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THE NEW YORK TIMES
El castellano invade Nueva York, que ya es casi una
ciudad bilingüe
por Mirta Ojito
18 de octubre de 1999
Marca Registrada © 1999 THE NEW YORK TIMES. Todos los derechos
reservados.
Seis niños, sentados sobre el regazo de su madre, esperan
tranquilamente en el aula de una escuela del Upper East de Manhattan.
El mayor tiene dos años; el más pequeño,
uno recién cumplido. Uno se chupa el pulgar; una nena juega
con su ombligo.
Aparece la maestra Verónica Noguera, con un títere
peludo en cada mano. "¿Quién está aquí?
-pregunta- Buenos días, niños. Buenos días."
Sus alumnos hablan inglés como primer idioma, pero sus
padres, que no hablan castellano, los han enviado aquí
a aprenderlo, seguros de que se está convirtiendo en un
conocimiento esencial en esta ciudad cada vez más bilingüe.
"No quiero que mi hijo quede rezagado. Esta ciudad ya
es tan bilingüe que es imposible seguir ignorando el español",
dice Linda Hughes. Una vez por semana, lleva a Lucas (3) a su
clase de castellano; son dos horas de viaje, una de ida y otra
de vuelta.
Por generaciones, los latinos se han entretejido en forma indeleble
en la textura neoyorquina. Los puertorriqueños comenzaron
a llegar en los años 30; les siguieron los dominicanos,
los cubanos y, más tarde, los mexicanos.
La primera minoría
Hoy día, la mitad de los residentes del Bronx son hispanos;
uno de cada cinco neoyorquinos habla castellano en su hogar. En
la última década, la presencia hispana en la ciudad
ha aumentado en 400.000 personas (cifra equivalente a la población
de Atlanta). Los 2,2 millones de neoyorquinos hispanos constituyen
el mayor grupo minoritario.
En un tiempo, los inmigrantes hispanos solían vivir
y trabajar en enclaves como Washington Heights, el Lower East
Side, el Bronx y ciertas partes de Queens. Ahora se trasladan
mucho más allá de esas áreas.
Los neoyorquinos no hispanos responden a esta tendencia de
manera práctica, tomando clases de castellano en su domicilio,
en el lugar de trabajo o en las escuelas. En estos dos últimos
años, el español ha llegado a ser la lengua más
solicitada en las academias de idiomas privadas de Nueva York.
Su matrícula se ha duplicado, obligando a muchas escuelas
a añadir clases o a buscar edificios más amplios.
Además, ya va siendo un conocimiento remunerativo. En
el St. Regis Hotel, el Metropolitan Hospital Center y otras empresas
o entidades similares, así como en varias organizaciones
informativas, los empleados se han inscripto en clases de español
creadas por sus empleadores. El Departamento de Policía
de la ciudad de Nueva York pronto empezará a ofrecerlas.
Iglesias y escuelas, a menudo incapaces de cubrir puestos que
exijan el dominio del español, traen sacerdotes y maestros
de España y América latina.
El doble de alumnos
Según informó Anastasio Sánchez, director
del programa de lengua castellana del Cervantes Institute, en
1998 se matricularon 1440 estudiantes, contra 850 en 1997. Ahora,
dictan clases en oficinas y habitaciones antes destinadas a otros
usos, y acaban de comprar un edificio más amplio.
Ana Menéndez, que ocupa un cargo similar en el Spanish
Institute, dijo que la matrícula de 1998 (1700 estudiantes)
había duplicado la de 1996.
En las Academias Berlitz de Nueva York, la matrícula
de los cursos de castellano ha aumentado un 37 por ciento. El
año último, en uno de sus dos centros de Manhattan,
el Rector St., el español sobrepasó al inglés
como lengua más popular. Dawn Liles, asociada de marketing,
señaló que más del 50 por ciento de quienes
cursaban allí decían necesitarlo para su trabajo
o para cambiar de empleo.
Los niños hispanos representan casi el 40 por ciento
del alumnado de las escuelas municipales. Muchos son bilingües
o sólo hablan castellano. Su presencia creciente ha obligado
a los administradores a contratar maestros bilingües calificados.
En 1998 "importaron" 35 maestros de Puerto Rico y 7
de España; este año vinieron 40 y 6, respectivamente.
Sermones en español
En las iglesias católicas, donde otrora eran raras las
misas en castellano, los inmigrantes hispanohablantes constituyen
casi la mitad de la feligresía actual.
Desde hace varias décadas, la arquidiócesis enseña
castellano a sus sacerdotes en su propia escuela. No obstante,
en el último lustro ha tenido que traer 150 curas y 80
monjes de España y América latina. "Hemos tenido
sacerdotes que, de pronto, se dieron cuenta de que predicaban
a un grupo de gente que no comprendía los sermones",
admitió Martín Poblete, asesor arquidiocesano en
cuestiones hispanas.
Las empresas y las instituciones culturales también
han tomado debida nota de los cambios. La 92nd. Street Y dicta
clases de sanidad y organiza actos literarios en castellano. En
Harry's Shoes, del Upper West Side; Gap, de Madison Avenue, y
otros comercios, algunos empleados saludan a los clientes en español.
"Todas las empresas, desde las 500 más grandes
hasta las más pequeñas, perciben el crecimiento
de la población latina. El sector privado se está
despabilando", declaró Justin Blake, vocero de la
New York City Partnership & Chamber of Commerce.
Agregó que más del 10 por ciento de las compañías
que recurren a él en busca de personal calificado quiere
gente que hable castellano; éste se ha generalizado a tal
punto en Nueva York que, por lo común, la encuentran.
Las compañías y agencias situadas fuera de Manhattan
tienden a no buscar clases de español, por cuanto pueden
encontrar hispanohablantes en sus propios barrios.
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