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Sun-Sentinel, Ft. Lauderdale, FL
EDITORIAL
PAREN DE BOMBARDEAR LAS ISLAS POBLADAS
25 de Abril de 1999
© Marca Registrada 1999 por Sun-Sentinel. Todos los derechos
reservados.
Rodeados de palmeras y de algunas de las playas más
vírgenes del Caribe, los residentes de la isla Puertoriqueña
Vieques han estado también conviviendo con bombas y prácticas
con municiones por más de la mitad de un siglo.
La marina de guerra de E.U. es propietaria de dos terceras
partes de Vieques, una isla pequeñita a 50 millas del este
de San Juan, y hogar de la única base de bombardeo en el
Atlántico. Por años, varios gobiernos de Puerto
Rico han solicitado, persuadido y rogado infructuosamente a la
Marina de guerra para que termine sus ejercicios de bombardeo,
los cuales dañan el medio ambiente y amenzan a los 9,400
residentes civiles.
El Lunes, la amenaza se convirtió en realidad cuando
bombas de 500 libras cayeron accidentalmente en una torre de comunicaciones
militares, matando instantáneamente a David Sanes Rodríguez,
un guardia de seguridad de 35 años y residente de Vieques.
La Marina está investigando la muerte, que ocurrió
cuando dos F-18s perdieron sus blancos durante la práctica
de bombardeo.
La muerte de Sanes Rodríguez ha reavivado la protesta
contra el uso de Vieques por parte de la Marina de Puertoriqueños
de todas las clases políticas. El Gob. Pedro Rossello,
quien aboga por la estadidad de Puerto Rico, le ha pedido al Presidente
Clinton un paro inmediato al bombardeo hasta que se obtengan los
resultados de la investigación.
Vieques ha sido una herramienta de entrenamiento importante
para las fuerzas armadas de E.U. desde que una gran parte de la
isla fue comprada en 1941. Las tropas de E.U., los ejércitos
y las marinas de guerra de otros países han conducido juegos
de guerra conjuntos en Vieques para prepararse para compromisos
militares, incluyendo la invasión a Granada en 1983.
Pero la población civil en Vieques, hecho un bocadito
entre el Campamento de la Marina García y las Instalaciones
de Municiones de la Marina, ha sufrido las consecuencias.
Aparte de agitar los nervios de los residentes, los bombardeos
han dañado las zonas de pesca, han contaminado las playas
y deteriorado el desarrollo de la economía.
Es hora de que la Marina encuentre una nueva base de bombardeo
y casquilleo, preferiblemente en un lugar despoblado. Es difícil
imaginar tal lugar para la Marina cerca de un pequeño pueblo
o pequeña ciudad de E.U. Los residentes no lo tolerarían,
ni tampoco los oficiales elegidos o sus representantes en el Congreso.
Pero Puerto Rico, un estado libre asociado de E.U., debe tolerarlo,
aparentemente porque sus residentes, quienes son ciudadanos de
E.U. no votan por nadie en el Congreso o en la Casa Blanca. El
uso de Vieques por parte de la Marina de Guerra en este contexto
es un retroceso a los peores días del colonialismo.
El único miembro del Congreso no-votante de Puerto Rico,
el Comisionado Residente Carlos Romero Barceló, ha intentado
obtener la aprobación de una legislación que transferiría
8,000 acres de la tierra de la Marina al gobierno municipal de
Vieques.
Hasta ahora, él ha observado como muere su Acta de Transferencia
de tierra de Vieques en el comité. Romero Barceló
está planeando otra puñalada al proyecto de ley,
y ahora es el momento para que el Congreso le preste atención
a este problema descuidado por tanto tiempo. La transferencia
de tierra militar no terminaría completamente los bombardeos
en Vieques, pero disminuiría el impacto perjudicial de
las maniobras militares sobre los residentes.
Como mínimo, este es el comienzo de una solución
para Vieques, y una oración justa para Sanes Rodrgíguez.
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