El poder de la prensa ha ocupado esta semana las primeras páginas de las noticias a lo largo y ancho de los Estados Unidos, tras el anuncio de la Comisión Federal de Comunicaciones de su decisión de abolir unas disposiciones de hace décadas contra la concentración de la propiedad de medios de comunicación.
Resultó alentador ver como el Congreso convocaba a los comisionados no electos de la CFC a una vista la próxima semana para explicar su decisión, como también resultó esperanzador ver finalmente la amplia cobertura que se dio al paso dado por la CFC. Los críticos de la desregulación desde la extrema derecha a la extrema izquierda finalmente lograron una buena audiencia.
Pero el desmantelamiento de las reglas sobre la propiedad de los medios de comunicación pasó casi inadvertida en Puerto Rico, donde solo hubo una breve referencia enterrada entre las páginas de algunos periódicos o una mención en el parloteo al concluir los noticieros televisados.
Es una lástima, porque la prensa tiene poder en Puerto Rico y a menudo traspasa el límite entre dar a conocer las noticias, a tratar de crearlas. En vista de este hecho, la concentración de poder en los medios de comunicación, que tantas personas temen en los Estados Unidos, podría tener un impacto igualmente grande en el ELA.
Todo el mundo sabe que ciertas empresas de comunicación toman partido sobre ciertas cuestiones o apoyan a determinados partidos políticos o a candidatos. No se diferencia mucho del mundo del periodismo de los periódicos sensacionalistas de las grandes ciudades en los EE.UU.
Los políticos locales tienen conocimiento de esto, pero en lugar de denunciar el hecho, a menudo tratan de ganarse el favor de las empresas de comunicación en un intento por lograr una cobertura positiva. Los comisionados de la CFC votaron a favor de compañías que les obsequiaban con viajes de recreo y otros beneficios por una suma que se ha estimado en $2,8 millones. También en Puerto Rico, existen inversiones hechas para tratar de influir en el comportamiento de los medios.
Una de las razones por las cuales el anuncio de que la Gobernadora Calderón se iba a retirar de la política tras su primer mandato resultase tan impactante para muchos fue precisamente porque ella había estado actuando como si fuera a presentarse a la reelección.
La administración Calderón ha alardeado y sigue haciéndolo de sus logros en anuncios en la prensa a toda plana, a todo color, y en cuñas de televisión y radio hábilmente producidas. La Gobernadora sacó un suplemento de 16 páginas, a todo color, en todos los diarios de la isla en enero, resumiendo los logros de la administración, y comenzó una charla radiofónica semanal patrocinada, en la que pone al día al publico sobre los recientes logros de la administración o da su punto de vista sobre los acontecimientos de actualidad.
Los gobernadores han repetido reiteradamente las justificaciones para este comportamiento una manera legítima de informar al publico al menos desde los tiempos del fundador del Partido Nuevo Progresista, Luis A. Ferré. Parte de la información es un gasto legítimo para informar al publico, como por ejemplo detallar cómo solicitar la Cartilla Sanitaria o dar una lista del nuevo horario ampliado del funcionamiento de ciertas agencias del ELA que tratan directamente con el público.
Pero la elegante presentación, que generalmente se preocupa más de dar una imagen positiva de la administración que de resaltar dicha información de utilidad, no es algo muy necesario.
No es por casualidad que la campaña de publicidad se iniciara en el tercer año del mandato de Calderón. Los gobernadores que quieren ser reelegidos incrementan la publicidad en su tercer año para lograr el mayor impacto sobre la opinión publica antes de que entren en vigor las reglas del año electoral, las cuales exigen que una junta de la Comisión de Elecciones Estatales revise la publicidad del gobierno en cuanto a su contenido político.
El porqué Calderón lo está haciendo resulta más complejo. Puede ser que su ambición personal sea dejar un buen recuerdo en sus conciudadanos puertorriqueños, o puede ser que espere que todas las buenas noticias sobre lo que ella ha hecho tanto si se trata de publicidad pagada o no beneficie al sucesor escogido personalmente por ella, José Alfredo Hernández Mayoral, o puede que sea un poco de las dos.
