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Lecciones del acto electoral para el Partido Republicano: Puerto Rico y el voto hispano

Carta al Director

Para el New York Times

Las opiniones del congresista republicano por Arizona, Matt Salmon ("The Speaker's Parting Gift", NYT Op-De, 7 de noviembre) indican una incapacidad para reconocer el completo significado de las grandes pérdidas sufridas por el Partido Republicano en las recientes elecciones. Al describir los errores de cálculo del 105 Congreso, Salmon ridiculiza gratuitamente como una pérdida de tiempo la aprobación por parte de la Cámara de un proyecto de ley que permitió el avance de la agenda de los hispanoamericanos.

El proyecto del ley que el Sr. Salmon rechaza con condescendencia, autorizaba un referéndum no vinculante que presenta las siguientes opciones para Puerto Rico: la independencia, la estadidad o el status quo. Se trata de una medida que recibió el fuerte apoyo de una coalición bipartidaria formada por unas cien organizaciones políticas hispanas de todo el país.

A pesar de recibir el apoyo de los líderes republicanos más moderados y también de los conservadores y de haber sido aprobada por mayoría en las comisiones de la Cámara de Representantes -controladas por los republicanos- cuando la legislación sobre Puerto Rico fue tratada en el recinto, el Sr. Salmon y muchos de sus colegas Republicanos votaron en contra, basándose en una campaña ultraderechista de desinformación con matices antihispanos .

Como resultado, los Demócratas de la Cámara debieron salir al rescate del proyecto, y el Partido Republicano no se anotó ningún mérito por la aprobación de una medida que permitirá que se cumpla la promesa americana de igualdad y autodeterminación para 3,8 millones de ciudadanos estadounidenses de Puerto Rico.

Aparentemente, los demócratas actuaron con la esperanza, entre otras cosas, de mejorar sus oportunidades para competir en Puerto Rico si la isla se convierte en estado. ¿Será que los demócratas tienen mayor conciencia que los republicanos de que ambas cámaras de la legislatura de Puerto Rico y el 68 % de las alcaldías de la isla están controladas por republicanos?.

Encuestas encargadas por el Partido Republicano muestran que la sociedad de Puerto Rico es más conservadora que la de Arizona. A pesar de ello, el Sr. Salmon quiere excluir a los estadounidenses de Puerto Rico de la agenda de su partido. Si los republicanos son incapaces de alcanzar a las diversas comunidades donde hay una fuerte adhesión a los valores de su partido, los temores del Sr. Salmon de que se produzca "un espiral descendente de republicanos en la Cámara en la próxima elección" puede convertirse en una profecía autocumplida".

Al respecto, el Sr. Salmon tendría que comparar lo que sucedió el 3 de noviembre en California, donde su partido se alejó de los hispanos, con lo logrado por los Republicanos de Texas y Florida gracias al fuerte apoyo hispano. También tendría que acusar recibo de que tanto el Gobernador Bush de Texas como el Gobernador-electo Bush de Florida apoyaron con firmeza la plataforma del partido Republicano, favoreciendo la resolución del status político de Puerto Rico basada en la autodeterminación, así como lo hicieron los presidentes Reagan y Bush.

No hay dudas de que el Sr. Salmon está en lo correcto acerca de que los republicanos deberían ocuparse de asuntos fundamentales como políticas presupuestarias e impositivas. Sin embargo, el no considera incorrecto que se fuerce a los contribuyentes de la nación a continuar pagando los $ 10 millones anuales del programa federal y subsidio de servicios para Puerto Rico, un territorio exento de impuesto a las ganancias.

Por el contrario, los republicanos deberían apoyar la completa igualdad de derechos y deberes para los 3,8 millones de ciudadanos estadounidenses de Puerto Rico, donde se debe incluir el pago de los mismos impuestos que en el resto de América, sino los actuales subsidios deberían cesar. Puerto Rico nunca saldrá de la dependencia económica si el Congreso no resuelve su status político.

Es más, no es una buena política republicana negar a millones de ciudadanos estadounidenses en un territorio americano el derecho básico a votar para que puedan elegir si desean avanzar hacia la estadidad o la independencia. ¿Qué podría ser más republicano que permitir a 3,8 millones de ciudadanos estadounidenses transitar el histórico sendero constitucional hacia el completo autogobierno a través de una de estas opciones?

Para tener en cuenta: bajo la actual política congresional hay 3,8 millones de estadounidenses de nacimiento en Puerto Rico. Más de 200.000 han servido en las fuerzas armadas de los Estados Unidos desde la Primera Guerra Mundial. Dado que el asunto del status político de Puerto Rico es una cuestión política nacional que requiere la inmediata atención del Congreso, sería bueno que el Partido Republicano aprendiera las lecciones del 3 de noviembre mejor de lo que deja entrever el Sr. Salmon en su artículo.

De no ser así, sería mejor que vayamos acostumbrándonos dirigirnos a Dick Gephardt como "Sr. Presidente".

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