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PUNTO DE VISTA
EL SAN JUAN STAR
Un siglo de lucha a favor de la estadidad
por Naftalí Fuster Gómez
4 de julio de 1999
Marca Registrada © 1999 EL SAN JUAN STAR. Todos los derechos
reservados.
La primera celebración
del Día de la Independencia en Puerto Rico tuvo lugar el
4 de julio de 1899. Ese mismo día, hace 100 años,
tuvo lugar otro evento histórico: la fundación del
Partido Republicano Puertorriqueño.
A través de todo este siglo, el Partido Republicano
ha sido algo más que una mera organización política.
En ese partido encontramos un movimiento ideológico, la
personificación de una tradición política
honorable y el custodio del ideal de la estadidad para Puerto
Rico.
El 4 de julio de 1899, la estadidad para la isla era una estrella
inalcanzable, un sueño imposible. Pero tras un siglo de
luchas, confrontando numerosas derrotas electorales, ahora surge
la posibilidad real de que Puerto Rico se convierta en el Estado
51 de la Unión.
Varias generaciones de republicanos, emulando el ejemplo del
fundador del partido, José Celso Barbosa, han perseverado
en la lucha por el ideal. Y esa perseverancia convierte un sueño
en una posibilidad real.
El Partido Republicano merece su justo lugar en la páginas
de la historia política de Puerto Rico.
Las raíces del Partido Republicano Puertorriqueño
están en el movimiento autonomista del Siglo XIX, así
como en los separatistas que forman la Sección Puerto Rico
del Partido Revolucionario Cubano. José Celso Barbosa fue
discípulo de Roman Baldorioty de Castro, quien apoyaba
una forma republicana de gobierno para España.
El ideal autonomista de Baldorioty se basaba en dos principios
fundamentales: gobierno local propio y representación puertorriqueña
en el Parlamento español en igualdad con las demás
provincias de España.
En 1897, se celebró una asamblea en San Juan para determinar
si el movimiento autonomista pactaría con un partido monárquico
en Madrid. Barbosa, como fiel custodio de los principios políticos
de Baldorioty, rechazó el propuesto pacto. La mayoría
de los delegados en la asamblea apoyaron a Luis Muñoz Rivera
y el pacto fue ratificado. Los partidarios de Muñoz formaron
el Partido Liberal Fusionista, aliado a los monárquicos,
mientras que los seguidores de Barbosa fundaron el Partido Autonomista
Ortodoxo.
En esos días, el activismo político de los puertorriqueños
no estaba aferrado a San Juan o Madrid. En Nueva York, un grupo
de separatistas, dirigidos por el Dr. José Julio Henna
y Roberto H. Todd, habían constituido la Sección
Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano. Antes de estallar
la Guerra Hispanoamericana, esos separatistas le ofrecieron su
apoyo a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, confiando que en
el conflicto por venir, la isla sería invadida, y que el
duro régimen español culminaría.
En año decisivo de 1898 trajo la guerra, y después,
la soberanía americana a Puerto Rico, y comenzó
un período de adaptación a las nuevas realidades.
Los grupos políticos dirigidos por Barbosa y Muñoz
Rivera comenzaron a preocuparse.
Lose seguidores de Barbosa emitieron un manifiesto declarando
que la estadidad armonizaba con la tradición liberal del
pueblo puertorriqueño. En 1899 se aprobó una plataforma
en la cual se declaró que "es primer deber de todo
ciudadano apoyar la identidad y las leyes de su país"
y se optó por organizar un gobierno territorial "como
medio para ser luego un Estado de la Unión Federal".
Se celebró una asamblea en San Juan del 2 al 4 de julio
de 1899 en la que se fundó el Partido Republicano Puertorriqueño.
La mayoría de sus miembros eran seguidores de Baldorioty
y respaldaban las ideas de Francisco Pi y Margall para crear una
república federal en España. Entre ellos estaban
Francisco Mariano Quiñones, Federico Degetau y Manuel F.
Rossy. Los antiguos separatistas Roberto H. Todd y Mateo Fajardo
figuraban también entre los fundadores.
El Partido Republicano, que nació hace 100 años,
sigue vivo en la lucha por lograr la completa igualdad para los
ciudadanos americanos de Puerto Rico. Esta ha sido una gran institución
política e ideológica, que puede ser descrita con
las palabras del historiador francés Alexis de Tocqueville:
"Los partidos políticos, a los que llamo grandes,
son aquellos que se apegan más a los que llamo grandes,
son aquellos que se apegan más a los principios que a las
consecuencias; a asuntos generales y no particulares; a ideas
y no a hombres. Esos partidos se distinguen por un carácter
más noble, por generosas pasiones, por genuinas convicciones
y una conducta más audaz y sincera que los demás".
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