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THE ORLANDO SENTINEL

Presión por una votación oficial

EDITORIAL

16 de diciembre de 1998
©Marca Registrada 1998 The Orlando Sentinel

Puerto Rico realizó esta semana una votación sobre su status y una gran cantidad de personas -casi el 71% de los votantes registrados- concurrió a las urnas clamando por un indicio sobre el futuro la isla. Sin embargo, no consiguieron lo que buscaban, y ese es el verdadero riesgo del modo en que se manejó la votación.

La frustración se hizo extensiva a los puertorriqueños de Florida Central, tanto a los que condenaron el resultado como a los que festejaron.

Una escasa mayoría de los votantes de Puerto Rico apoyó la opción "ninguna de las anteriores", que mantendría la situación actual, con la isla como Estado Libre Asociado de los EE.UU. Ese status le permite a los puertorriqueños un considerable grado de independencia, con ciertas obligaciones para con los Estados Unidos.

La mayor parte del resto de los puertorriqueños votó por la estadidad, a pesar de que el porcentaje fue inferior que el obtenido en una votación similar realizada cinco años atrás, contradiciendo el argumento del gobernador Pedro Rosselló de que había prevalecido la estadidad.

Hay algo más para considerar, sin embargo: la votación no era vinculante. Por lo tanto, fuera de ofrecer un cuadro de la opinión de los votantes, no conducirá necesariamente a ninguna acción.

Probablemente, esto le vendrá muy bien al Senado de los Estados Unidos, en particular al líder de la mayoría, Trent Lott, quien obstinadamente impidió un intento de que el Senado tratara un proyecto de la Cámara de Representantes que hubiera hecho que la votación fuese oficial. Dijo que no había tiempo para abordar esa cuestión.

Eso no está bien.

Fue incorrecto que el señor Lott impidiera que los puertorriqueños tuvieran una oportunidad de determinar su destino político.

Y sería incorrecto dejar que el dudoso resultado de una votación no vinculante conduzca a una sensación de derrota y, en consecuencia, a la inacción.

Por el contrario, este es el momento para que los puertorriqueños que se preocupan por el destino político de la isla presionen por el derecho a decidir su status en una votación oficial. Los legisladores de Florida que apoyan esa iniciativa en el Congreso tienen la obligación de prestar su ayuda.

En este preciso momento, los puertorriqueños se encuentran en una especie de limbo político, estancados en un status que muchos encuentran objetable e incapaces de hacer algo al respecto.

Es cierto que los puertorriqueños que están disconformes con ese sistema pueden optar por el cambio y asumir todos los derechos y responsabilidades de los ciudadanos americanos con sólo mudarse al continente. Puede decirse que aquellos que viven en alguno de los 50 estados -incluído Florida Central- ya han elegido la estadidad.

Sin embargo eso no es satisfactorio ni suficiente. Los puertorriqueños se merecen una oportunidad de marcar su propio rumbo. La autodeterminación es un ideal que fluye con demasiada fuerza en la sangre política de los americanos como para que pueda serle negada a una parte prominente de la ciudadanía de la nación.

El Senado debería hacerse tiempo para discutir el status de puerto Rico, y a los puertorriqueños debería concedérseles una oportunidad significativa de votar sobre esta cuestión.

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