Click here to see this document in English.

La Independencia de Puerto Rico:

Implicaciones Económicas para los Estados Unidos y Puerto Rico

 

J. Thomas Hexner

Glenn Jenkins

Neil Allison

 

22 de junio, 1998

Estudio Preparado para el Citizens Educational Foundation

 

1 CONCLUSIONES GENERALES

1.1 En cuanto a la reducción de transferencias federales, la posibilidad de la independencia de Puerto Rico supone beneficios delimitados para los EE. UU., pero conlleva ciertos riesgos latentes enormes: la instabilidad regional; los problemas de emigración y de tráfico de drogas; las pérdidas que sufrirán los inversionistas estadounidenses; y los costos importantes que significaría un rescate en el caso de crisis política o económica.

1.2 Teniendo una voz en su proprio futuro, un Puerto Rico independiente adelantará la promesa de nuevo crecimiento. No obstante, en un ambiente de comportamiento normal por parte de los inversionistas y las ambiciones y necesidades de sus ciudadanos, los costos de la independencia serían asombrosos, e. g. los costos de la creación y operación de un nuevo gobierno, el encargo de obligaciones sociales como la Seguridad Social y Medicare para los ciudadanos, el precio más caro de los préstamos, y la fuga de capitales. En un escenario democrático, ¿cuales son las prospectivas de una reforma económica dado un sector público tan importante y una tradición algo desfavorecida hacia la economía del mercado?

 

2 CONCLUSIONES ESPECIFICAS

2.1 El fracaso económico de un Puerto Rico independiente supondría costos muy elevados para los EE. UU. si éste último se viera implicado en una operación de rescate. El proceso de crear nuevos países no está sin sus peligros. La experiencia reciente en Asia y en la antigua Unión Soviética da un indicio de la dificultades y los riesgos que enfrentan las economía en vía de desarrollo, y también ha demostrado los costos elevados del rescate que pesa sobre los países desarrollados que dependen de su estabilidad política y económica.

2.2 La independencia supondría una presión fiscal importante sobre Puerto Rico. El nuevo país perdería más de $4 mil millones de las transferencias federales mientras que estaría haciendo frente a los altos costos de establecer y el mantener un gobierno nacional y ameliorar la infraestructura de la isla y el sistema de educación. Por ejemplo, la empresa de aguas y alcantarillados de Puerto Rico (PRASA) mantiene un sistema de conductos que está deteriorando y que es insuficiente para las necesidades de la isla. Las sequías sufridas durante los tres últimos veranos han provocado el racionamiento de agua en San Juan. La PRASA sufrió pérdidas de unos $40,5 millones en 1997, y ha acumulado deudas que superan más de $1,1 mil millones (1). ¿De que modo podrá Puerto Rico generar los ingresos necesarios sin imponer impuestos que aplastan a los individuos y los negocios?

2.3 Al mismo tiempo, la independencia elevaría el costo de los créditos a causa de la subsiguiente reclasificación en una categoría inferior de los valores gubernamentales. Un país nuevo tiene que probarse en el mercado de capitales, y esta acción resulta en una subida de los precios de los préstamos. Problemas económicos y políticos latentes representan un elemento desfavorable para los mercados del capital, que tienen opciones mundiales.

2.4 El respaldo de una transición hacia un sistema de Seguridad Social independiente en Puerto Rico podría costar hasta $64 mil millones. El seguro social en los EE. UU. es un sistema en que se pagan los gastos mientras vayan surgiendo; es decir, los contribuyentes actuales están en realidad pagando los actuales jubilados. Cualquier transición que continuaría a pagar los actuales jubilados y compensaría los que han cotizado el sistema sería extremadamente costosa. Con cantidades de $11.000 a $17.000 per cápita, ¿cómo podrá Puerto Rico responder a esta obligación? El respaldo de un sistema de Medicare en Puerto Rico sería también tan costoso.

2.5 Durante cualquier periodo de transición, la inversión en Puerto Rico efectivamente se paralizaría. La prospectiva de la independencia generaría un sentimiento de incertidumbre y de riesgo para los inversionistas, particularmente dado el agenda económico articulado por el partido independentista de Puerto Rico. Los inversionistas existentes eliminarían progresivamente sus operaciones en Puerto Rico, y los inversionistas potenciales esperarían a que se aclare el efecto de las políticas económicas y las previsiones en la nación independiente. Los inversionistas locales ya están buscando en el mercado estadounidense un refugio de las incertidumbres que pesan sobre Puerto Rico y la independencia podría transformar esta tendencia en una fuga de capitales. Es improbable que los inversionistas arriesgarían su capital en Puerto Rico hasta pasado el periodo de transición y tres a cinco años de independencia.

2.6 Bajo la independencia, Puerto Rico tendría dificultades en atraer inversiones externas (y locales). Puerto Rico se convertiría en otro país más de la NAFTA o la APEC, competiendo por fondos limitados en un mercado volátil. Es más, los inversionistas perderían las protecciones del sistema legal y regulatorio de los EE. UU. Dado el aumento continuo de la importancia de la globalización, ¿de que modo podrá Puerto Rico distinguirse de Costa Rica, la República Dominicana, Cuba, u otros países en vía de desarrollo?

2.7 Un Puerto Rico independiente necesitaría la firmeza de llevar a cabo las reformas económicas y la privatización necesarias para ser competitivo al nivel mundial. Las reformas económicas requieren el valor político. ¿Sería el gobierno independiente de Puerto Rico capaz de gestionar los sindicatos? ¿Tendría tal gobierno la firmeza política de recortar el sector público? Acciones parecidas tienen un efecto destabilizante, y la instabilidad frena el crecimiento económico y representa un riesgo financiero y de seguridad nacional para los EE. UU.

2.8 Un Puerto Rico independiente estaría mal emplazado para continuar la estrategia tradicional de incentivos fiscales que hasta ahora han sido adoptados por los partidos de la mancomunidad e independentistas. Los incentivos tienen un precio muy alto; las exoneraciones fiscales bajo la Sección 936 todavía cuestan a los EE. UU. $3,4 mil millones por año. ¿De qué modo podrá Puerto Rico adelantar las ventajas competitivas de Chile, Méjico, u otros países en vía de desarrollo? ¿De qué modo podrá Puerto Rico superar los incentivos ofrecidos por Texas, Michigan, o Alabama?

2.9 El déficit importante de la cuenta corriente de Puerto Rico resultará difícil de financiar bajo la independencia. El déficit fiscal de Puerto Rico en su balanza de pagos era $5,4 mil millones en 1996. La independencia amenazaría a la fuente principal de la financiación de este déficit que son las transferencias federales, la inversión empresarial, y el crédito exterior. Cualquier "brecha financiera" resultaría en una rebajada de la producción económica y de los ingresos.

2.10 Las empresas y el gobierno estadounidenses mantienen miles de millones en bienes en riesgo en Puerto Rico. Los inversionistas en los EE. UU. son titulares de $21 mil millones de bonos emitidos por el gobierno de la Mancomunidad. El gobierno de los EE. UU. ha garantizado o asegurado $8 mil millones en préstamos para viviendas en Puerto Rico. Freddie Mac y Fannie Mae han garantizado unos $3 mil millones más en valores basados en préstamos efectuados en Puerto Rico. Los manufactureros norteamericanos tienen $15 mil millones invertidos en bienes depreciables, los cuales dependen particularmente sobre la estabilidad económica a largo plazo. Otras empresas estadounidenses han invertido de forma importante en la isla en el mercado minoristas y en el turismo.

2.11 La aparición de Puerto Rico como una nación independiente supondría serios riesgos para los EE. UU. En cooperación con el Gobierno de Puerto Rico, los EE. UU. invierte una cantidad importante de fondos para garantizar la seguridad de los ciudadanos estadounidenses que residen en la isla y en los estados continentales, e. g. el I. R. S. (Servicio Interno de Impuestos), la D. E. A. (Agencia de Lucha anti-Drogas), el A. T. F. (Agencia de Alcohol, Tabaco, y Armas de Fuego), el I. N. S. (Servicio de Inmigración y Naturalización), las Aduanas de los EE. UU., y las Fuerzas Armadas de los EE. UU. y las Guarda Costas. Las cuestiones claves en la región no sólo se entornan a la seguridad nacional (por ejemplo, en el caso de Cuba), sino también se centran en el narcotráfico y la inmigración ilegal. ¿Podrá el nuevo país de Puerto Rico encargarse con eficacia de esta responsabilidad y asumir los gastos correspondientes? ¿Es el gobierno de los EE. UU. preparado para arriesgarse a tal incertidumbre?

