer examen de conciencia y ha hecho afilar las armas de los críticos de los medios de comunicación desde la costa este a la costa oeste.
Pero aquí abajo, en San Juan, Puerto Rico, la prensa local también ha sido golpeada duramente.
El testimonio de esta semana ante el tribunal Federal daba a entender que un destacado columnista podría haberse visto sometido a influencias financieras o políticas al escribir una columna atacando la integridad del principal testigo del gobierno federal en el primer caso del Instituto del SIDA de San Juan, donde el coordinador del Instituto, Kourí y sus compinches robaron $2,3 millones en fondos federales destinados a la ayuda de los desesperados pacientes de SIDA. Una periodista cuyo nombre no se facilitó, supuestamente confió en las investigaciones de la defensa al preparar su cobertura del juicio, según el testimonio dado, nada más ni nada menos, que por el cerebro de la trama fraudulenta del Instituto del SIDA, Kourí otro mentiroso en serie.
La semana pasada, el anterior Gobernador Pedro Rosselló dijo que demandaría a Claridad, un semanario socialista, después de que éste afirmase que él y varios antiguos responsables de la administración y aliados habían abierto cuentas bancarias extranjeras en Panamá, el objetivo de una activa investigación federal, según el informe. El informe que acaparó la atención de las ondas radiofónicas, se dejó entrever en la cobertura de los diarios y la televisión del día siguiente, y dio lugar a una extraña declaración desde la Oficina del Fiscal de los EE.UU., negando que el anterior gobernador fuera objeto de una investigación federal. Tras anunciar que tomaría medidas legales, Rosselló firmó una declaración jurada diciendo que nunca había abierto una cuenta bancaria en el extranjero, y sugirió que los reporteros preguntaran a la Gobernadora Calderón sobre la cuestión.
Además, la semana pasada Nelson Irizarry, que anunció que dimitiría como jefe de la Administración de Regulaciones y Permisos para ocupar un cargo dentro del Instituto de Cooperación para la Seguridad del Hemisferio en Georgia, dijo que pensaba demandad a El Vocero después de que el diario en lengua española, citando fuentes sin nombre, hubiera informado que la Gobernadora había pedido la dimisión de Irizarry tras haber sido visto bailando con otro hombre en un bar de gays. "Quiero que quede constancia de que todas las alegaciones son falsas y que emprenderemos las correspondientes acciones legales contra esta organización de noticias," dijo Irizarry, que se encontraba en ese momento en una base militar durante el supuesto encuentro.
Hay que señalar que la Gobernadora Calderón y los miembros de su familia ya han demandado a El Vocero, después de que éste informase durante la campaña a gobernadora que había maltratado a una antigua empleada del servicio doméstico en su casa cargos que fueron rotundamente negados por los miembros de la familia y por antiguos y actuales empleados.
Esta semana, las alegaciones de Kourí se centraban en Ismael Fernández, un respetado y veterano columnista que durante años ha escrito para El Nuevo Día. Kourí dijo que su abogado Benny Frankie Cerezo sugirió que contratasen a un escritor respetado que atacase al principal testigo del gobierno e "hiciera surgir dudas sobre la credibilidad del testigo." Luego dijo que pagó al anterior Portavoz de la Cámara Edison Misla Aldarondo, hoy en día convicto de felonía, $5.000 después de que telefonease a Fernández.
Lo que en realidad hizo Misla con el dinero no queda claro, pero dadas las recientes revelaciones, no es difícil imaginar que se lo quedó. Un reportero de la Associated Press, uno de los pocos que logró mantener una conversación con Fernández, nunca le preguntó si había recibido un soborno por la columna, un fallo fundamental que podría había servido tanto para limpiar al columnista como para dejarle manchado.
Fernández sí dijo que se reunió con Kourí, después de que el médico Cubano le telefonease a sugerencia de un amigo sin identificar. Reconoció su amistad con Misla, pero negó que tuviese ninguna relación con esta reunión con Kourí. En la reunión, Kourí presentó algunos documentos que luego corroboró con papeles del tribunal federal y otras fuentes antes de salir a la luz con la columna, titulada: "El ángel del fiscal."
