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COMENTARIO EDITORIAL
CHICAGO TRIBUNE
Dejen de poner en peligro a ciudadanos estadounidenses
27 de mayo de 1999
© Marca Registrada 1999 CHICAGO TRIBUNE. Todos los derechos
reservados.
Alcídes Ortiz es director ejecutivo de la Administración
de Asuntos Federales de Puerto Rico. Presta servicios como jefe
de enlace con el resto de los Estados Unidos.
La pequeña isla de Vieques, situada a escasa distancia
de la costa sud oriental de Puerto Rico, luce en el mapa como
un lugar para unas idílicas vacaciones. Pero si la mira
con detenimiento, descubrirá que el paraíso de 33
mil acres está ocupado en sus tres cuartas partes por militares
estadounidenses. Es el único lugar en el Hemisferio Occidental
en el cual los militares estadounidenses realizan ejercicios de
entrenamiento de fuego con proyectiles verdaderos a corta distancia
de una significativa población civil.
Recientemente, un trágico accidente militar ocurrido
en Vieques demostró la necesidad de que el Congreso preste
atención inmediata al status político de Puerto
Rico. Un civil americano fue muerto y otros cuatro resultaron
heridos el 19 de abril, cuando una práctica de bombardeo
erró su objetivo. Dos pilotos que volaban aviones a reacción
FA-18 Hornet arrojaron accidentalmente dos bombas de 500 libras
fuera del objetivo, que causaron la muerte de David Sanes Rodríguez,
puertorriqueño y, por consiguiente, americano.
En la década del '70, un accidente similar y seis años
de protestas convencieron a la Marina de Guerra para que detuviese
los ejercicios de tiro en la isla puertorriqueña de Culebra.
A pesar de la decisión tomada en el caso de Culebra,
los militares estadounidenses han continuado realizando ejercicios
de entrenamiento de fuego en Vieques. ¿Cómo puede
ser que esto suceda? Porque Puerto Rico no tiene voz en el Congreso.
Si un ciudadano de cualquier estado hubiera sido asesinado
accidentalmente durante ejercicios de entrenamiento militar, sus
representantes y senadores habrían protestado, y el gobierno
federal hubiera sido forzado a dar algún tipo de respuesta.
En una carta al presidente Clinton, el gobernador de Puerto
Rico, Pedro Rosselló manifestó: "Ninguna comunidad
de ciudadanos americanos debería tener que soportar tales
condiciones". Pero, en cambio, los pedidos del gobernador
a la administración Clinton no han recibido respuesta alguna.
El gobernador se ha reunido con el Secretario de la Marina
de Guerra y le ha implorado que ordene el cese las prácticas
de fuego hasta que se realice una investigación. La Armada
pidió disculpas por la tragedia y ha detenido temporariamente
el uso de proyectiles reales mientras investiga esta cuestión.
Sin embargo, a pesar del compromiso de hacer más seguros
los ejercicios, la Armada mantiene el uso de proyectiles verdaderos
como una parte esencial de los ejercicios militares en Vieques.
En otras palabras, la Marina de Guerra está diciendo
que continuará el entrenamiento de fuego en Vieques, aunque
cobre vidas americanas.
Durante más de 50 años, estos frecuentes bombardeos
han puesto en riesgo a los residentes, dañado al medio
ambiente y alejado a los amedrentados turistas. El accidente generó
la mayor muestra de apoyo a los pescadores de Vieques, que desde
hace 30 años luchan contra la presencia de la Marina de
Guerra en la isla. Los tres principales partidos políticos
de la isla se han unido en apoyo de la solicitud del gobernador
Rosselló de que se detenga el uso de fuego real.
Los puertorriqueños han servido con orgullo en las fuerzas
armadas de los Estados Unidos y han luchado en todo el mundo en
defensa de las libertades y los privilegios que acompañan
a la ciudadanía estadounidense. Actualmente hay más
de 11 mil efectivos puertorriqueños prestando servicio
militar a nuestra nación. Es una ironía que a los
americanos se les nieguen los mismos derechos por los cuales arriesgan
sus vidas para preservárselos a los demás.
¿Porqué se vuelve tan compleja la cuestión
cuando son asesinados accidentalmente ciudadanos puertorriqueños?
Porque los puertorriqueños no tienen voz en el Congreso
y están a la merced de funcionarios electivos por los cuales
no podemos votar.
Puerto Rico ha ofrecido a los Estados Unidos el uso de otras
islas deshabitadas que se encuentran en el área. Pero la
Armada quiere Vieques, completa, con sus 9 mil pobladores civiles.
Y debido a que Puerto Rico no tiene representación en
el Congreso ni vota en las elecciones federales, los funcionarios
militares continuarán obrando a su antojo, ajenos a lo
que puedan sentir aquellos que están siendo afectados por
el entrenamiento de tiro.
El gobierno Federal debe tomar la iniciativa para detener de
manera permanente los ejercicios de fuego con proyectiles verdaderos
en áreas pobladas antes de que otro civil sea asesinado.
Los ciudadanos americanos de Puerto Rico ya han dado mucho
a las fuerzas armadas de los Estados Unidos.
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