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EDITORIAL
CHRISTIAN SCIENCE MONITOR
La Marina de Guerra debería zarpar
12 de junio de 1999
Marca Registrada © 1999 CHRISTIAN SCIENCE MONITOR. Todos
los derechos reservados.
A corta distancia de la costa este de Puerto Rico se encuentra
la pequeña isla de Vieques, hogar de unos 9.000 ciudadanos
estadounidenses. Eso sería irrelevante, si al mismo tiempo
la isla no fuera también el asiento de una inmensa base
en la cual la Marina de Guerra de los Estados Unidos realiza ejercicios
de fuego vivo.
En ningún otro lugar se arrojan bombas reales tan cerca
de una población civil de importancia. No hace falta mucho
análisis para visualizar la potencialidad de que ocurra
un desastre, y el gobierno puertorriqueño ha intentado
durante años hacer que la Armada mude sus ejercicios a
otra parte.
La campaña de San Juan cobró un nuevo impulso
en abril, cuando un jet de la Marina bombardeó accidentalmente
un puesto de guardia civil, matando a uno de los guardianes e
hiriendo a otros. Este fue apenas el último de una larga
serie de daños sufridos por los residentes de Vieques y
causó indignación pública en Puerto Rico.
Recientemente, la Marina de Guerra admitió que otro
jet de la Armada disparó por error proyectiles con material
radioactivo en Vieques, a comienzos de marzo. El uso de esos proyectiles
en la isla es ilegal.
Ninguno de los 50 estados toleraría un campo de tiro
tan cercano a una población.
La representación ante el Congreso de cualquier estado
se aseguraría que este tipo de operación cesase.
Pero Puerto Rico no es un estado; su gobernador y su delgado no
electivo ante la Cámara de Representantes deben emplear
en cambio la persuasión.
Hemos sido persuadidos. Es hora de que la Marina de Guerra
interrumpa los ejercicios de fuego vivo o los mude a un lugar
más seguro.
Y también es hora de que el Congreso establezca un proceso
neutral por el cual los puertorriqueños puedan decidir
si están listos para la estadidad, con las ventajas y responsabilidades
que ésta implica.
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