 

3 CONTEXTO

Independiente de su status político, Puerto Rico será heredero de una fuerte y desagradable herencia: una economía estancada, un sector público importante, y una política económica basada en la gestión y regulación estatal. Cualquier régimen será enfrentado por importantes desafíos.

Después de un fuerte crecimiento y la modernización de los años 50 y 60, la economía puertorriqueña se ha básicamente estancado. Durante su transición hacia una economía basada en la industria manufacturera, Puerto Rico experimentó ritmos reales de crecimiento per cápita de 4,1% entre 1955 y 1975. El crecimiento se ha frenado de forma dramática después de 1975, demostrando ritmos reales de crecimiento de 1,1% entre 1975 y 1995.

La renta per cápita en la isla es $8.100, menor a un tercio del nivel estadounidense, $25.600, y la mitad de la renta per cápita del estado más pobre en los EE. UU. A pesar de una integración casi completa en la economía estadounidense, desde los primeros años 70, Puerto Rico ha demostrado una falta de progreso en cuanto a cerrar la brecha que lo separa de los EE. UU.

En 1975, la renta per cápita en Puerto Rico era el 52,5% de la de Mississippi. En 1995, Puerto Rico era, en términos relativos, más pobre, teniendo sólo el 44,2% de la renta per cápita de Mississippi. Del mismo modo, desde los primeros años de los 70, el PNB per cápita de Puerto Rico se ha mantenido menor a un tercio del nivel estadounidense.

El nivel elevado de desempleo ha sido, también, un problema constante para Puerto Rico, superando de forma constante el 10%, lo que significa el doble de la tasa estadounidense. En los años 80, llegó al 22% y actualmente es superior a la tasa norteamericana por unos 14 puntos porcentuales. Más recientemente, la suma de empleos creció sólo por 0,83% en 1997, movimiento que representa menos que un tercio del ritmo de crecimiento promedio en los EE. UU., además de ser más lento que cualquier estado en particular.

El sector público emplea la tercera parte de la mano de obra isleña (el doble del porcentaje en los EE. UU.) (2). Intentos de privatizar y reducir el tamaño del sector público han sido combatidos por los sindicatos que mantienen un poder considerable en la política y la economía. Estos intentos de reforma encontraron una resistencia fuerte y en gran parte fueron desarmados. Un comportamiento agresivo por parte de los sindicatos ha subido los costos de los negocios y restringido la flexibilidad disponible a las empresas en la isla. Puerto Rico también persigue políticas ineficaces de desarrollo basadas en iniciativas estatales y exoneraciones fiscales.

Puerto Rico se enfrenta a un futuro donde la integración y competición mundial será de suma importancia para entrar en los mercados y obtener los fondos de inversión. Desafortunadamente, por el momento, Puerto Rico no se encuentra bien emplazado para tener éxito en ese nuevo ámbito. Un crecimiento económico sostenido requeriría reformas dolorosas y difíciles en el gobierno y en la economía, y una inversión enfocada y continua en su población y en la infraestructura. Las realidades políticas que serán necesarias para atraer los inversionistas y para una economía sana hacen que Puerto Rico tenga por delante un camino difícil.

 

4 LOS COSTOS Y LOS BENEFICIOS DE LA INDEPENDENCIA PARA LOS EE. UU.

4.1 LOS RIESGOS PARA LA INVERSIÓN ESTADOUNIDENSE EN PUERTO RICO

4.1.1 Las inversiones empresariales estadounidenses

Además del comercio importante que representa Puerto Rico, las empresas estadounidenses mantienen un capital considerable invertido en la isla. En Puerto Rico, más de 550 empresas norteamericanas son titulares de bienes, cuyos valores se estiman a $61,0 mil millones (3). Entre estos bienes, aproximadamente $15,1 mil millones están invertidos en bienes depreciables y terrenos (véase cuadro 1)(4). Estos bienes se verían particularmente vulnerables en el caso de la independencia para Puerto Rico. Muchas de las empresas norteamericanas han contado con la protección de leyes federales, el régimen político estable, la economía basada en el dólar, y el acceso libre al mercado estadounidense para sus operaciones, condiciones todas que serían sujetadas a un cambio en el caso que Puerto Rico se haga país independiente.

 Cuadro 1: Bienes de empresas norteamericanas en Puerto Rico, 1998
 Total de los bienes  $61.00 mil millones
 Bienes depreciables  $14.82 mil millones
 Terrenos  $ 0.29 mil millones
Fuente: Datos de 1993 del Departamento de la Tesorería, "U. S. Possessions Corporations, 1993," Statistics of Income Bulletin, Otoño 1997. Cifras de 1998 basados sobre una proyección del ritmo anual de crecimiento de bienes de 6%.

Estas cifras corresponden a empresas que en su mayoría venden sus productos al mercado norteamericano. Empresas estadounidenses han invertido también en el comercio directo con el mercado puertorriqueño, particularmente en los sectores del mercado minorista y en el turismo. Las cinco tiendas del almacén grande J. C. Penny's que mejor desempeñan se sitúan en Puerto Rico. Walmart, Kmart, y Walgreens también realizan una actividad importante en la isla. La mayoría de las empresas hosteleras norteamericanas más importantes también tienen una presencia en la fuerte industria del turismo. Choice Hotels International anunció recientemente que invertirá $15 millones en la construcción de un nuevo hotel y casino en la isla.

4.1.2 El grado de concentración norteamericana en el mercado puertorriqueño de viviendas

La independencia de Puerto Rico también tendría un efecto sobre el mercado de viviendas en Puerto Rico, poniendo en riesgo el gobierno federal que garantiza y asegura los préstamos en Puerto Rico y las empresas norteamericanas que garantizan los valores que financian las hipotecas en Puerto Rico. Si hubiera una salida importante de puertorriqueños de la isla, una bajada de los valores inmobiliarios podría seguir, amenazando el gobierno norteamericano y los inversores con una concentración excesiva de riesgos de financiamiento en el mercado puertorriqueño. Sumado, un estimado de $11 mil millones podría estar a riesgo. El gobierno federal garantiza o asegura más de $8 mil millones en préstamos para viviendas, y Freddie Mac y Fannie Mae tienen garantías sobre $3 mil millones en valores garantizados en hipotecas basados en préstamos efectuados en Puerto Rico.

El gobierno federal. La Administración Federal de Viviendas (Federal Housing Administration-FHA) y la Administración de Veteranos (Veteran's Administration-VA) garantizan hipotecas de viviendas en Puerto Rico. La Administración Federal de Viviendas actualmente ha asegurado 165.460 préstamos en Puerto Rico, lo que representa un valor sumado de $8,14 mil millones (5). El gobierno federal actualmente provee $905 millones en seguros hipotecarios por medio de la Administración Federal de Viviendas cada año en Puerto Rico. La Asociación Nacional de Hipotecas (Government National Mortgage Association (Ginnie Mae)) garantiza los préstamos de la Administración Federal de Viviendas y de la Administración de Veteranos en venta como valores garantizados con hipotecas en el mercado norteamericano. Ginnie Mae informa que tiene $6,9 mil millones en valores vendidos en el mercado norteamericano que están sostenidos por préstamos efectuados en Puerto Rico (6).

Las sociedades anónimas. Freddie Mac (Sociedad Federal de Préstamos Hipotecarios de Vivienda-Federal Home Loan Mortgage Corporation) y Fannie Mae han comprado aproximadamente $3,3 mil millones en préstamos puertorriqueños, que ahora, convertidos en valores garantizados con hipotecas, sus titulares son efectivamente los inversionistas norteamericanos. Ambas sociedades estarían en riesgo en caso de un trastorno de bienes en Puerto Rico, porque garantizan los pagos sobre los valores. Ninguna de las sociedades se ha sujetado a un análisis económico que toma en cuenta tal posibilidad, por ser considerada tan poco probable.

Cuadro 2: Concentración creditaria norteamericana en el mercado puertorriqueño de viviendas
 Administración Federal de Viviendas (FHA) $ 8.14 mil millones
 Freddie Mac y Fannie Mae $ 3.30 mil millones
 Total $ 11.44 mil millones
Notas: Cálculo basado en una muestra tomada en junio 1998 entre los prestamistas más activos en el mercado de Puerto Rico y una estimación de las carteras pendientes de Fannie Mae y Freddie Mac en Puerto Rico. Las cifras no especifican por sociedad, según sus deseos.

