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Puerto Rico Perfil: Roberto Clemente
8 de octubre de 1999
Marca Registrada © 1999 THE PUERTO RICO HERALD. Todos los
derechos reservados.
"Cuando tienes la oportunidad de mejorar cualquier
situación, y no lo haces, estás malgastando tu tiempo
en la Tierra."
-- Roberto Clemente
El 18 de agosto, el pueblo de Carolina en Puerto Rico conmemoró
a su héroe local. En su honor, el alcalde de la ciudad
reveló una enorme placa de bronce --- 10 pies de alto por
30 pies de largo.
Unos meses antes, el pueblo de Pittsburgh en Pennsylvania conmemoró
a su héroe local. 5,000 personas se dieron cita para dar
su nombre a un puente de la ciudad.
Carolina y Pittsburgh no tienen mucho en común, pero
comparten el mismo héroe local: Roberto Clemente.
La historia del gran deportista Roberto Clemente se ha relatado
infinidad de veces. Desde sus humildes raíces en el pueblo
de Carolina, "El Grande" alcanzó la fama en su
posición de bosque de la derecha para los Piratas de Pittsburgh.
En 18 temporadas jugando en las Grandes Ligas, fue seleccionado
12 veces como participante en el juego de estrellas. Se le confirieron
cuatro títulos por sus logros como bateador y ganó
12 Guantes de Oro. En 1966 fue designado como el Jugador más
Valioso de la Liga Nacional y en 1971 llevó a los Piratas
a su victoria en la Serie Mundial con un índice de .414
al bate y fue galardonado con el premio del Jugador más
Valioso de la Serie Mundial.
Entonces el mundo lo perdió.
El 31 de diciembre de 1972, en una misión para llevar
ayuda para las víctimas del terremoto en Nicaragua, Roberto
Clemente murió en un accidente aéreo en las costas
puertorriqueñas. Al año siguiente se convirtió
en el primer latino incorporado a la Sala de la Fama del Béisbol.
Clemente dejó su marca indeleble en el beisbol, dentro
y fuera de los parques de juego. Como jugador, fue la primera
super estrella latina, abriendo camino para mucho otros de los
más destacados jugadores en la actualidad tales como Sammy
Sosa y Manny Ramírez. Fue una gran inspiración para
sus compañeros puertorriqueños, muchos de los cuales,
como Juan Gonzalez, Bernie Williams y Roberto Alomar, se encuentran
perennemente entre los mejores del deporte. Este año Orlando
Cepeda se convirtió en el segundo puertorriqueño
en entrar a la Sala de la Fama... sin duda no será el último.
Como humanitario, Clemente dejó al mundo un extraordinario
ejemplo. En 1972 comentó que: "No existe nada malo
en nuestros hogares y país que un poco más de compasión,
cuidado y amor no puedan curar. Somos todos hermanos y hermanas
y debemos ayudarnos mutuamente cuando es necesario". Sus
heroicos esfuerzos demostrando su convicción en esas palabras
fueron trágicamente cortos, pero su familia y toda una
generación de atletas latinos están llenando el
vacío que él dejó.
Los hijos de Clemente han encabezado los esfuerzos por preservar
la herencia de su padre. En 1993, Roberto, Jr., fundó la
Fundación Roberto Clemente que provee capacitación
en deportes y ciudadanía a los jóvenes del área
de Pittsburgh. Su hermano, Luis, es el director de Roberto Clemente
la Ciudad Deportiva, un complejo deportivo en Carolina que abarca
300 acres e incluye un dormitorio, siete campos de beisbol y enseñanza
de distintos deportes, desde golf a tae-kwon-do.
Cada vez con mayor frecuencia jugadores de beisbol de Puerto
Rico y de América Latina están siguiendo el ejemplo
de Roberto Clemente. Han creado centros comunitarios y clínicas
de deportes que tienen como fin mantener a los jóvenes
ocupados y fuera de las calles mientras reciben instrucción
en las destrezas fundamentales del éxito. Carlos Baerga
de los Indios de Cleveland, otro destacado puertorriqueño,
ha ido más lejos que eso. Es el auspiciador del evento
caritativo de beisbol más grande del mundo: un juego de
grandes estrellas que se realiza anualmente en San Juan.
27 años después de su muerte, la memoria de Roberto
Clemente sigue reluciente. Pete Ridge trabajaba en el estadio
durante los juegos de los Piratas y fue testigo de algunos de
los grandes momentos de Clemente jugando beisbol. "Era un
faro de luz para las minorías en Pittsburgh, y en el mundo,
así como para todas las personas, sin importar su color
u origen nacional. Murió igual que vivió, como un
héroe. Era un hombre bueno y decente".
El pueblo de Carolina, donde nació, y el de Pittsburgh,
donde se convirtió en una estrella, tienen un reclamo especial
a la memoria de Roberto Clemente. Pero tienen que compartirlo
con todos los demás norteamericanos, todos los aficionados
al beisbol y todas las víctimas de pobreza e infortunio
a quienes inspira con fascinación y gratitud.
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