para fotos de los presos |
¿Quiénes
son?
Aquellos que aceptaron la oferta de clemencia y pueden salir
en libertad de inmediato:
- Edwin Cortés, 44, sentencia de 35 años.
- Elizam Escobar, 51, sentencia de 60 años.
- Ricardo Jimenez, 43, sentencia de 90 años.
- Adolfo Matos, 48, sentencia de 70 años.
- Dylcia Pagan, 52, sentencia de 55 años.
- Alberto Rodríguez, 46, sentencia de 35 años.
- Alicia Rodríguez, 44, sentencia de 85 años.
- Ida Luz Rodríguez, 49, sentencia de 75 años.
- Luis Rosa, 39, sentencia de105 años.
- Alejandrina Torres, 60, sentencia de 35 años.
- Carmen Valentín, 53, sentencia de 90 años.
Aceptó la oferta
de clemencia, pero debe cumplir cinco años más
de prisión:
- Juan Segarra Palmer, 49, sentencia de 55 años.
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WASHINGTON -- La Casa Blanca anunció en la tarde
del martes que 12 presos miembros de un grupo nacionalista puertorriqueño
aceptaron la oferta condicional de clemencia del presidente
Clinton. Once de ellos podrán ser liberados en pocos días,
mientras que al restante le fue reducida drásticamente
su condena de 55 años y podrá salir en libertad
bajo palabra dentro de cinco años .
Diez de los 12 presos decidieron mudarse a Puerto Rico cuando
sean liberados, a pesar de que muchos de ellos no han vivido
allí desde que eran niños. Los dos restantes se
reunirán con familiares en Chicago, donde la mayoría
vivía cuando fueron arrestados a comienzos de los años
'80.
Los 12 formaban parte de las Fuerzas Armadas de Liberación
Nacional (FALN), que puso más de 100 bombas en Nueva
York y Chicago en la década del '70 y a comienzos de los
años '80, presionando para que Puerto Rico se independizara
de los EE.UU. A pesar de que seis personas murieron y hubo varias
decenas de heridos en esos atentados, ninguno de los presos a
los que se les ofrece clemencia fue sentenciado por haber causado
la muerte o heridas a persona alguna. Fueron condenados por
posesión de armas y conspiración sediciosa.
Entre las condiciones para su libertad bajo palabra se encuentra
la de no cometer otros delitos y la de limitar su asociación
con otros nacionalistas puertorriqueños que propongan
la violencia.
Otros dos prisioneros miembros del grupo radical conocido
como FALN, rechazaron la oferta del presidente de conmutar sus
sentencias. Clinton exigió como una de las condiciones
para su liberación que los presos puertorriqueños
renunciaran al uso del terrorismo para alcanzar la independencia
del Estado Libre Asociado caribeño.
Roberto Maldonado Rivera y Norman Ramírez Talavera,
quienes fueron liberados hace varios años luego de cumplir
sus sentencias por el robo de un vehículo blindado en
West Hartford, Conn., aún no respondieron a la oferta
de clemencia y tienen plazo hasta el viernes para hacerlo. La
oferta de clemencia les perdonaría el pago de multas que
les fueron impuestas en la causa.
La oferta de clemencia efectuada el 11 de agosto por el presidente
Clinton, que alcanza a 16 miembros del FALN y expira el viernes,
se ha convertido en un controvertido tema político, en
parte por la eventual participación de su esposa en la
campaña senatorial de Nueva York el año próximo.
Quienes se oponen a la oferta de clemencia, en particular
los agentes del orden que resultaron heridos en los ataques de
FALN, criticaron a Clinton por mostrarse blando ante el terrorismo
y por tratar de conseguir apoyo para su esposa entre los miembros
de la comunidad puertorriqueña de Nueva York.
Pero los partidarios del perdón, entre quienes se encuentran
el ex presidente Jimmy Carter y el Premio Nobel sudafricano Desmond
Tutu, enmarcan el tema en términos de derechos humanos
y argumentan que las sentencias de los miembros del FALN fueron
desproporcionadas con los delitos cometidos. Los prisioneros
recibieron sentencias de entre 35 y 90 años, mucho más
duras que las que se aplican a los traficantes de drogas, por
ejemplo, o a los asesinos convictos. La mayoría ya ha
cumplido 19 años en prisión.
"No se trata de quien será el próximo senador
por Nueva York", dijo Jan Susler, abogada de los detenidos,
en una conferencia de prensa realizada en Chicago. "Estas
personas fueron a prisión por la mismo que Nelson Mandela
fue encarcelado", argumentó, refiriéndose
a las décadas de cárcel que precedieron a la elección
de Mandela como primer presidente democrático de Sudáfrica.