4.2 LOS RIESGOS PARA EL COMERCIO NORTEAMERICANO EN PUERTO RICO

Puerto Rico representa un mercado importante para los productos norteamericanos, e importó aproximadamente $12 mil millones en 1996. Si nos basamos en la estimación del Departamento del Comercio que $1 mil millón de exportaciones corresponde a 20.000 empleos, el comercio con Puerto Rico sostiene más de 250.000 puestos de trabajo en los EE. UU. Mientras que cualquier convenio comercial entre los EE. UU. y un Puerto Rico independiente es puramente especulativo, cualquier restricción de la entrada de productos y servicios norteamericanos al mercado puertorriqueño resultaría en una pérdida de empleos para norteamericanos. En particular, el partido independentista se ha enfocado en los productos agrícolas para tales restricciones, con motivo de proteger a los agricultores locales. Sin embargo, es improbable que Puerto Rico se convierta en una entidad competitiva en productos agrícolas por varias razones: una mano de obra más cara, la falta de economía de escala, y el costo elevado del transporte de abastecimiento.

En particular, Florida depende de una economía sana en Puerto Rico. Este estado maneja un estimado $3 mil millones por año en comercio con la isla y es domicilio para 250.000 hispanos de origen puertorriqueña. Florida despacha el 45% del total de comercio estadounidense con los países caribeños, y maneja el 54% de las exportaciones norteamericanas hacia esa región (7).

4.3 LOS RIESGOS PARA LOS TITULARES ESTADOUNIDENSES DE LA DEUDA DE LA MANCOMUNIDAD

La independencia de Puerto Rico podría poner en riesgo a los inversionistas norteamericanos que son titulares de $20,6 mil millones de la deuda del gobierno puertorriqueño (véase el cuadro 3). Mientras que el nuevo status bajo independencia de los bonos emitidos por el gobierno actual de Puerto Rico es pura especulación, es probable que su clasificación de valores rebajaría (8).

Cuadro 3: La Deuda de Sector Público en Puerto Rico
31 de enero de 1998
Deuda directa de Puerto Rico $ 4,919,668
Deuda municipal $ 880,904
Deuda de las empresas públicas  
Deuda garantizada de Puerto Rico  $ 446,442
Deuda apoyada por asignaciones e impuestos de Puerto Rico  $ 8,216,736
Otras deudas no garantizadas $ 6,128,558
Total de deudas empresariales $ 14,791,714 
Total de deuda del sector público $ 20,592,286
Fuente: Government Development Bank

El gobierno de Puerto Rico ya sufre del peso elevado de su deuda. En marzo de este año, el Moody's Investors Service calculó que $14,9 mil millones de la deuda de Puerto Rico están apoyadas en impuestos, lo que da una proporción de deuda apoyada en impuestos a renta personal de 41% (9). Esa proporción representa casi cuatro veces más que la misma proporción obtenida en el caso del estado con el nivel más elevado-Hawaii, y largamente superior a la cifra mediana en los EE. UU. de 2,1%. Las dificultades fiscales a que está sometido un país independiente amenazan estos bonos con el riesgo de falta de pago. La eliminación de transferencias federales (es decir, un tercio de los ingresos en Puerto Rico) y los gastos aumentados de una nueva nación supondría una presión sobre la capacidad del gobierno para realizar las condiciones del servicio de la deuda.

En gran parte, los bonos del gobierno de Puerto Rico están tenidos por inversionistas en los EE. UU (10). Los titulares de bonos puertorriqueños se forman por un conjunto de inversionistas individuales, fondos comunes de inversión, e inversionistas institucionales que en su mayoría son empresas de seguro. Del mismo modo que en el caso de los bonos municipales en los EE. UU., los titulares individuales son mayormente individuos de altos ingresos que pueden gozar de la totalidad del status de franquicia de impuestos.

4.4 LAS IMPLICACIONES FISCALES PARA LOS EE. UU.

El periodo de transición. La Tesorería de los EE. UU. ahorraría durante un periodo de transición comparado con la situación actual del status de mancomunidad. El partido independentista ha propuesto que los EE. UU. proporcione a Puerto Rico un pago fijo "compensatorio" cada año a lo largo de un "periodo razonable de transición" (11). Una legislación (H. R. 856 y S. 472) actualmente ante el Senado incluye un periodo de transición "que no excedería" a los diez años (12). Bajo la propuesta del partido independentista, las transferencias durante dicho periodo se basarían sobre el nivel actual de más de $4 mil millones de transferencias federales a la isla, netas de las prestaciones sociales. A lo largo del periodo de transición, la independencia ahorraría a la Tesorería de los EE. UU. el costo del ajuste para la inflación sobre las transferencias netas, comparado con la opción del caso de la mancomunidad.

A largo plazo, la independencia pondría un fin delimitado al aumento de las transferencias federales a Puerto Rico. Bajo el status de mancomunidad, Puerto Rico cuesta al gobierno federal más de $8 mil millones cada año en beneficios no ganados y exoneraciones fiscales, al mismo tiempo que sus ciudadanos y negocios no pagan impuestos federales sobre la renta ganada en la isla. Desde 1953, el costo que la Mancomunidad ha significado para la Tesorería de los EE. UU. una suma de $150 mil millones (13).

No obstante, existe el riesgo que los ciudadanos norteamericanos no se quedarían en Puerto Rico a causa de la reducción paulatina de sus beneficios federales y su fin eventual bajo la independencia. Además, es improbable que un nuevo gobierno en Puerto Rico sería capaz de sustituir dichos beneficios federales, dado los ingresos reducidos, los costos aumentados y las dificultades de obtención de créditos. Podría ser el caso también que muchos puertorriqueños tomarían la decisión de desplazarse a los EE. UU. si sus beneficios y medios de vida se vieran amenazados. (Los puertorriqueños ya son ciudadanos norteamericanos y tienen el derecho de desplazarse según desean entre Puerto Rico y los cincuenta estados.)

Se ha sugerido que durante y después de la transición hacia la independencia, los EE. UU. pagaría hasta $690 millones por año para mantener sus bases militares en Puerto Rico (14). Estos cálculos se basan en cantidades de ayuda en el extranjero por el "derecho a tener bases" que se proporcionan a las Filipinas y a otros países, ajustando por el tamaño y el valor de las bases en Puerto Rico. Cualquier acuerdo parecido tendría que ser negociado entre los EE. UU. y Puerto Rico.

4.5 LOS COSTOS DE LA TRANSICIÓN DE LA SEGURIDAD SOCIAL

El costo de respaldar una transición hacia un sistema de seguridad social independiente en Puerto Rico sería entre $43 y $64 mil millones. El partido independentista ha propuesto que los recipientes actuales continúen a recibir los beneficios y que los residentes de Puerto Rico que han cotizado el sistema sean compensados por sus contribuciones (15).

Dicho de modo simple, el sistema estadounidense de seguro social no funciona de tal modo. La Seguridad Social es un sistema en la cual se pagan los gastos según vayan surgiendo; es un sistema en que los contribuyentes pagan los beneficiarios actualmente jubilados. Cualquier transición a un nuevo sistema resultaría extremadamente costosa si el gobierno de los EE. UU. tendría que pagar (de un sólo golpe o a plazo largo) 1) los recipientes actuales y 2) compensar los no jubilados por sus contribuciones (las cuales efectivamente ya se han gastado en previos jubilados) sin recibir las cotizaciones de la Seguridad Social de Puerto Rico.

Para el conjunto de los cincuenta estados, la Administración de la Seguridad Social ha calculado que la suma de obligaciones pendientes a contribuyentes actuales y a pensionistas representa $9 billones. El Presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, declaró recientemente que el costo actual de la remuneración de las obligaciones en el porvenir para los actuales y futuros jubilados en los EE. UU. sería $9,5 billones (16). En Puerto Rico, una estimación de este costo da en una cifra entre $43 y $64 mil millones, si el caso es que los jubilados actuales continúen a recibir sus beneficios, y que los trabajadores actuales sean compensados por sus contribuciones (17).

