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THE SAN FRANCISCO CHRONICLE

La Marina es un pesado huésped para Vieques

por John Lindsay-Poland, Jackie Santos

22 de noviembre de 1999
Marca Registrada © 1999 THE SAN FRANCISCO CHRONICLE. Todos los derechos reservados.

Desde 1941, la Marina de Guerra mantiene un campo de tiro en la poblada isla de Vieques, situada en el extremo oriental de Puerto Rico. Los residentes de Vieques, que forma parte de Puerto Rico, junto con los puertorriqueños de todo el espectro político ya están hartos de la Marina y claman por su partida. El problema ahora está en manos del presidente Clinton, de quien se espera que decida pronto si la Marina continuará sus bombarderos allí.

Los antecedentes de la Armada en Puerto Rico son atroces. En Vieques, la Marina expropió a sus residentes 26.000 de los 33.000 acres de la isla, lo que afectó severamente al turismo y a la actividad pesquera. Una población de 9400 personas sufre una tasa de incidencia de cáncer 27 veces superior a la de todo Puerto Rico, que supuestamente es el resultado de los metales pesados y de los compuestos tóxicos que los proyectiles han esparcido en el aire y en el agua potable, según expertos en epidemias puertorriqueños.

Cuando dos bombas de 500 libras erraron su objetivo por casi dos millas el pasado 19 de abril, matando a un guardia de seguridad civil local, se trató de uno más en una serie de actos que han destruido sus relaciones con la sociedad puertorriqueña.

En mayo, la Marina de Guerra reveló que "por error" había disparado ilegalmente en Vieques 263 proyectiles cargados con uranio empobrecido, y que sólo 57 de estos habían sido recuperados.

Por otra parte, la base de la Marina en Roosevelt Roads, situada en la isla principal, ha estado desviando sin permiso desde 1985 agua de un río puertorriqueño, motivando que el Departamento de Recursos Naturales y Medio Ambiente de Puerto Rico ordene a la Marina que deje de usar el agua.

Los activistas puertorriqueños que acampan desde abril en el área de impacto de Vieques descubrieron que la Marina destruyó lagunas mediante el bombardeo y que ha construido caminos que las separan del mar. En agosto, la Agencia de Protección del Medio Ambiente emitió una advertencia de que denegará un permiso que autorice a la Marina a continuar bombardeando las lagunas porque "no ha demostrado capacidad de respetar el permiso".

La Armada afirma que Vieques es el único sitio en el cual la Flota Atlántica puede practicar desembarcos anfibios al mismo tiempo que se efectúan ejercicios de bombardeo aire-tierra y mar-tierra. Pero la Marina no ha realizado desembarcos anfibios contra fuerzas hostiles desde la Guerra de Corea. Más aún, la Flota Atlántica de los EE.UU. puede realizar su entrenamiento sin un sitio que combine las condiciones del campo de Vieques.

La Marina alquiló Vieques a fuerzas militares aliadas de la NATO y países latinoamericanos, obteniendo ingresos estimados en $80 millones el año pasado. Hasta que funcionarios puertorriqueños protestaron, un sitio Web operado por la Marina anunciaba a Vieques como si se tratase de un "shopping" para actividades militares.

Recientemente visitamos el área de impacto en Vieques y comprobamos que la destrucción de la tierra por parte de la Marina es apocalíptica. La intensa belleza natural de la isla contrasta abruptamente con los cráteres lunares abiertos por las bombas y las municiones y bombas esparcidas por doquier.

La Marina quiere usar Vieques a comienzos de diciembre para entrenar un grupo de batalla que deberá partir hacia el Golfo Pérsico en febrero. Un panel designado por el Secretario de Defensa William Cohen recomendó continuar su uso, con un retiro gradual de la Marina en el plazo de cinco años.

Pero resulta difícil encontrar alguien en Puerto Rico que crea que la Marina cumplirá dicho acuerdo una vez que los bombardeos sean reanudados. Tras décadas de engaños, la Marina allí tiene credibilidad cero. El gobernador de Puerto Rico, Pedro Rosselló, planea iniciar acciones legales si la Marina reasume los bombardeos y líderes religiosos estadounidenses han llamado a la desobediencia civil.

La Flota Atlántica que entrena sus cañones de cinco pulgadas en Vieques supuestamente está defendiendo la democracia en el Golfo Pérsico, pero descuida el cumplimiento de esos principios en Puerto Rico. Como lo manifestó el presidente Clinton por escrito en Julio: "Ellos no nos quieren allí. La Marina puede buscar una manera de resolverlo".

El presidente debería cumplir los deseos de los residentes de Vieques y devolverles Vieques a la gente que vive allí.

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