"Pienso que es una gran victoria y un logro para el pueblo
puertorriqueño y para la gente que ama la justicia",
afirmó Susler. Pero ella y otro abogado de los miembros
del FALN, Michael Deutsch, añadieron que estaban preocupados
por la posibilidad de que tras su liberación los nacionalistas
sean acosados por los agentes seguridad y les sean negados su
derechos políticos.
Los abogados dijeron que planeaban crear una red de monitores
para controlar que no se restrinjan los derechos de los presos
liberados.
Los dos nacionalistas que rechazaron la oferta del Presidente
y permanecerán en prisión son Oscar López
Rivera y Antonio Camacho Negrón. López Rivera fue
sentenciado en Chicago en agosto de 1981 por numerosos cargos,
entre los que se encuentran la violación de armas y la
asociación ilícita para transportar explosivos
con intención de destruir propiedad del Gobierno, por
los que fue sentenciado a 70 años de prisión.
Clinton le había ofrecido reducir su sentencia.
Camacho Negrón fue sentenciado en Connecticut en junio
de 1989 por asociación ilícita para robar un banco
y tráfico de dinero robado al exterior. Fue condenado
a 15 años de prisión. Camacho Negrón había
sido puesto en libertad bajo palabra, pero volvió a prisión
en febrero de 1998 por asociarse con activistas del movimiento
independentista e involucrarse personalmente una vez más.
Mientras tanto, Hillary Clinton se expuso a las críticas
de los líderes latinos por el anuncio que efectuó
el sábado de que se oponía a la oferta de clemencia
de su esposo. Su posición la puso en el mismo bando que
el alcalde de la ciudad de Nueva York, Rudulph W. Giuliani (Rep.),
su probable rival en la competencia para ocupar una banca en
el Senado, y provocó el clamor de la políticamente
influyente comunidad hispana.
La señora Clinton dijo que la oferta era un "error"
y que la falta de respuesta por parte de los prisioneros, especialmente
en lo que respecta a la renuncia a la violencia, "resultaba
significativa". (Un comunicado de prensa emitido por el
abogado de los detenidos el 2 de septiembre aclaró que
éstos aceptaban renunciar a la violencia).
La intervención de la señora Clinton se produjo
un día después de que los abogados de la Casa Blanca
fijaran el 10 de septiembre como último plazo para que
respondieran los miembros del FALN.
Los líderes latinos expresaron su malestar por la posición
de la señora Clinton, calificándola de prematura
y sugiriendo que actuó para contrarrestar las denuncias
de que la administración intenta complacer a su comunidad.
En el Día del Trabajo, la primera dama trató de
mitigar los agravios mediante estratégicas llamadas telefónicas,
pero aparentemente no consiguió disminuir el malestar
existente.
Tanto Fernando Ferrer, presidente del municipio del Bronx,
como la representante Nydia M. Velázquez (Dem.-NY) confirmaron
hoy que hablaron el lunes con la señora Clinton. Sin embargo,
ninguno de ellos dio precisiones sobre lo manifestado por la
primera dama en las conversaciones. Ferrer declaró: "Le
dije que había cometido un gran error".
El representante José E. Serrano (Dem.-NY), quien amenazó
durante el fin de semana con retirar su apoyo a Clinton y reafirmó
esa postura hoy, expresó que no recibió ninguna
llamada el lunes. "Ellos no me llaman", dijo.
En una conferencia de prensa ofrecida en Manhattan, Serrano,
Velázquez, Ferrer y otros 11 funcionarios latinos criticaron
a la señora Clinton por hacer política con un tema
que les pertenece, que es muy caro para los políticos
latinos y que debería haber sido puesto más allá
del debate político. Todos estos dirigentes son demócratas
y difícilmente apoyarían la candidatura de Giuliani
al Senado; pero, a pesar de ello, hicieron conocer su desagrado
con claridad a la señora Clinton.
"El asunto es que apoyamos la liberación",
dijo emocionada la representante Carmen Arroyo, miembro de la
Asamblea del Estado de Nueva York. "Nosotros encomiamos
al presidente. A quién le importa ahora Hilary Clinton".
"O para el caso, Rudolph Giuliani", dijo Ferrer.
"Nosotros queremos ver libres a los prisioneros",
dijo Arroyo.
A pesar de la polvareda política, Howard Wolfson, un
portavoz del comité de la campaña senatorial de
Clinton, dijo que los enfurecidos dirigentes latinos eran "amigos"
de la señora Clinton.
"Hillary Clinton comprende que sus amigos tengan profundos
sentimientos sobre este asunto -explicó Wolfson-, pero
mantiene su postura (del sábado)."
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