Hemos de suponer que mientras que esté pagando los beneficiarios, el gobierno federal también renunciaría a los ingresos provenientes de las contribuciones al seguro social. Entre los años 1989 y 1997, por ejemplo, los puertorriqueños pagaron un estimado $16,1 mil millones en contribuciones al seguro social. Las contribuciones estimadas para 1997 suman $2,4 mil millones (18).

Del mismo modo que los recipientes en los estados continentales, los puertorriqueños valoran y dependen de sus beneficios que provienen de la Seguridad Social. Es improbable que los ciudadanos estadounidenses aceptarían cualquier riesgo para su fuente principal de beneficios de jubilación. Además, es probable que los ciudadanos norteamericanos se desplazarían a los EE. UU. si se ven amenazados con la eliminación del programa de la Seguridad Social, a lo cual han estado contribuyendo durante décadas, a cambio de una ubicación bajo el nuevo sistema del gobierno de Puerto Rico.

4.6 PUERTO RICO Y LOS INTERESES DE SEGURIDAD NACIONAL DE LOS EE. UU.

La incertidumbre crea riesgos. Con la retirada de la participación del gobierno de los EE. UU., Puerto Rico se verían cargado de los costos de nuevas responsabilidades, y el sólo hecho de llevar los costos no garantiza su desempeño. El Caribe ha sido una región importante para la seguridad nacional durante los últimos cien años, y la presencia continua de los EE. UU. ha fomentado un ambiente de paz y ha mantenido la estabilidad. Cualquier instabilidad política o económica en la región caribeña afecta directamente a los EE. UU., como se ha demostrado en los casos de Haití y Cuba. Se teme que la partida de los EE. UU. crearía una instabilidad en la región.

4.6.1 El riesgo de una emigración aumentada a los EE. UU.

El movimiento de ciudadanos norteamericanos en Puerto Rico entre la isla y el continente ya es muy sensible a las condiciones económicas y políticas de la isla. La independencia amenaza con aumentar de modo significativo los niveles existentes de emigración al continente, por razones de instabilidad general en el ámbito político y económico, la eliminación de la ciudadanía estadounidense para los que nacen en la isla, y la pérdida de beneficios federales.

Siendo ciudadanos norteamericano, los puertorriqueños ya tienen libertad de movimiento absoluta para ir y venir de los EE. UU. De hecho, viajan con frecuencia para visitar a sus familias y amigos, y para trabajar. Los mercados de trabajo de los EE. UU. y Puerto Rico son estrechamente integrados y los movimientos de los niveles de desempleo están del mismo modo estrechamente correlacionados en las dos economías (19).

Varios estudios han encontrado que un 30 a 40% de los puertorriqueños indican que dejarían la isla en el caso que la isla se independice (20). En encuestas más recientes, el 85% de los puertorriqueños identificaron el hecho de tener la ciudadanía norteamericana como su principal preocupación política. Dado este fuerte indico de lealtad, es particularmente probable que los EE. UU. experimentaría una inmigración en gran escala en el caso de independencia.

Hipotéticamente, la población de origen puertorriqueña en los EE. UU. podría verse aumentado de 2,7 a 4,0 millones, si el caso es que el 35% de los puertorriqueños decidan dejar la isla bajo independencia. Los costos de la asistencia social se desplazarían de Puerto Rico a Florida, Nueva York, y otros estados. Los ahorros federales anticipados en bonos para comestibles, por ejemplo, se convertirían en costos de $483 millones (21).

La probable eliminación del sueldo mínimo en Puerto Rico sería otro estímulo para la emigración hacia los EE. UU. Un estudio reciente de los efectos del nivel de sueldo mínimo sobre la migración concluyó que la emigración neta a los EE. UU. alcanza su cima bajo la opción de la independencia. El Profesor Santiago de la Universidad Estatal de Nueva York (SUNY) descubrió que la emigración bajo independencia sería un 19% mayor a lo que sería en el caso de status de mancomunidad, y casi el doble del nivel en el caso de la estadidad (22).

4.6.2 La amenaza que supone para el esfuerzo anti-drogas del gobierno federal

Puerto Rico ya sirve como un conducto importante para las drogas ilegales que entran en los EE. UU. y la independencia reduciría la eficacia del esfuerzo federal para combatir tal tráfico. En reconocimiento del aumento de tráfico de drogas por vía de Puerto Rico, en el año 1994, la Agencia de Lucha Anti-Drogas (Drug Enforcement Agency-DEA) señaló Puerto Rico y las Islas Vírgenes como uno de los siete "Áreas de Alta Intensidad de Narcotráfico." La DEA se incautó de 17,6 toneladas de cocaína en Puerto Rico y el Caribe oriental en 1994.

Puerto Rico tiene una ubicación ideal para realizar el contrabando de drogas hacia los EE. UU. Es un centro importante de transporte aéreo y marítimo, dueño del tercer puerto de mar más frecuentado en América del Norte y el número 14 en el mundo (23). Puerto Rico tiene 300 millas de costa con numerosas bahías aisladas y ensenadas. Los más de seis millones de millas cuadradas de alta mar entre Colombia y los EE. UU. suponen también una dificultad suprema a la hora de vigilar y incautar el contrabando.

La experiencia norteamericana en Sud y Centroamérica ha demostrado la realización de acciones anti-droga en países independientes puede ser frustrante e inefectivo. Si Puerto Rico se hiciera independiente, las agencias federales que actualmente combaten el narcotráfico en Puerto Rico perderían su jurisdicción y a resulto, gran parte de su eficacia.

5 LOS COSTOS Y BENEFICIOS DE LA INDEPENDENCIA PARA PUERTO RICO

5.1 LAS PROBABILIDADES DE UNA REFORMA ECONÓMICA

La independencia ofrecería a un cierto grupo de individuos la oportunidad de tomar las riendas del destino de Puerto Rico. Bajo el status de mancomunidad, los ciudadanos norteamericanos en Puerto Rico no tienen el derecho de votar en las elecciones congresionales o presidenciales, y su representativo tiene una voz, pero no tiene voto. El gobierno federal toma decisiones que afectan profundamente a la economía de Puerto Rico sin que la influencia de los votantes se haga sentido. El pueblo de Puerto Rico sería claramente más involucrado si el proceso fuera realmente suyo.

La economía y el gobierno de Puerto Rico sigue en su necesidad urgente de reformas. La independencia colocaría a su economía en concurrencia directa con otros países en vía de desarrollo en Latinoamérica y en Asia. Estas economías están ya implementando programas de privatización, de libre comercio, y de liberalización económica. Sería sorprendente que un país recientemente independizado tuviera la firmeza política para llevar a cabo las reformas necesarias.

El sector público provee empleos a la tercera parte de la mano de obra en la isla, el doble del porcentaje en los EE. UU. (16%). Los sindicatos se han opuesto ferozmente y de forma irresponsable a los intentos de privatización bajo el gobierno de Rosello. A pesar de haber dado algunos pasos positivos, el gobierno se ha visto forzado a replegarse sobre el terreno seguro del desarrollo dirigido por el estado y de las exoneraciones fiscales. Un gobierno independiente en Puerto Rico no sería capaz de juntar el capital político para implementar las políticas difíciles necesarias que son para el crecimiento.

El desempeño económico de los países independizados después de la Segunda Guerra Mundial sirven como una muestra de las dificultades que resultan de la imposición de reformas. Con pocas excepciones, estas nuevas naciones han vivido un camino económico tortuoso. Singapur ha demostrado un crecimiento sobresaliente, pero es un país que empezó teniendo los mejores recursos de Malasia, un gobierno profesional y honesto, una mano de obra educada, y hasta ahora, una ausencia de tradición democrática, lo que conlleva sus ventajas y desventajas.

5.2 EL CRECIMIENTO ECONÓMICO Y LA CONVERGENCIA

Si Puerto Rico fuera una nación independiente, se inclinaría a una convergencia con las economías en Latinoamérica y el Caribe. Si fuera una parte integral de los EE. UU., se esperaría que Puerto Rico participara en la marcada convergencia que experimentan los estados, en que con el tiempo, los más pobres alcanzan a los más ricos. Estudios recientes indican que Puerto Rico no ha estado convergiendo con la economía de los EE. UU. como se ha esperado, y culpan la incertidumbre del status territorial como el factor que impide esa convergencia (24).

El economista chileno, Fernando Lefort, calculó que el ritmo de crecimiento en Puerto Rico hubiera sido entre 2,2 y 3,5% más rápido si estuviera convergiendo con la economía norteamericana, del modo de los demás cincuenta estados. Bajo la independencia, la economía de Puerto Rico continuaría la tendencia que ha demostrado en los últimos dos décadas de una divergencia con los niveles de renta en los EE. UU. y estaría en convergencia con las economías de América Latina y el Caribe.