Calderón quizá pueda alegar que ha gastado menos que su predecesor, el Gobernador Pedro Rosselló, que perfeccionó el arte de alardear de sus logros en llamativos y costosos anuncios en los medios de comunicación, elevando esta práctica hasta nuevos niveles, pero no puede negar que está haciendo lo mismo.
Está claro que los dos periódicos más importantes de la isla están en bandos contrarios, por lo que al menos existe cierta igualdad. Parece ser que El Nuevo Día apoya al bando de Hernández Mayoral-Calderón, mientras que El Vocero está apoyando al bando opositor de Rosselló.
Desde luego, El Día presentó el mes pasado una encuesta que mostraba a la Gobernadora por detrás de sus dos oponentes potenciales del PNP Rosselló y el presidente del PNP Carlos Pesquera. Pero en la primera aparición pública de Calderón tras su publicación, fue capaz de borrar dos días de primeras planas negativas en El Nuevo Día. En brillantes colores, justo debajo de la cabecera, una Calderón sonriente y confiada, con la mano levantada como rechazando los resultados de la encuesta, aparecía al lado de la cita "Me siento segura y confiada." La foto mostraba a la gobernadora vestida en el tono amarillo, ahora característico de su campaña, sobre un fondo con indicios del rojo brillante de su partido pro estadidad. Se trataba de la misma combinación de colores utilizada en los anuncios de la administración Calderón. Un subtitulo informaba a los lectores de que la Gobernadora solo confía en los resultados de sus propias encuestas. En vista de semejante cobertura, la encuesta de hecho podría haber beneficiado finalmente a Calderón.
Calderón, que se retiró de la reelección tras este golpe de efecto ante los medios, está siendo bastante justa al repartir los gastos de los anuncios del gobierno entre los diversos medios. Lo cual refuerza aún más la justificación de que los gastos del gobierno en medios de comunicación pueden ser algo tan inocuo como comprar un automóvil o el servicio de llamadas a larga distancia.
Pero también está la cuestión de la emisión de un bono respaldado por el gobierno para la empresa matriz de El Día. Uno de los primeros actos de Calderón en el cargo fue dar por cerrada la emisión de bonos Afica respaldados por el gobierno que permitió a la empresa matriz de El Nuevo Día refinanciar una deuda de millones a un interés drásticamente más bajo. Existe algo más que publicidad entre ambos.
No esperen que Rosselló vaya promocionando El Nuevo Día, a pesar de que su encuesta le presentaba como el gran ganador, aplastando a Pesquera en unas primarias y pasando posteriormente a derrotar a Calderón.
Sigue existiendo animosidad entre Rosselló y El Nuevo Día desde que presentó una demanda contra Rosselló como gobernador, acusándole de que la cancelación de un anuncio masivo del gobierno fue como castigo al diario por la negativa cobertura de prensa. Los responsables de la administración Rosselló replicaron que habían estado buscando mejores tratos. Las heridas causadas por esta desavenencia aún siguen abiertas. Desde que dejara el cargo, Rosselló ha acusado al diario de estar confabulado con Calderón y los fiscales federales en una conspiración para destruir el movimiento pro estadidad de la isla.
A su vez, El Día ha ignorado las dos ocasiones en que Rosselló a regresado a la isla desde el anuncio de su candidatura, un desaire intencionado, sin duda. El domingo siguiente al lanzamiento de la candidatura a gobernador de Hernández Mayoral, el periódico dedicó su primera página al candidato y el principal espacio en las noticias a una entrevista intima con favorecedoras fotografías de familia. Pero aunque publicaba reportajes sobre el regreso de Rosselló, se les restaba importancia y no eran tratados en primera plana.
Las cosas no han sido siempre así. En un momento dado, en la carrera por la reelección de Rosselló en 1996, en la cual logró un millón de votos histórico, El Día fue el vehículo publicitario favorecido por la administración Rosselló, y él fue su personaje político favorito.
