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SENADO DE LOS ESTADOS UNIDOS
COMISION DE ENERGIA Y RECURSOS NATURALES
Audiencia para considerar los resultados del plebiscito
de diciembre de 1998 en Puerto Rico
6 de mayo de 1999
Selección de la declararación escrita
de la
Dra. Miriam J. Ramírez de Ferrer
Presidente de Puertorriqueños para la Acción
Civil
("Puerto Ricans in Civic Action")
Box 3225, Mayaguez, PR 00681
(787) 834-0726, (787)306-1725
Muchos miembros (de la Cámara de Representantes y del
Senado) han expresado su frustración porque el pueblo de
Puerto Rico continuamente urge al Congreso a actuar sobre el asunto
(del status) ya que piensan que la responsabilidad inicial debería
recaer sobre los mismos residentes de Puerto Rico.
Los 3,8 millones de ciudadanos estadounidenses de Puerto Rico
han tomado seriamente esa responsabilidad. De hecho, la
legislación sobre autodeterminación de la última
sesión (Cám. Rep. 856/Sen. 472) fue presentada como
reacción al referéndum de 1993, sancionado por la
isla. Puerto Rico ha tomado la iniciativa con este referéndum,
pero cuando los líderes de la isla presentaron los resultados
al Congreso, las relevantes subcomisiones de Recursos de la Cámara
y las Comisiones de Relaciones internacionales encontraron que
las opciones de status, como estaban definidas, eran constitucionalmente
inaceptables.
La definición que las comisiones hallaron objetable
fue la de Estado Libre Asociado. La definición pro ELA
(PPD) estaba lejos de ser un reflejo del status quo. Describía
un pacto bilateral entre los EE.UU. y Puerto Rico que otorgaba
la ciudadanía estadounidense permanente con garantía
constitucional, la provisión ilimitada de fondos en programas
federales, el mantenimiento de la exención impositiva,
la facultad de firmar tratados con naciones extranjeras, poder
de veto sobre leyes federales y más. En síntesis,
es la misma formula que "prometía la luna" por
la que hacía campaña el PPD para el plebiscito de
diciembre.
El PPD pudo confundir una vez más la cuestión
en ausencia de una acción definitiva del Senado sobre la
S 472 del año pasado. El PPD pudo convencer a los votantes
de que de alguna manera, bajo el ELA, el pueblo de Puerto Rico
podría conseguir más. En ausencia de una acción
definitiva y de clarificación sobre las opciones de status
por parte del Congreso, ¿qué podía impedir
que los votantes se aferraran a la noción de que podían
tener lo mejor de la estadidad, la soberanía independiente
y el ELA, todo junto con muy pocas responsabilidades?
Dejando de lado la retórica de todos los partidos, los
votantes rechazaron claramente el status quo en diciembre. La
opción de la papeleta -un claro reflejo del status quo-
alcanzó el 0.01% de los votos. En una elección en
la que participó el 70% del padrón electoral de
toda la isla, se puede decir con certeza que el status quo ya
no tiene ningún apoyo popular.
A pesar de que a algunos les gustaría pensar lo contrario,
el voto por "ninguna de las anteriores" no puede ser
considerado como un apoyo al status quo, dado que la realidad
del actual arreglo de ELA estaba claramente presentada en las
papeletas y fue manifiestamente rechazada.
Más aún, resulta absurdo que cualquier partido
pretenda reclamar los votos por "ninguna de las anteriores".
Son votos por la nada. Aquellos que emitieron votos de protesta,
aquellos realmente confundidos por una papeleta con cinco opciones
de status, y los votantes indecisos también estarían
mezclados en esta amplia categoría.
De las opciones de status viables, la estadidad obtuvo el mayor
apoyo, con el 46,5%. Sin embargo, No pretendo esperar que tal
cifra resulte en un petitorio de estadidad. Reconozco que este
plebiscito es apenas una parada más en el largo camino
hacia la autodeterminación. Lo que espero es que los confusos
resultados de otro defectuoso plebiscito efectuado en isla pongan
claramente de manifiesto a nuestros amigos en ambas cámaras
de que la verdadera autodeterminación sólo será
posible si el Congreso establece oficialmente los parámetros
para cada opción viable de status. Mientras la retórica
política local sobre la isla continúe sin ser revisada,
nuestros esfuerzos para asegurar un proceso libre y justo serán
en vano.