5.3 LA CAPACIDAD DE ATRAER A LA INVERSIÓN

¿Cómo podrá Puerto Rico atraer a la inversión con su nuevo status independiente? ¿Cómo se distinguiría de la República Dominicana, Costa Rica, Chile u otros países en vía de desarrollo? Su clima tropical no es una particularidad en Latinoamérica o el Caribe. Su ubicación como puente entre los EE. UU. y Latinoamérica tampoco lo distingue de las demás economías en la región. Puerto Rico está situado a mil millas de Miami. Cuba, por ejemplo, está situado a 90 millas de Key West. Los precios relativamente altos de la mano de obra en la isla dificultan aún más sus esfuerzos de atraer a fábricas buscando una producción de bajo costo. En la industria manufacturera, el sueldo promedio en Puerto Rico por hora es $8, lo que representa el 60% de los sueldos en los EE. UU. Los precios de agua, del alcantarillado y de la electricidad son aproximadamente el doble de lo que se encuentra en los estados continentales.

El sistema legal y regulatorio de los EE. UU. que está vigente en la isla ha sido la clave de la estrategia competitiva de Puerto Rico. La ausencia del cuadro económico y político de los EE. UU. implicaría una pérdida de seguridad que a su vez amenazaría a la capacidad de Puerto Rico de atraer nuevas inversiones y también a las empresas existentes que dependen de ventas en el mercado norteamericano (25). El cambio a un nuevo sistema monetario también crearía numerosos riesgos en Puerto Rico tanto para los inversionistas norteamericanos como para los externos. La economía perdería su fuente principal de la estabilidad en su mercado: el hecho de tener una economía basada en el dólar, hecho que reduce el riesgo de la inflación o de una devaluación de la moneda, y rebaja los gastos de comerciar para las empresas norteamericanas y puertorriqueñas.

La incertidumbre sobre el porvenir crea la posibilidad de una fuga de capitales de la isla, particularmente dado la historia de un gobierno amplio, del desarrollo del sector público, y de los beneficios articulados por el partido independentista. Muchos inversionistas eliminarían progresivamente a sus operaciones en Puerto Rico a la espera de un aclarecimiento de los efectos de la política económica del nuevo país y de las previsiones sobre su futuro. El periodo de transición se convertiría efectivamente en un purgatorio económico con una masa de capital muy disminuida. Es improbable que los inversionistas considerarían a Puerto Rico como un destino viable para su capital hasta tres a cinco años pasados de la fecha de independencia, o sea, doce a vente años desde el principio del periodo de la transición.

5.4 EL EFECTO SOBRE EL TURISMO

La independencia de Puerto Rico tendría un efecto negativo sobre los ingresos del turismo proveniente de los EE. UU., lo que constituye el 70% de la suma de ingresos del turismo en la isla. Cada año, 2,2 millones de turistas norteamericanos gastan $1,32 mil millones en Puerto Rico (26). El establecimiento de una nación independiente desanimaría y reduciría futuros viajes a la isla. Los visitantes norteamericanos hoy día gozan de la comodidad de una economía basada en el dólar, las protecciones legales del gobierno de los EE. UU., y una aduana abierta. Es probable que cada uno de esos beneficios sería eliminado bajo la independencia para ser reemplazados por los temores que frecuentemente se asocian con una visita a un "país del tercer mundo."

La normalización de las relaciones entre los EE. UU. y Cuba también supone una amenaza para la industria del turismo en Puerto Rico. Sólo unos 15.000 a 20.000 ciudadanos norteamericanos visitan a Cuba cada año a causa de la prohibición de viajar impuesto por los EE. UU. Sin embargo, los ingresos del turismo en Cuba han aumentado de forma dramática en los últimos años, sumando $1,65 mil millones en 1996, poco inferior a Puerto Rico y la República Dominicana (27). Si la prohibición de viajar a Cuba fuera eliminada, el potencial para el desarrollo del turismo norteamericano a Cuba es importante; Rosalie Schwartz estimó en su libro reciente, Pleasure Island-Tourism and Temptation en Cuba, que los gastos turísticos serían el doble del presente nivel.

5.5 LA FINANCIACIÓN DEL DÉFICIT DE LA CUENTA CORRIENTE

Bajo la independencia, Puerto Rico podría experimentar dificultades en la financiación de su déficit elevado de la cuenta corriente. Cualquier inhabilidad de financiar su balanza de pagos resultaría en una reducción de la producción económica y en la renta real para los puertorriqueños. Como notó el Oficina Presupuestaria del Congreso (Congressional Budget Office) en 1990, un déficit de la cuenta corriente es "inevitable para un país, como Puerto Rico, que genera pocos ahorros domésticos al mismo tiempo que mantiene una inversión importante" (28). Como demuestra el Cuadro 4, el déficit en la balanza de pagos se sumó a $5,4 mil millones en 1996.

Cuadro 4: La balanza de pagos de Puerto Rico (millones de $US)
 

 1994

 1995

 1996
Balanza del Comercio de Mercancías

3,986

 4,217

 3,951
Servicios Reales

 68

60

144
Renta de los Factores

-13,880

-15,079

-16,690
Movimientos netos del Capital

914

198

871
Transacciones desconocidas

3,297

5,036

4,530
Interés neto de los gobiernos de la Mancomunidad y de los Municipios

-198

-210

-221
Transferencias Unilaterales

5,615

5,965

6,690
Transferencias Federales

5,254

5,570

6,277
Balanza

-4,211

-4,837

-5,397
Fuente: United Nations Economic Commission for Latin America in the Caribbean, "Economic Survey of Puerto Rico 1996," y el Puerto Rico Planning Board.

Puerto Rico ha financiado este déficit por medio de una combinación de inversiones empresariales externas, transferencias federales y préstamos tomados por el gobierno. La independencia supondría una presión sobre las tres fuentes del financiamiento. Las transferencias federales para los programas sociales se paralizarían y eventualmente dejarían de existir bajo la opción de la independencia. Los riesgos latentes para la moneda, la política, y la economía de Puerto Rico también supondría una amenaza al nivel corriente de inversiones empresariales. En último lugar, la cantidad los préstamos tomados por el gobierno tienen la posibilidad de ser disminuido, y su costo aumentado de forma dramática en el caso de la independencia. Cualquier inhabilidad de financiar el déficit en la balanza de pagos (una "brecha de financiamiento") resultaría en reducciones en la producción y la renta para la isla.

5.6 LA RESOLUCIÓN DEL STATUS

La política y la economía de Puerto Rico siempre han mantenido una relación estrecha. La independencia constituiría una resolución definitiva del debate sobre el status político de Puerto Rico. La incertidumbre sobre el futuro y el debate eterno sobre el status ha distraído la atención necesitada por los problemas reales que existen en la economía (29). La incertidumbre sobre el status presente ha comprometido la capacidad de Puerto Rico de atraer las inversiones. La nebulosidad del status territorial también ha desanimado la inversión y el comercio en Puerto Rico.

Recientemente, una empresa que fabrica en Puerto Rico fue denunciada ante el Tribunal de Comercio de la Comunidad Europea por fijar etiquetas "Made in USA" sobre sus productos. La denuncia alegó que la etiqueta era falaz porque los productos en cuestión no provenían de un Estado, y que los productos fabricados fuera de los EE. UU. frecuentemente provienen de "países de sueldos bajos." La independencia aclararía el status de Puerto Rico a los ojos de los inversionistas y eliminaría la incertidumbre persistente que pesa sobre el futuro status político.

5.7 LAS IMPLICACIONES FISCALES PARA PUERTO RICO

Un Puerto Rico independiente tendría que hacer frente a una presión fiscal intensa a causa de los costos iniciales elevados, la eliminación eventual de las transferencias federales, y los costos aumentados del crédito. Este nuevo país también tendrían que invertir miles de millones en la amelioración de su infraestructura débil y su sistema inadecuado de educación. Bajo estas condiciones, ¿cómo podrá el nuevo país mantener los beneficios y servicios existentes sin un aumento importante de los impuestos sobre los individuos y las empresas?