Hoy, el anterior gobernador puede esperar una gran cobertura por parte de El Vocero, si uno se deja guiar por unas cuantas ediciones recientes. La primera entrevista concedida por Rosselló tras la retirada política de Calderón recibió tratamiento real primera plana y abiertamente patrimonial en el diario en español. La entrevista era interesante, pero el hecho de que Rosselló confiase en derrotar a cualquier candidato que pudiera presentar el Partido Popular Democrático no puede considerarse un acontecimiento merecedor de titulares. No obstante, eso es lo que proclamaban los titulares rojo sangre de su portada.
Muchas estaciones de radio también se consideran generalmente partidarias de uno u otro partido político. De hecho, no fue casualidad que Rosselló escogiera radio WAPA para anunciar su regreso a la política local dada la favorable cobertura que podía esperar.
No obstante, es la gran diversidad de los medios de comunicación en Puerto Rico, particularmente sus agencias de noticias, la que cancela las distorsiones que podrían ocasionar unas relaciones tan estrechas en la cima. Si las nuevas regulaciones de la CFC repercutieran de algún modo en dicha diversidad, podría tener un coste muy caro aquí.
Investigando el problema del reportero independiente del New York Times
Es bueno ver como otras empresas de comunicación, en particular las revistas online Salon y Slate, han estado informando sobre la absurda política del New York Times de no conceder crédito en prensa a las historias de los reporteros independientes que contribuyen a las noticias nacionales y que quedó expuesta aquí por primera vez.
La cuestión, que surgió como prolongación de la controversia Jayson Blair, fue adquiriendo mayores proporciones tras el cese del reportero Rick Bragg, de quien los editores estimaban había confiado demasiado en un reportero independiente no remunerado para un despacho de prensa. Posteriormente dimitió.
En verdad, como antiguo reportero independiente del Times, puedo decir que los editores no esperan de los reporteros que confíen en los reporteros independientes hasta el punto en que lo hacía Bragg. Me utilizaban para llevar a cabo investigaciones, llevar a cabo entrevistas y escribir historias para los recuadros complementarios y mantenerles al tanto de ciertas historias en las que estaban interesados.
Como tal, también podían tener la oportunidad de escribir tus propios artículos, pero si eran noticias, aparecían bajo la mención Especial para el New York Times. Solo en negocios, viajes, deportes o artículos especiales, ponían realmente tu nombre.
Y como reportero, puedo decir que sinceramente no podría haber escrito lo que escribió Bragg bajo mi propio pie de autor, ante la dependencia en el trabajo de un colaborador anónimo.
Bragg ignoró ampliamente a Puerto Rico durante el tiempo en que ocupó el cargo de Jefe de la Agencia de Miami, a pesar del hecho de que Puerto Rico formaba parte de su pulso de la actualidad, y las protestas de Vieques explotaron cuando él estaba al cargo. El único despacho de prensa que recuerdo fue sobre los intentos de Puerto Rico por lograr el voto presidencial, y muchas de las voces de las que se hacía eco eran del bien trillado Viejo San Juan, dando la sensación de un reportaje hecho a toda prisa.
Los problemas del Times van más allá de Bragg y Blair, y llegan hasta su política sobre los reporteros independientes. Se debería dar el reconocimiento correspondiente a todos los reporteros independientes. No solo es justo y honrado, si no que dicha política mejoraría la delimitación de responsabilidades en las relaciones entre los reporteros independientes, reporteros y editores.
Los reporteros independientes son a menudo los responsables de dar forma a los reportajes. Se confía en ellos para hacerlo todo desde proporcionar importante información de trasfondo, llevar a cabo entrevistas e investigación y redactar una parte considerable de los artículos.
Merecen recibir el reconocimiento por dichos esfuerzos. La mayoría de los editores tendrían una idea mucho mejor de cuanto se depende de ellos si recibieran su reconocimiento.
John Marino, Editor de Ciudad de The San Juan Star, escribe la columna semanal Reporte de Puerto Rico para el Puerto Rico Herald. Su dirección de e-mail es: Marino@coqui.net |