Sería ingenuo no reconocer que cualquier legislación
relativa al status de Puerto Rico será obligatoriamente
controvertida. Aquellos que dentro y fuera del Congreso hicieron
una infatigable campaña para abortar el proyecto de ley
sobre el status de Puerto Rico en la última sesión
justificaron su oposición señalando los potenciales
peligros y escollos de un estado puertorriqueño. Tratar
el básico interrogante de si casi 4 millones de ciudadanos
estadounidenses que carecen del derecho a votar merecían
un libre y justo proceso de autodeterminación fue un tema
que aparentemente no interesó.
La cuestión de los costos siempre entra en discusión
cuando se considera la posibilidad de que la isla opte eventualmente
por la estadidad. Muchos argumentan en contra de la incorporación
de un estado que reemplazará a Mississippi como el más
pobre de la unión, yo considero extraño que los
costos actuales raramente se discutan (es decir, los costos
del ELA).
Quienes se oponen a la autodeterminación están
tan centrados en la idea de "incorporarnos" como si
fuéramos una nación independiente, que no son capaces
de reconocer que Puerto Rico está "adentro",
que hemos sido parte de los Estados Unidos durante un siglo. En
realidad, tanto formamos parte de esta nación que la actual
inversión Federal en Puerto Rico está en un promedio
de $ 10.000 millones anuales.
Si la economía de Puerto Rico es tan poco atractiva
y tan gravosa, por qué no hacer algo para mejorar la situación
en lugar de continuar malgastando dinero en ella.
Al debatir el asunto del status, nadie parece preguntarse por
qué la economía puertorriqueña está
tan retrasada con respecto a la de los estados o como comenzar
a resolver los problemas económicos de la isla; en cambio,
la economía es empleada como una herramienta para bloquear
la autodeterminación.
Padecemos las consecuencias de un inestable cima de inversión
y una pesada estructura impositiva, y el Tesoro estadounidense
y cada contribuyente americano sufren la pérdida de miles
de millones de dólares federales en un sistema económico
quebrado y sin solución a la vista. La continua inacción
legislativa no hace otra cosa que perpetuar este agujero negro
por el que se vierten los dólares de los contribuyentes
estadounidense.
Además de la pérdida de capitales, la isla enfrenta
la realidad de la pérdida de los jóvenes con mejor
nivel de educación... ante la pobre oferta del mercado
laboral insular.
Existe la impresión tanto en Puerto Rico como en la
prensa continental, de que Puerto Rico tuvo su oportunidad en
el Congreso y que no supo presentar su causa para lograr un proceso
de autodeterminación sancionado legislativamente. Cualesquiera
que san los próximos pasos, confío en que los miembros
de esta comisión comprenden que el ELA nunca fue concebido
como una solución permanente para Puerto Rico. En un futuro
cercano, los costos económicos y políticos del ELA
tornarán tan prioritaria esta materia para el Congreso
como lo es para los 3,8 millones de sus ciudadanos en Puerto Rico.
En realidad, esa hora puede llegar mucho antes de lo que muchos
anticipan. La trágica muerte de un guardia de seguridad
civil de 35 años, ocurrida recientemente en Vieques, puede
afectar de manera permanente el tono y el ritmo del debate sobre
el status.
Los residentes insulares (...) han sido atormentados con el
interrogante de cómo pudo haber ocurrido esto. Ningún
estado en la unión toleraría un entrenamiento militar
tan intenso a una distancia tan peligrosamente corta de una población
civil.
¿Porqué, entonces, se está haciendo Puerto
Rico? Primero y principal, no tenemos voz a nivel Federal y esta
tragedia, le permite ver a nuestros residentes cuán serio
es este problema. En segundo lugar, el Tío Sam nos necesita.
El Tío Sam también necesitó a los ciudadanos
estadounidenses de Puerto Rico en cada conflicto americano desde
la Primera Guerra Mundial. Nosotros en Puerto Rico no hemos rehuido
de las obligaciones que la bandera que flamea sobre nuestra isla
trae consigo. Lo que no podemos entender es porqué después
de 100 años de dominio estadounidense no se nos otorga
el mismo respeto que a los demás ciudadanos estadounidenses.
La marea está volviendo en Puerto Rico. Hemos servido
a esta nación por más de un siglo, y valoramos nuestra
ciudadanía estadounidense. Todo lo que pedimos es que nuestro
gobierno traiga el mismo nivel de compromiso con los ideales democráticos
que sostenemos en todo el mundo a nuestras propias costas.
Oprima aquí para ver
el texto completo de la declaración en inglés.
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