Los costos iniciales para el nuevo gobierno. El establecimiento y el mantenimiento de un gobierno nacional es un proyecto caro y complejo, como se ha manifestado en innumerables países en África, Asia, y Latinoamérica fundados en el periodo de la posguerra. Al presente, el gobierno de los EE. UU. provee la infraestructura y los servicios que corresponden al gobierno federal: defensa, aduanas e inmigración, servicios de correos, garantías de seguridad de los productos, la regulación pertinente a la comunicación y al transporte, la protección del medio ambiente, la lucha anti-droga, las relaciones diplomáticas, etc. Un Puerto Rico independiente tendría que encargarse de estas responsabilidades fiscales. Una cuestión que tendría que ser negociada entre el nuevo gobierno y los EE. UU. es si Puerto Rico tendría que comprar los terrenos y emplazamientos federales en existencia.

Las Transferencias Federales. Eventualmente, Puerto Rico perdería todas las transferencias federales para los programas del bienestar social que al presente componen un tercio del total de los ingresos de la isla ($2,6 mil millones de la suma total de $7,9 mil millones de ingresos en el año fiscal 1996). También perdería numerosos beneficios federales, como por ejemplo el crédito federal para el alojamiento de personas de rentas bajas, lo que hoy día representa una fuente importante de financiamiento para viviendas de precio accesible en la isla.

Los costos aumentados del crédito (véase la sección 5.8). Al presente, Puerto Rico depende de préstamos para financiar las operaciones gubernamentales, los proyectos de desarrollo económico, y las inversiones en la infraestructura. En el año fiscal 1998-1999, Puerto Rico invertirá $3,5 mil millones en proyectos de infraestructura (en su gran mayoría con medios creditarios) lo que incluye las amelioraciones a la red eléctrica, a la canalización de las aguas, y a los edificios públicos (30). En 1997, el gobierno de la Mancomunidad tomó prestado de más de $2 mil millones, principalmente por medio de los mercados norteamericanos para bonos de bajo precio y libres de impuestos.

Las bases militares. La presencia militar de los EE. UU. en Puerto Rico siempre ha sido un punto contestado en la relación, en particular para el partido independentista que ha declarado en varias ocasiones que su intención última es una desmilitarización completa de la isla. Mientras que las Fuerzas Armadas norteamericanas estén allí, se ha propuesto que Puerto Rico debería ser el recipiente de $670 millones por año en ayudas por el "derecho a tener bases" durante y seguido al periodo de la transición a la independencia (31). Incluso si estos acuerdos fueran posibles, los ingresos representarían sólo la quinta parte de los ingresos federales que se perderían. Sin embargo, dado el contexto del cierre y la reorganización de bases en los varios lugares del mundo, las Fuerzas Armadas norteamericanas no podrán fácilmente justificar un alquiler tan elevado.

Cualquier contrato referente a las bases militares que pertenecen ahora al gobierno de los EE. UU. tendría que ser el resultado de negociaciones entre los EE. UU. y el gobierno independiente de Puerto Rico. Si los EE. UU. toma la decisión de mudar las bases a otro sitio, el impacto económico sobre Puerto Rico sería grave. Los gastos del Departamento de Defensa de los EE. UU. en sueldos, salarios, y adquisiciones en Puerto Rico generaron más de $1 mil millón en actividad económica en 1997. La suma de los sueldos, salarios, y adquisiciones directos fue $589 millones (32), y generó una actividad económica indirecta de $442 millones adicionales en la isla (33).

La defensa nacional para un Puerto Rico independiente. La cuestión de las bases conlleva otro lado que es él de la defensa de Puerto Rico bajo la independencia. Más de 200,000 puertorriqueño han servido en las guerras norteamericanas desde 1917. Cuatro soldados isleños han sido condecorados con la Medalla Congresional de Honor. ¿Establecería Puerto Rico sus propias fuerzas armadas, o continuaría a depender de los EE. UU. para su protección?

Los costos de las exoneraciones y las subvenciones fiscales. En los esquemas que se han elaborado para atraer el capital exterior bajo la independencia, se destaca una dependencia pronunciada sobre las exoneraciones y las subvenciones fiscales. Es improbable que un Puerto Rico independiente tendría los recursos fiscales disponibles para financiar un programa de incentivos parecido, dado la pérdida de las transferencias federales, los costos aumentados de los créditos, y los costos aumentados asociados con el nuevo gobierno. Las exoneraciones fiscales tienen su precio. Las exoneraciones fiscales de la Sección 936 para las empresas que operan en Puerto Rico siguen costando a la Tesorería de los EE. UU. más de $3,4 mil millones en ingresos perdidos cada año, y desde 1976 han costado $72 mil millones en dólares ajustados por la inflación. Cómo Puerto Rico será capaz de ofrecer un programa de incentivos que le distinguiría de Méjico, Chile, Brasil, u otros países en vía de desarrollo, queda un misterio.

La pérdida de los préstamos y los seguras garantizados por el gobierno federal. El partido independentista ha pedido la continuación de las garantías y seguras federales sobre los préstamos existentes en Puerto Rico. Sin embargo, es cierto que el gobierno federal dejaría de garantizar o asegurar a los nuevos préstamos para viviendas. Al presente, el aseguro hipotecario de la Administración Federal de Viviendas (FHA) juega un papel importante que permite a muchos puertorriqueños de comprar nuevas casas. Sólo durante el año fiscal 1997, el gobierno federal proveyó $905 millones en seguras hipotecarios para viviendas, $207 millones para condominios y $27 millones en préstamos garantizados y asegurados para veteranos en la isla (34). ¿Tendrá un Puerto Rico independiente la capacidad de garantizar o asegurar préstamos para viviendas para los desaventajados a niveles similares?

5.8 LOS COSTOS AUMENTADOS DE LOS CRÉDITOS PARA EL GOBIERNO

El gobierno puertorriqueño verá los costos de los créditos subir de forma significativa bajo la independencia, si es que tenga acceso a los mercados de deuda externa. En 1990, la Oficina Presupuestaria del Congreso notó que los créditos para el gobierno de Puerto Rico se haría "por lo menos, más caros, con la posibilidad que sean recortados de forma significativa" (35). En particular, el gobierno de Puerto Rico depende de los préstamos para financiar sus operaciones y sus proyectos de infraestructura. Se ha previsto que el gobierno tome prestado $2,1 mil millones durante el periodo de 1997 a 1998, y $2,4 mil millones en 1998-99 por medio de préstamos y emisiones de bonos, lo que significaría una subida de 14% (36).

La pérdida del status de zona franca en sí resultaría en un aumento de los costos de los créditos por la razón que los inversionistas requieren beneficios comparables a otros valores imponibles. Bajo la independencia, Puerto Rico perdería el acceso a los mercados en los EE. UU. para bonos libres de impuestos, donde existe al presente una demanda amplia para la deuda puertorriqueña, que es libre de impuestos estatales y locales. Bajo la independencia, el costo de los créditos también dependería de la clasificación de valores que se basa en parte sobre el nivel de la deuda y la habilidad del gobierno de serviciarla, además de la situación de la balanza de pagos. El gobierno de Puerto Rico pagó $3,2 mil millones en el servicio de la deuda en 1997-98, de lo cual $1,3 mil millones fueron pagados por sociedades públicas, $458 millones por el gobierno central, y $452 millones por deuda extra-constitucional (37).

Al presente, Puerto Rico recibe una valoración relativamente alta de sus bonos comparado con la mayoría de los países en vía de desarrollo (38). El Apéndice 1 proporciona las clasificaciones de los bonos gubernamentales de los países en vía de desarrollo en Latinoamérica y en el Caribe. El resulto es que Puerto Rico paga un precio distinto para sus créditos. En el Cuadro 5, se presentan las tasas de intereses pagadas por varios países en Latinoamérica y el Caribe y la diferencia con los bonos de la misma duración emitidos por la Tesorería de los EE. UU. El costo de los créditos para Puerto Rico está a unos 55 centésimos de punto porcentual por debajo de las de la Tesorería a causa de ser libres de impuestos estatales (39). Aunque varía por país, el cuadro ilustra que el costo del capital para los gobiernos latinoamericanos y caribeños es muy superior al que está sujeto los EE. UU. Las tasas de intereses están entre tres a cinco puntos porcentuales (329 y 522 centésimos de punto porcentual) superiores al de los bonos de 30 años de la Tesorería y medio punto porcentual superior a lo que paga Puerto Rico al presente (384 a 577 centésimos de punto porcentual).

