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EDITORIAL

THE PUERTO RICO HERALD

PUERTO RICO: BALUARTE DE LA DEMOCRACIA AMERICANA

Personal del Herald

17 de septiembre de 1999
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La controversia que acompañó -tanto en los 50 estados como en Puerto Rico- al otorgamiento de clemencia a los miembros del FALN ha, lamentablemente, oscurecido los 101 años de compromiso de los 3,8 millones de ciudadanos americanos de Puerto Rico con los ideales democráticos encarnados en la constitución estadounidense.

Así como las acciones ilegales y erróneas de unos pocos grupos sediciosos e individuos en los Estados Unidos no reflejan la opinión mayoritariamente democrática del pueblo americano, los 20 años de acciones ilegales del grupo independentista FALN, algunos de cuyos miembros le fue concedida clemencia, no reflejan los principios y prácticas democráticas del pueblo puertorriqueño. Sería injusto para todos los puertorriqueños asumir lo contrario, y resultaría denigrante para los miles de valientes hombres y mujeres puertorriqueños que lucharon con honor en el exterior para defender a América desde la Primera Guerra Mundial.

Puerto Rico es en verdad el ideal viviente de la democracia americana. Su constitución sigue muy de cerca el modelo americano, pero también le otorga representación en los órganos de gobierno a los partidos políticos minoritarios que no obtienen votos suficientes para ganar una elección. Por ello, el partido independentista de Puerto Rico tiene, por lo general, miembros en ambas cámaras legislativas del Estado Libre Asociado, a pesar de que regularmente consigue menos del 5 por ciento de los votos emitidos en la isla.

De manera que el sistema democrático de Puerto Rico permite que todas las opiniones políticas sobre el status actual y futuro de la isla -independencia, estadidad, Estado Libre Asociado- sean emitidas en los foros legislativos. Por lo tanto, no se justifica que individuos u organizaciones actúen fuera de esas instituciones en representación de cualquiera de esas opciones de status: no son tolerados ni aprobados legalmente.

Significativamente, no existe otra jurisdicción americana tan comprometida con los principios democráticos como Puerto Rico. Regularmente, entre el 70 y el 80 % del electorado puertorriqueño emite su voto cuando hay elecciones. Esto representa una tasa entre dos veces y dos veces y medio más alta que la del continente.

Igualmente elocuente resulta la defensa de la democracia americana que hace Puerto Rico. Con una de las tasas más altas de incorporación a las fuerzas armadas, unos 197.000 hombres y mujeres puertorriqueños han defendido los principios americanos en cada conflicto en el exterior, desde la Primera Guerra Mundial hasta Kosovo. De estos, 6.220 recibieron heridas y 1.225 murieron sirviendo a su país, los Estados Unidos. A cuatro de ellos le fue otorgada la Medalla de Honor del Congreso.

Los puertorriqueños están orgullosos de su ciudadanía americana; la defienden y la practican con un celo que no tiene parangón en ningún lugar de los Estados Unidos. Los puertorriqueños han condenado mayoritariamente las acciones de unos pocos que quisieron mancillar su compromiso con la Constitución estadounidense y a cualquiera, en cualquier lugar, que quiera cuestionar su lealtad hacia bandera americana y los valores que simboliza.

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