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THE ORLANDO SENTINEL
Vieques es una prueba decisiva para Hillary Clinton
en Nueva York
Los críticos dicen que la primera dama no
hizo lo suficiente para ayudar poner fin a la disputa entre Puerto
Rico y la Marina de Guerra
25 de diciembre de 1999
Marca Registrada © 1999 THE ORLANDO SENTINEL. Todos los derechos
reservados.
NEW YORK - Si Hillary Rodham Clinton quiere estimar las consecuencias
políticas de la controversia sobre Vieques en su incipiente
campaña senatorial por Nueva York, basta con que haga
una pausa para almorzar en La Fonda Boricua, un cálido
comedor al paso ubicado en el corazón del vecindario de
habla hispana del Este de Harlem, conocido como "El Barrio".
"Todos hablan sobre Vieques", dice Jorge Ayala, el
afable propietario del concurrido restaurante que tiene una clientela
variada en la que hay artistas, maestros, abogados, agentes de
policía y bomberos.
Algunos clientes del pequeño restaurante situado en
la calle 106° Este expresan su malestar porque el presidente
Clinton rehusó ordenar el cese permanente de las prácticas
de tiro que realizan los militares en la isla puertorriqueña
de 52 millas cuadradas, que es el hogar de 9300 civiles, todos
ellos ciudadanos americanos por nacimiento.
Otros temen que la Casa Blanca ordene el pronto desalojo de
los manifestantes que acampan en el campo de tiro mediante el
empleo de la fuerza pública y agentes del FBI, creando
las condiciones para que se reanude el entrenamiento militar suspendido
desde abril.
Muchos se quejan de que la primera dama hizo muy poco para
evitar el enfrentamiento de ocho meses con la Marina por el futuro
del campo de tiro de Vieques, que es usado por la Armada y el
Marine Corps desde la Segunda Guerra Mundial.
El presidente ingresó en la disputa el 3 de diciembre
y ordenó la reanudación del entrenamiento militar
en la isla en la próxima primavera, con el grupo de batalla
de la Armada y el Marine Corps que lidera el portaaviones USS
George Washington. Clinton le hizo una concesión a los
manifestantes al limitar los futuros ejercicios de combate, que
deberán hacerse con munición inerte, no explosiva.
El conflicto entre Puerto Rico y la Marina de Guerra se ha
convertido en un litmus test para muchos en esta cerrada comunidad.
"Todos entienden lo de Vieques", dice Antonio Martorell,
60, un artista educado en la Universidad de Georgetown que divide
su tiempo entre Nueva York y Puerto Rico. "Vieques es una
cuestión de vida o muerte, de supervivencia. Por eso este
asunto ha llegado tan lejos".
Gloria Quiñones, 55, una abogada jubilada que es madre
de dos hijos, manifiesta que las medidas que tomen ambos miembros
del matrimonio Clinton en el tema Vieques determinarán
si le da su apoyo a la primera dama en las elecciones senatoriales
del próximo mes de noviembre.
"Lo pasaría mal votándola a ella para el
Senado dado lo que hizo el presidente", expresa Quiñones,
cuyo marido fue arrestado junto a otras nueve personas en una
manifestación de desobediencia civil por Vieques realizada
el 7 de diciembre en la sede de las Naciones Unidas.
El acuerdo dado a conocer el 3 de diciembre por la administración
Clinton establece que la Marina se retirará de la isla
dentro de cinco años, el otorgamiento de $40 millones
en asistencia económica y la inmediata devolución
de 8000 de los 22.000 acres que desde 1941posee la Marina de Guerra.
Howard Wolfson, el vocero de la campaña senatorial de
Hillary Clinton, sostuvo que la primera dama continúa apoyando
el inmediato y permanente cese de los bombardeos en Vieques. Sin
embargo, ella no ha manifestado una reacción pública
al anuncio presidencial de que el entrenamiento militar será
reiniciado durante la próxima primavera en Vieques
Las últimas encuestas muestran que el alcalde de Nueva
York, Rudolph Giuliani, cuenta con el 46 % de la promesa de voto,
contra el 42% de Hillary Clinton. Los votantes hispanos, quienes
se estima constituirán el 6 % del electorado en el próximo
mes de noviembre, podrían convertirse en una parte decisiva
del voto indeciso (o "golondrina") que determinará
el resultado.
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