Cuadro 5: El Costo del Crédito para los Gobiernos en Latinoamérica y el Caribe.
País Vencimiento Rendimiento Diferencia con la Tesorería de los EE. UU. (centésimos de punto porcentual)
 Argentina 11.1999 7.29% 179
  12.2001 8.09% 251
  12.2003 8.37% 278
  01.2017 10.32% 454
  09.2027 10.32% 454
Brasil 11.2001 8.53% 296
  05.2008 10.29% 471
  05.2027 10.99% 522
Costa Rica 05.2003 7.87% 228
Ecuador 05.2002 10.44% 487
Jamaica 07.2002 10.47% 489
Méjico 02.2001 7.50% 193
  01.2007 8.82% 323
Panamá 02.2002 7.95% 238
  09.2027 9.07% 329
Venezuela 06.2007 10.07% 448
  09.2027 10.91% 514
Nota: Selección representativa de las emisiones de la deuda gubernamental. La diferencia está calculada en términos de un número de centésimos de punto porcentual de rendimiento sobre una deuda gubernamental extranjera, menos las garantías del gobierno norteamericano sobre el rendimiento sobre un bono de la Tesorería de los EE. UU. de una duración similar.

Bajo la independencia, Puerto Rico experimentaría un costo de crédito por lo menos 2 a 3,5 puntos porcentuales superiores al nivel presente. Este incremento refleja la diferencia entre la tasa libre de impuestos que paga el gobierno de la Mancomunidad al presente, y la tasa pagada por los países mejores clasificados de Latinoamérica como Chile o Méjico, tomando en cuenta factores fiscales, financieros, y comerciales, entre otros, la pérdida del status de zona franca.

 

6 CONCLUSIONES

Hasta ahora, la opción de la independencia para Puerto Rico ha recibido un apoyo electoral tan flojo que sus implicaciones económicas casi nunca se han examinados. No obstante, lo que queda claro es que la independencia supondría un ambiente económico e inversionista radicalmente distinto a lo que es hoy. Nuevos países crean la incertidumbre, y la incertidumbre, sea económica o política, conlleva un precio alto. Existen beneficios concretos y riesgos importantes asociados con la independencia, tanto para Puerto Rico como para los EE. UU.

Para los EE. UU., un Puerto Rico independiente supone cuestiones difíciles. ¿Cuantos ciudadanos norteamericanos dejarían la isla en el caso de la independencia, la instabilidad política o económica, o la pérdida de los beneficios federales? ¿Los costos de una transición del sistema de seguro social serían pagados por los EE. UU., y tendría la nueva nación los recursos suficientes para encargarse de las obligaciones enormes? ¿Habrá una bajada del valor de los bonos del gobierno de Puerto Rico para sus titulares norteamericanos? ¿Qué parte del grado de concentración empresarial y gubernamental se vería amenazado en el caso de una crisis económica? ¿Podría un Puerto Rico recientemente independizado destabilizar una región de valor crítico para los EE. UU.? ¿Qué serían los costos de una operación de rescate si Puerto Rico sufre una crisis económica importante?

En cuanto a Puerto Rico, surgen otras preguntas. ¿Tendría Puerto Rico la voluntad política para implementar las reformas necesarias? Bajo esta presión, ¿cómo podrá Puerto Rico continuar su estrategia competitiva a base de exoneraciones e incentivos fiscales fiscal? ¿Cómo podrá Puerto Rico distinguirse de las demás economías latinoamericanas y caribeñas? ¿Cómo podrá Puerto Rico manejar el peso fiscal sin imponer una estructura de impuestos que ahogaría al crecimiento económico? ¿Cómo podrá Puerto Rico realizar la inversión necesaria en su infraestructura y su pueblo con los fondos reducidos y un acceso restringido a los mercados mundiales de deuda?

¿Cómo deberíamos afrontarnos a estas preguntas? Desde el punto de vista de Puerto Rico, sus ciudadanos gozarían por fin de una participación activa en la gestión de su economía. Sin embargo, la implementación medidas de reforma duras rozarían, si no es que sobrepasaría, el límite aceptable a los votantes. Quizás, la pregunta más difícil es: ¿porqué invertir en Puerto Rico? y ¿porqué invertir hoy día?

Desde el punto de visto de los EE. UU., la independencia significaría un fin de las transferencias federales para Puerto Rico. Al mismo tiempo, los ahorros anticipados de la reducción de las transferencias federales podrían ser ilusorios, por ser muy probable que los ciudadanos norteamericanos en Puerto Rico emigrarían a los EE. UU. No obstante, la independencia llevaría alguna ramificación más probable que otra (al extremo, un caso parecido a Cuba, un aumento de la inmigración ilegal y del tráfico de drogas fuera de la jurisdicción estadounidense), y el costo de esto para los EE. UU. podría ser asombroso.

 

7 APÉNDICES

Apéndice 1. Clasificación de bonos gubernamentales por país
(plazo largo, tipos de cambio extranjeros)

 Países caribeños   Plazo largo
Bermuda   Aa1
Bahamas   A3
Barbados   Ba1
Trinidad and Tobago   Ba1
Jamaica   Ba3
Países de América Latina   Plazo largo
Chile   Baa1
Méjico   Baa2
Colombia   Baa3
El Salvador   Baa3
Uruguay   Baa3
Costa Rica   Ba1
Panamá   Ba1
Venezuela   Ba2
Argentina   Ba3
Brasil   B1
Ecuador   B1
Fuente: Clasificaciones del 4 de mayo, 1998. Moody's Investors Service, Global Credit Research, Governments and Supranationals: Credit Opinions, June 1998.

 

8 FUENTES

Arthur D. Little, "Puerto Rican Capital Markets: Recommendations for their Expansion," Report to the Government Development Bank, May 6, 1994.

Center for Research and Public Policy, "Puerto Rico Status Poll," May 1997.

Commonwealth of Puerto Rico, "$500,000,000 Public Improvement Bonds of 1998 and $38,500,000 Public Improvement Refunding Bonds Series 1998B (General Obligation Bonds)" dated March 15, 1998.

Congressional Budget Office, "Potential Economic Impacts of Changes in Puerto Rio's Status under S. 712," for Senate Finance Committee, April 1990.

Congressional Research Service, Statement on the Implications of Puerto Rico's Independence for U.S. Trade and Tariffs before the Senate Committee on Energy and Natural Resources by Vladimir N. Pregelj, Specialist in International Trade and Finance, Economics Division, June 23, 1998.

Constantine, Thomas A., Testimony before the House Judiciary Committee, Subcommittee on Crime on Puerto Rico and Law Enforcement Efforts in the Caribbean Region, April 3, 1997.

Conversations with major mortgage lenders in Puerto Rico, June 1998.

Del Valle, Luis A., "Where do we go from here?" Business Puerto Rico, March 1998.

Friedman, Robert, "CRB: 'Made in the USA' lawsuit hurt P.R.," The San Juan Star, December 3, 1997.

General Accounting Office, "Puerto Rico's Political Future: A Divisive Issue with Many Dimensions," for the President of the Senate and Speaker of the House of Representatives, March 2, 1981.

General Accounting Office, General Government Division, "Potential Budget and Economic Impacts of Changes in Puerto Rico's Political Status," for Oversight Hearing of the Senate Committee on Energy and Natural Resources, May 19, 1998.

Joint Committee on Taxation, "Estimates of Federal Tax Expenditures for Fiscal Years 1998 ­ 2002," prepared for the House Committee on Ways and Means and the Senate Committee on Finance, December 15, 1997.

Lefort, Fernando, "Is Puerto Rico Converging to the U.S.?" Harvard Law School Working Paper 1003, Harvard University, November 1997.

Melendez, Edwin and Ruiz, Angel L., Economic Effects of the Political Options for Puerto Rico, Interamerican University of Puerto Rico, 1998.

Moody's Investors Service, "Puerto Rico Special Comment: Credit Implications of a Change in Political Status," March 27, 1998.

Moody's Investors Service, New Issue Report, $500 million in Public Improvement Bonds, March 27, 1998.

Moody's Investors Service, Global Credit Research, Governments and Supranationals: Credit Opinions, June 1998.

Price Waterhouse, Section 936 Report. Volume 1, Puerto Rico-USA Foundation, 1991.

Puerto Rico Planning Board, Economic Report to the Governor 1996, November 1997.

Regional Financial Associates, Puerto Rico Precis, March 1998.