Su negación de la conexión Misla es clave el líder de la Cámara ya ha sido acusado de tratar de desviar la investigación del Instituto del SIDA a instancias de Kourí.
En vista de quienes son los que le señalan con el dedo, la mayoría de los reporteros creen que debería darse credibilidad a las palabras de Fernández. Y probablemente tienen razón.
Este hecho podría tener un efecto local positivo sobre la cobertura de las noticias, en vista del hecho de que la mayor parte del tiempo los políticos y sus compinches son objeto de cargos de fraude en el testimonio ofrecido en el tribunal federal. La prensa local no encuentra tan sospechosos dichos testimonios cuando personajes políticos se ven manchados por éstos.
Se dijo que el representante del Partido Nuevo Progresista Oscar Ramos, anterior director del Fondo de Seguro del Estado bajo la administración Rosselló, había recibido $75.000 de un contratista condenado por las autoridades federales por extorsión. Nunca se han presentado cargos federales contra Ramos, y un juez local rechazó la mayoría de los cargos locales presentados contra él basándose en el testimonio de la semana pasada. No obstante, su inminente condena lleva meses anunciándose.
Si el examen de conciencia de los reporteros locales ha sido provocado por los recientes acontecimientos, entonces solo podría resultar beneficioso para la prensa local.
El problema del corresponsal independiente en el New York Times
La rectificación de cuatro páginas escrita por el equipo de redacción y las declaraciones de los principales ejecutivos, de que se trataba de los momentos más oscuros del diario, resultaron impresionantes, y el periódico debería atribuirse el mérito del gusto con que ellos mismos atacaban el escándalo. Pero también había algo tan pomposo en su respuesta ante todo el asunto como si el hecho de que The Times hubiera cometido un error garrafal durante muchos, muchos meses, simplemente tuviera que ser noticia en primera plana.
Enterrado bajo el aluvión de señales cruzadas que permitieron a Jayson Blair hacer progresos en el periódico, a pesar de las evidentes señales de advertencia, puede que se encuentre su absurda política de no dar los créditos de publicación a los reporteros independientes que trabajan en las noticias nacionales.
Estos reporteros anónimos, a menudo responsables de dar forma a la noticia en si, no reciben el reconocimiento de su trabajo en las páginas de noticias, aunque ese trabajo pueda ser importante, lo cual permite a los reporteros del Times con pie de autor, estar a gran distancia de las personas a las que están citando en sus historias, y a gran distancia de los acontecimientos de los cuales están informando como de cerca.
A menudo, los corresponsales independientes pueden ser enteramente responsables de informar de una noticia cuando se ven esos extraños despachos llevando como pie de autor "Especial para el New York Times".
The Times concede créditos de publicación en negocios, deportes, viajes y otras secciones que no son de "noticias". Pero su política para con los corresponsales independientes es paternalista y contradictoria. Ostensiblemente, el Times no nombra a sus corresponsales independientes porque no pone a estos reporteros al mismo nivel de su equipo de redacción no son merecedores de un pie de autor en The Times.
Pero su equipo de redacción a menudo confía en estos corresponsales independientes para hacerlo todo, desde aportar importantes datos de fondo, llevar a cabo entrevistas e investigación y escribir una parte considerable de los artículos. Y apuesto a que la mayoría de los editores no saben hasta que punto una historia en cuestión se basa realmente en la información de un corresponsal independiente.
El asunto del corresponsal independiente no se ha mencionado en el escándalo Blair, pero lo será si Blair tuvo la habilidad de trabajar con corresponsales independientes. De hecho, esconderse tras una red de corresponsales independientes pudiera haber sido una de las maneras en las que Blair elaborase la trama de su engaño.
Periódicos de menos categoría que The Times se esfuerzan por dar el debido reconocimiento a cada una de las fuentes que aportan una historia, no solo como un modo sencillo de cubrirse las espaldas si no de ser justos.
The Times debería hacer lo mismo.
John Marino, Editor de Ciudad de The San Juan Star, escribe la columna semanal Reporte de Puerto Rico para el Puerto Rico Herald. Su dirección de e-mail es: Marino@coqui.net |