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THE NEW YORK TIMES
Confusión acerca de la votación puertorriqueña
EDITORIAL
25 de diciembre de 1998
©Marca Registrada 1998 The New York Times
El único mensaje claro del reciente plebiscito de Puerto
Rico es que la cuestión del futuro político de la
isla sigue sin resolverse. No ayudó que el Congreso fracasara
en el intento de patrocinar una votación ordenada, que
hubiera permitido a los 3,8 millones de votantes expresarse claramente
sobre su status político.
A comienzos de este año, la Cámara de Representantes
aprobó un proyecto que hubiera permitido la realización
de un referéndum autorizado por el Congreso para que los
puertorriqueños escogieran si la isla debe retener el actual
status de Estado Libre Asociado (ELLA), buscar la estadidad o
convertirse en una nación independiente. Si la estadidad
o la independencia recibían un voto mayoritario, el Gobierno
Federal desarrollaría un plan de transición, que
conduciría a una votación en el Congreso para el
cambio de status dentro de la próxima década. Tanto
el partido republicano como el demócrata apoyan desde siempre
la autodeterminación de Puerto Rico. Pero el Senado bloqueó
la legislación y simplemente expresó que revisaría
el resultado de cualquier votación local no obligatoria.
El reciente comicio, preparado por el gobierno de Puerto Rico,
presentaba cinco opciones: la estadidad, el ELA, la independencia,
la libre asociación o ninguna de las anteriores. Las negativas
campañas montadas por los partidarios de la estadidad y
del ELA contribuyeron a que "ninguna de las anteriores"
obtuviera el 50,2 % de los votos. Buena parte de ese porcentaje
estuvo compuesto por votos de protesta de los partidarios del
ELA, que consideraron errónea la votación. La opción
por la estadidad, promovida por el gobernador Pedro Roselló,
recibió el 46,5 % de los votos, mucho más que las
otras opciones, pero no lo suficiente como para ganar.
El debate se centró principalmente sobre lo qué
es posible bajo el status de ELA. Actualmente, los puertorriqueños
tienen la ciudadanía estadounidense y están sometidos
a las leyes federales y al reclutamiento. Pero no pagan el impuesto
federal a las ganancias y no votan en las elecciones presidenciales
ni tienen representantes con derecho a votar en el Congreso. Algunos
partidarios del ELA temen que la estadidad ponga en peligro la
cultura hispánica de la isla, y argumentan que es posible
obtener mayores derechos del Gobierno Federal sin convertirse
en estado. Los defensores de la estadidad rechazan esa postura
por considerar que carece de realismo.
El Congreso puede reducir la confusión organizando un
referéndum que refleje correctamente las opciones disponibles
mediante una consulta a los líderes puertorriqueños
de las diferentes posturas. "Ninguna de las anteriores"
no permite que los puertorriqueños avancen hacia la definición
de su futuro.
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