Schwartz, Rosalie, Pleasure Island: Tourism and Temptation in Cuba, University of Nebraska Press, 1997.

United Nations Economic Commission for Latin America and the Caribbean, Economic Survey of Puerto Rico, September 25, 1997.

U.S. Department of Commerce, Federal Expenditures by State, various years.

U.S. Government National Mortgage Association, Office of Customer Service, GNMA Issuers with Securities Outstanding, Updated April 6, 1998.

U.S. Social Security Administration, Office of Research, Evaluation and Statistics, "Puerto Rico Workers with Social Security taxable earnings, 1970 to 1995," June 18, 1998.

U.S. Social Security Administration, Social Security Bulletin ­ Annual Statistical Supplement 1998.

Valdes, Jaime Bofill, "The Impact of Federal Disbursements and Taxes on the Puerto Rican Economy Under Different Status Options," Boletin de Economia, Unidad de Investigaciones Economicas, July-September, 1997.

 

NOTAS

  1. Al día 31 de enero, 1998, la PRASAtenía $715 millones en deuda pendiente. Para evitar que la PRASA falte el servicio de la deuda, el gobierno de la Mancomunidad garantizó $400,3 millones en bonos de la PRASA en diciembre 1995.
  2. El cálculo de 32,8% para Puerto Rico proviene del Regional Financial Associates, Puerto Rico Precis.
  3. Regional Financial Associates, Puerto Rico Precis, 1998.
  4. Datos del año 1993 provienen del Departamento de la Tesorería, "U. S. Possessions Corporations, 1993," Statistics of Income Bulletin, Otoño 1997. Cifras para 1998 son basadas en previsiones conservadores que incorporan un ritmo de crecimiento de bienes de 6%. La estimación de 550 empresas proviene del Regional Financial Associates, 1998.
  5. La Administración de Veteranos no distingue sus préstamos por sitio.
  6. U. S. Government National Mortgage Association, GNMA Issuers with Securities Outstanding.
  7. Florida International University, Latin American and Caribbean Center, Caribbean Integration Report, section iv.
  8. Es la opinión de Moody's Investors Service que la clasificación de valores de los bonos puertoriqueños no aumentaría en el caso de independencia. Conversación mantenida el 15 de junio con Tim Blake, Moody's Investors Service.
  9. Moody's Investors Service, New Issue Report, 27 de marzo, 1998.
  10. Bonos de Puerto Rico han tenido exito por el hecho de ser libres de impuestos estatales y locales, a diferencia de los bonos emitidos por los estados que en general estan tenidos solamente en el estado emisor.
  11. Testimonio escrito de Fernando Martin-García presentado al Senate Energy and Natural Resources Committee, p. 9.
  12. En 1989-1990, durante las deliberaciones del Congreso referentes al status de Puerto Rico, la legislación ante el Senado, S. 712, proporcionó un periodo transicional de nueve años.
  13. La cifra esta precisada en dólares de 1997, ajustada por la inflación, y excluye a los beneficios ganados como pueden ser la Seguridad Social, el pago de pensiones federales, y beneficios para veteranos.
  14. Price Waterhouse, Section 936 Report. Volúmen 1.
  15. En legislación previa referente al status de Puerto Rico preveía que los beneficios de la seguridad social continuaría después de la independencia.
  16. Testimonio del Federal Reserve Chairman Alan Greenspan ante el Task Force on Social Security of the Committee on the Budget, U. S. Senate, 20 de noviembre, 1997.
  17. Greenspan estimó que si se implementara un pago inmediato, una cobertura de las obligaciones costaría unos $9,5 billones en pagos a beneficiarios y contribuyentes a los EE. UU. Una margen para el cálculo del costo de una consolidación de deudas existentes en Puerto Rico se puede derivar ajustando el costo total para los EE. UU. por la proporción de renta y beneficios en Puerto Rico a la suma de renta y beneficios en los EE. UU. En 1995, el año más reciente por lo que existe datos detallados, la suma de renta imponible en Puerto Rico era $12,378 mil millones, o sea aproximadamente los 45/100 de 1% de la suma de los estados, $2,756 billones. Social Security Administration, Office of Research, Evaluation and Statistics, "Puerto Rican workers with Social Security taxable earnings, 1970-1995." En el mes de diciembre 1997, los beneficios de la Seguridad Social que se pagaron en Puerto Rico sumaron $159,5 millones, o sea los 67/100 de 1% de los $23,6 mil millones pagados en los EE. UU. Social Security Bulletin, Annual Statistical Supplement, Cuadro 5.J3, "Number and Monthly Benefit for beneficiaries aged 65 or older, by State, December 1997."
  18. Los datos para los años entre 1989 y 1995 son disponibles en la publicación "Puerto Rico Workers with Social Security taxable earnings, 1970-1995," 18 de junio, 1998, Social Security Administration, Office of Research, Evaluation, and Statistics. Contribuciones para 1996 y 1997 fueron calculados proyectando en adelante el ritmo de crecimiento promedio de 8% entre 1989 y 1995.
  19. Véase, por ejemplo, Carlos E. Santiago, "Political Status, Minimum Wages, and Puerto Rican Migration," Proximo Boletin de Economía, julio-septiembre, 1997.
  20. Más recientemente, en mayo de 1997, treinta porciento de los puertoriqueños encuestados indicaron que se desplazarían a uno de los 50 estados si Puerto Rico se hiciera un país independiente.
  21. Dado por el caso que el 35% de inmigrantes, representando una muestra fiel a la población en Puerto Rico, reciba los bonos para comestibles correspondientes a los costos medianos por persona en los EE. UU.
  22. C. Santiago, "Political Status, Minimum Wages, and Puerto Rican Migration, " en Ruiz y Melendez, (eds.) Economic Effects of the Political Options for Puerto Rico, p. 267.
  23. Thomas A. Constantine de la DEA declaró recientemente que "el activo más importante para los traficantes reside en el puro volumen del comercio legítimo" en Puerto Rico. Testimonio ante el House Judiciary Committee Subcommittee on Crime on Puerto Rico and Law Enforcement Efforts in the Caribbean Region, 3 de abril de 1997.
  24. Véase Fernando Lefort, "Is Puerto Rico Converging to the U. S.?" Harvard Law School Working Paper 1004.
  25. En su testimonio escrito ante el Senate Committee on Energy and Natural Resources, el Partido Idependentista de Puerto Rico solicitó una promesa de que bajo la independencia, se garantizaría el libre comercio con los EE. UU. y el libre tránsito de individuos entre los dos países.
  26. Puerto Rico Planning Board, Economic Report to the Governor, 1996, Cuadro 19.
  27. Basado en información proveniente de la Asociación de Estados Caribeños.
  28. Congressional Budget Office, p. 24.
  29. Véase Jose Trias Monge, Puerto Rico: The Trials of the Oldest Colony in the World, p. 40.
  30. Departamento de la Tesorería de Puerto Rico, Consolidated Budget of Puerto Rico, Año Fiscal 1998-99.
  31. Véase, por ejemplo, Jaime Bofill Valdés, "The Impact of Federal Disbursments and Taxes on the Puerto Rican Economy Under Different Status Options," p. 14.
  32. Sueldos y salarios, $271,4 millones y los gastos en compras, $317,7 millones. Census Bureau, Federal Expenditures by State for Fiscal Year 1997, Cuadros 3 y 5.
  33. Ulitizando un multiplicador conservador de 1,75 para los gastos federales.
  34. Census Bureau, Federal Expenditures by State for FY 1997, Cuadro 7.
  35. Congressional Budget Office, p. 25.
  36. Presupuesto de Puerto Rico, "Consolidated Budget of the Government of Puerto Rico, 1998-1999."
  37. Presupuesto de Puerto Rico, 1997-98.
  38. El Moody's Investors Services dió una clasificación de Baa1municipal a los bonos del la Mancomunidad, superior al grado speculativo.
  39. Basado sobre un rendimiento reciente de 5,23% sobre los Puerto Rican Public Improvement Bonds de 30 año, 55 centesimos de punto porcental por debajo de los rendimientos de la Tesorería de los EE. UU. 9 de junio, 1998. The Bond Buyer.


Legislación sobre la autodeterminación | Página inicial del Puerto Rico Herald
Quiosco de periódicos | Puerto Rico | Gobierno de los EE.UU. | Archivo
Búsqueda | Lista de direcciones de correo | ¡Contáctenos! | Opinión