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THE SAN JUAN STAR
Al pedir la independencia para Puerto Rico, Gutiérrez
incurre en una paradoja
OPINION por Roberto Guzmán
12 de febrero de 1999
©Marca Registrada 1999 The San Juan Star
Carta abierta al Congresista Gutiérrez:
En mi doble carácter de puertorriqueño y americano
he seguido durante muchos años su carrera como congresista
de los EE.UU., y me pregunto el porqué de su forma de
pensar sobre el status de Puerto Rico.
A veces usted resulta paradójico.
Al mismo tiempo que se enorgullece de su labor como legislador
americano, usted es partidario de la independencia para el pueblo
de Puerto Rico, negándole de este modo a casi cuatro millones
de ciudadanos americanos que viven allí los mismos derechos
y responsabilidades que, como ciudadanos, disfrutan usted y su
familia.
Mientras declama que quiere sólo lo mejor para la isla
en los debates sobre el status puertorriqueño, suma sus
fuerzas a los grupos que se oponen a la igualdad política
para nuestro pueblo.
Mire a su alrededor. Por el lado de la coalición anti
estadidad, usted tiene a personas como Jesse Helms, Geral Solomon
y Toby Roth, todos conservadores de derecha, quienes sustentan
una definición tan restrictiva de lo que significa ser
americano que inclusive personas como usted pasarían un
mal rato tratando de ajustarse a ella.
Por otra parte, usted tiene un liderazgo del ELA que durante
50 años ha engañado al pueblo de Puerto Rico, haciéndole
creer que el gobierno colonial americano cesó en 1952,
con el advenimiento del ELA.
¿Sabía usted que los populares le han dado miles
dólares al racista lobby del "English Only" (Sólo
Inglés), el mismo grupo de influencia que ha tratado de
socavar los derechos de millones que integran las minorías
americanas, entre los que se encuentran muchos miembros de su
propio electorado?
Apoyando a Acevedo Vila y a su partido colonial, apoya de
hecho una situación política que usted denunció
como "claramente colonial" pocos días después
del plebiscito de diciembre.
También los ayudó a perpetuar el más fundamental
mito político de la política puertorriqueña,
la irresponsable y poco ética noción de que se puede
tener la soberanía de una nación al mismo tiempo
que se abraza la ciudadan'eda de otra.
Esta gran mentira es el núcleo de la confusión
política que se puso de manifiesto en el plebiscito del
13 de diciembre de 1998.
Durante casi 50 años, se nos ha dicho, una y otra vez,
que podemos tener "lo mejor de dos mundos", absurdo
que mantiene a Puerto Rico en un permanente estado de apartheid.
Al unir fuerzas con los conservadores republicanos usted se
ha convertido en un juguete en manos de aquellos que consideran
a la gente como usted y yo inferiores a ellos, personas que se
oponen a la estadidad porque ésta nos dará a los
puertorri!queños el derecho a tener líderes como
usted para que nos representen y nos defiendan de una manera realmente
democrática.
En un reciente viaje a Lajas, Puerto Rico, el 16 de enero,
usted declaró que en el Congreso existe la idea de es justo
que los ciudadanos americanos en Puerto Rico alcancen los mismos
privilegios que los ciudadanos que viven en los Estados Unidos.
Dijo también que el Congreso aún no reconoce
a Puerto Rico como una nación.
Bueno, ¿lo somos? Por favor tenga en cuenta que la
nacionalidad no es simplemente una cuestión de emociones
irresponsables.
Supone la voluntad de asumir todas las responsabilidades de
una verdadera nacionalidad, implica abrazar nuestra propia ciudadanía
como nacionales puertorriqueños, de manera que podamos
entonces tener la autoridad moral para demandar soberanía.
Políticamente hablando, Puerto Rico no es, y nunca lo
ha sido, una nación. En esta fundamental cuestión,
la simple verdad es que no queremos ser una nación, porque
no queremos renunciar a nuestra ciudadanía americana.
En la encuesta realizada por El Mundo-Gallup a fines de 1998,
casi el 95 por ciento de los boricuas declaró que la ciudadanía
americana era extremadamente importante para ellos.
Inclusive el 48 % de los independentistas dijo que la ciudadanía
americana era muy importante para ellos.
Además, el último plebiscito sólo tuvo
un 2,5% de isleños que apoyaran la independencia de la
isla. Otro tanto para la nacionalidad.
De modo que sus colegas en el Congreso tienen razón.
Esta es una cuestión de derechos civiles. Si queremos continuar
siendo ciudadanos de los Estados Unidos de América, y así
lo queremos, deberíamos ser ciudadanos en pie de igualdad
con nuestros hermanos en los EE.UU. Su preferencia de status fue
rechazada por más del 95% del pueblo de Puerto Rico.
Para concluir, debo decir que si usted verdaderamente piensa
que la independencia es la mejor opción para Puerto Rico,
y que ser puertorriqueño y americano son categorías
que se excluyen mutuamente, entonces debería hacer que
sus hechos se correspondan con sus dichos e irse a vivir a Puerto
Rico y luchar por sus ideales.
Resulta un tanto hipócrita que alguien que está
viviendo el sueño americano de la manera que usted lo hace
le niegue ese mismo sueño a millones de puertorriqueños
que consideran a esta querida isla su hogar. Por favor deje de
socavar nuestra lucha por la igualdad. Usted no es nuestro representante
electo.
Roberto Guzmán enseña en el Departamento de
Inglés de la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla.
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