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TIMES UNION
Rosselló pone a Vieques en el centro de la
escena
por Stewart M. Powell
7 de noviembre de 1999
Marca Registrada © 1999 TIMES UNION. Todos los derechos reservados.
WASHINGTON - Su calma puede deberse a su trabajo como cirujano
pediátrico. Su determinación puede provenir de la
resolución en el campo de juego que hizo de él un
campeón de tenis.
Cualquiera fueran los orígenes, el Gobernador de Puerto
Rico, Pedro Rosselló, está dotado de formidables
cualidades para luchar por su carrera política.
Casi sin ayuda, este demócrata de 55 años se
las ha arreglado para transformar un trágico accidente
ocurrido en el campo de tiro de la Marina de Guerra de los EE.UU.
en la isla de Vieques en una controversia que ha capturado la
atención de la Casa Blanca, el Congreso y el Pentágono,
y de los candidatos que rivalizan por llegar a la presidencia
y al Senado el año próximo.
Rosselló ha estado haciendo campaña durante más
de seis meses para poner fin a las prácticas de tiro en
Vieques, luego de que un piloto de Marine bombardeó por
error un puesto de observación el 19 de abril, matando
a un guardia de seguridad civil contratado por la Marina, David
Sanes Rodríguez, 35, e hiriendo a cuatro empleados civiles
del campo.
El campo de tiro ha estado cerrado desde entonces.
Se espera que el presidente Clinton decida antes de fin de
año si reabre el campo de tiro o accede a la solicitud
de Puerto Rico de que se ponga fin a los 58 años de bombardeos
en la isla, donde viven 9300 civiles a 10 millas del campo de
tiro.
La Marina de Guerra sostiene que necesita la aprobación
presidencial a mediados de noviembre para que el grupo de Combate
del Marine Corps que conduce el portaaviones USS Dwight D. Eisenhower
pueda entrenar en Vieques antes de zarpar hacia el Golfo Pérsico
el 18 de febrero.
¿Cómo hizo Rosselló para poner una cuestión
tan remota en el centro de la escena?
Rosselló, cuya espléndida oficina en San Juan
está coronada con fotos de Maga, su esposa de 30 años,
y los tres hijos de la pareja, tomó la ofensiva inmediatamente
después del accidente en el campó de tiro. En cuestión
de horas, el viejo aliado de Clinton le escribió al presidente
para pedir el cese permanente de los bombardeos de la Marina,
que comenzaron en 1941.
El representante José Serrano, Dem.-NY, uno de los
amigos de Rosselló, manifestó que el gobernador
reaccionó con el instinto que lo caracteriza: "En
casos como este, el doctor Rosselló mira al niño
de Vieques y siente primero".
Rosselló, que es hijo de un psiquiatra y se formó
como médico en Yale y Harvard, se concentró exclusivamente
en la cuestión de que las fuerzas armadas de los EE.UU.
habían estado arrojando munición real cerca de ciudadanos
estadounidense.
"Vieques es fácil de comprender si uno se limita
a eso, es un caso de abuso y arrogancia superlativos", explicó
Serrano, veterano nativo de Puerto Rico que presta servicio en
el Congreso. "Rosselló se concentró en esa
cuestión".
Rosselló no ha titubeado, rechazando todas las tentativas
de negociación con el Pentágono que incluyeran la
reanudación del entrenamiento con fuego vivo en el campo
de tiro de la isla.
"La Armada tiene que aceptar que el cese de los bombardeos
en Vieques es para nosotros la última palabra", reiteró
Rosselló la semana pasada.
El Secretario de Defensa William Cohen apeló nuevamente
el jueves a un diálogo directo con Rosselló, manifestando:
"Necesitamos dialogar sobre esto". Rosselló
no hizo ningún comentario.
El general retirado de Marine, Richard Neal, uno de los miembros
del panel revisor del Pentágono que propuso reducir los
bombardeos de la Armada en Vieques y el retiro de la isla en un
plazo de cinco años, declaró que Rosselló
ha ganado puntos con su enfoque moderado.
Pero Neal señaló que está "sorprendido
y frustrado por la falta de voluntad de Rosselló para negociar",
agregando que "este es el momento para dialogar en un esfuerzo
por encontrar un terreno común".
Rosselló enfatizó su posición prometiendo
interponer una acción ante la corte federal a fin de bloquear
cualquier reanudación de los bombardeos, aunque lo ordene
el Presidente.
"Nos atenemos a lo que sentimos que es la ley de la tierra",
dijo Rosselló. "Es una cuestión fundamental
para nosotros".
En tiempos en que se registra una explosiva influencia hispana
en los estados electorales más importantes, tales como
Nueva York, Texas, California, Florida y Colorado, el gobernador
a forjado una formidable coalición de soporte. Sus aliados
van desde el alcalde de Denver, Wellington Webb, jefe de la Conferencia
de Alcaldes de los EE.UU, y el líder de los derechos civiles
Jesse Jackson hasta la AFL-CIO y las principales organizaciones
hispanas de la nación.
Tanto el vicepresidente Al Gore como el ex senador por New
Jersey, Bill Bradley, rivales por la nominación presidencial
del partido Demócrata, han enunciado su apoyo al retiro
de la Armada de Vieques. Rosselló, que es el jefe de recaudación
de fondos en Puerto Rico para la campaña del vicepresidente,
reunió por lo menos $100.000 el pasado mes de julio para
Gore.
Rosselló también goza del apoyo de la primera
dama Hillary Rodham Clinton, que está haciendo campaña
prospectiva para ingresar al Senado representando a Nueva York.
Su probable rival, el alcalde republicano de Nueva York, Rudolph
Giuliani, también apoya el retiro de la Armada de Vieques.
Rosselló ha estado presentando su causa ante el Congreso
Republicano de manera correcta, pero con firmeza, devolviendo
los pelotazos verbales de los hostiles legisladores con la misma
precisión con que devolvía las pelotas de tenis
cuando era capitán del equipo de tenis de la Universidad
de Notre Dame y luego cinco veces campeón de tenis de Puerto
Rico.
Dirigiéndose al presidente del la Comisión de
Servicios Armados del Senado, John Warner, durante el testimonio
que prestó el 19 de octubre, Rosselló destacó
la natural lealtad del Republicano de Virginia para con la Marina,
en una controversia que enfrenta a la Armada con las demandas
de Puerto Rico.
Warner contraatacó con repetidas apelaciones a que Rosselló
negocie con la Marina de Guerra para permitir que al menos el
grupo de combate del Eisenhower pueda prepararse para su despliegue.
Rosselló replicó sin una pizca de enojo u hostilidad:
"No se negocian los derechos humanos".
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