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EDITORIAL

THE WALL STREET JOURNAL

El valor de Vieques

15 de noviembre de 1999
Marca Registrada © 1999 DOW JONES & COMPANY, INC. Todos los derechos reservados.

¿Qué haría usted si fuera Presidente y estuviera buscando un regalo para una mujer que lo tiene todo excepto una banca en el Senado?

El verano pasado fue la clemencia para 16 terroristas puertorriqueños. Lo que sigue puede ser el campo para prácticas con fuego vivo que la Marina de Guerra posee en Vieques. De la misma manera en que el señor Clinton hizo su oferta de clemencia en contra de las recomendaciones del Departamento de Justicia, el FBI y las oficinas de los fiscales estadounidenses que habían llevado a juicio a los terroristas, ahora él está considerando cerrar Vieques en contra del consejo de los militares estadounidenses, emitido con claridad y en un tono inusualmente alto.

Aún sin la complicación de la competencia por la senaduría de Nueva York, el problema de Vieques no resulta de fácil resolución. Por un lado, está la cuestión capital de la seguridad nacional: las tropas de la nación deben ser entrenadas al máximo nivel. ¿Si no es en Vieques, donde? La Armada dice que no existe otra opción. Por otro lado, están los deseos de los ciudadanos de Puerto Rico, que han intentado negociar durante décadas la partida de la Marina de Vieques, y que pensaron que habían logrado un acuerdo a comienzos de los '80 para que la Marina buscara un sitio alternativo. El asunto estalló en abril, con la muerte accidental de un guardia de seguridad civil de Vieques.

El vicealmirante William Fallon, comandante de la Segunda Flota, que cubre el Atlántico, habla por la Marina cuando califica a Vieques como "crítico para la preparación". Es la única locación en la Costa Este donde la Marina de Guerra y el Marine Corps pueden practicar de manera conjunta operaciones de aire, mar y tierra usando munición real, en ejercicios esenciales para las tropas de combate. "La gente tiene que tener la confianza de que podrá hacer su trabajo bajo presión -explica- y no existe juego de computación que pueda simular el stress de la munición real. Unos 50.000 efectivos militares entrenan en Vieques cada año. Virtualmente todos los grupos navales y de Marine que dejan la Costa Este para entrar en situaciones de combate tales como las de la guerra del Golfo o Kosovo, tienen que entrenar en Vieques.

La presencia militar allí data de 1941, cuando FDR autorizó el uso de Vieques y la cercana isla de Culebra. Desde entonces, el crecimiento de la población junto con el crecimiento del comercio aéreo y marítimo han restringido y reducido las opciones de entrenamiento con fuego vivo en la costa marítima oriental (existen muchas en el vasto Oeste). Las operaciones en Culebra cesaron a comienzos de los años '70.

La naturaleza del entrenamiento realizado en Vieques, bombardear y partir, implica que, a diferencia de la mayoría de los sitios donde van los militares, existan pocos empleos para los 9.300 habitantes de la isla y casi ningún beneficio para la economía local. Un informe de la Marina de Guerra sobre el desarrollo económico enumera una letanía de fracasos: ganado, centolla, camarones, aloe vera, abejas, para nombrar sólo algunas industrias de no pudieron ser. Un pequeño grupo de turistas es atraído por las bellas playas de la isla, y la Marina permite que un crucero haga avisos, pero las bombas son un impedimento para que surja una industria del turismo.

En Puerto Rico existe una rara unanimidad política sobre Vieques y una sensación compartida de que Washington le ha hecho algo malo. Pero sería un error interpretar el sentimiento contra Vieques como un sentimiento antiamericano o antimilitar, aunque quienes que sí son antiamericanos y antimilitaristas hayan tomado la causa con voces más estridentes. El pequeño Partido de la Independencia se ha puesto a sí mismo al frente del grupo, con su principal dirigente, Rubén Berriós Martínez, instalado en la isla como una atracción turística, que recibe visitantes de la talla de Jesse Jackson.

Para muchos puertorriqueños, sin embargo, la presencia continua de la Marina de Guerra en Vieques se ha convertido en un símbolo de la falta de influencia política del Estado Libre Asociado en Washington. Los partidarios de la estadidad señalan a la isla de Kahoolawe, cercana a la isla de Maui, que fue expropiada para uso militar en el mismo año que Vieques. En 1990, los senadores de Hawaii, que para entonces ya era un estado, consiguieron que los militares dejaran de usarla como campo de tiro.

Una comisión presidencial sobre Vieques, establecida poco después de la muerte del guardia de seguridad, ha emitido una recomendación de podría servir: la Marina puede quedarse, pero sólo por cinco años más.

Sin embargo, hasta el momento las respuestas no son muy alentadoras, y sin la clase de liderazgo político del que esta administración carece, no hay chances de que la propuesta de la comisión sea implementada. Puerto Rico dice que no quiere más bombardeos, punto final, y la Armada sostiene que no puede encontrar un sitio alternativo en cinco años. La señora Clinton agrega su opinión de que la Marina debe partir de inmediato.

En lo que respecta al comandante en jefe, el señor Clinton debe decidir en breve si se realizarán los ejercicios de entrenamiento del U.S.S. Eisenhower, planeados para comenzar el 1° de diciembre. El Almirante Fallon advierte que si los ejercicios son cancelados no estará en condiciones de certificar el alistamiento para el combate del Eisenhower. Esto fue dado a conocer inmediatamente después del anuncio de que dos de sus divisiones no están listas para el combate, habiendo recibido la más baja de las cuatro calificaciones posibles, y de que ninguna división obtuvo los puntajes más altos. James Inhofe, senador republicano por Oklahoma que preside la subcomisión de preparación, dice que hay que remontarse a los años '70 para encontrar una crisis comparable en lo que respecta a preparación militar.

En una entrevista con la emisora televisiva Telemundo realizada a comienzos de mes, Clinton aprovechó la ocasión para criticar el tratamiento de Vieques por parte de los militares, declarando que "trabajaría duro" para conseguir un acuerdo negociado, pero que él no se comprometía personalmente con los ejercicios del Eisenhower. Tras el burdo ejercicio de politiquería exhibido en el otorgamiento de clemencia al FALN, resulta difícil confiar en que cuando se ocupe de resolver la cuestión de Vieques, el presidente pondrá en primer lugar el interés nacional.

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