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NEW YORK DAILY NEWS

Vieques agrava la cuestión del status de Puerto Rico

por Juan González

30 de junio de 2000
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Mientras la mayoría de la prensa nacional se dedicaba a cubrir el miércoles el retorno a Cuba del niño Elián González, de 6 años de edad, pocos reporteros prestaron atención a la histórica cumbre que el presidente Clinton mantuvo ese mismo día con líderes de los tres principales partidos políticos de Puerto Rico para tratar el status de la isla.

En los 102 años de Puerto Rico como posesión estadounidense, ningún presidente se tomó antes la molestia de sentarse con los líderes de todas las facciones de la isla para encontrar una solución al conflictivo problema del status.

La cumbre se realizó en medio de continuas protestas por el uso de la poblada isla de Vieques para la realización de prácticas de bombardeo. Solamente esta semana, más de 160 personas fueron arrestadas por invadir el polígono de tiro de Vieques, elevando la suma de arrestos producidos desde mayo a más de 400.

Durante la cumbre, Clinton se rehusó a dejar sin efecto un acuerdo que él logró con el gobernador de la isla, Pedro Rosselló. El acuerdo allana el terreno para que la Marina abandone el campo de tiro dentro de tres años, pero autoriza la realización de maniobras reducidas, con bombas inertes, hasta entonces.

Clinton manifestó a los dirigentes insulares que Vieques era sólo un "síntoma" de un problema mayor: que del status definitivo de Puerto Rico aún debe ser resuelto.

El acuerdo estipula que, antes de que se produzca el desalojo de la Marina de Vieques, la población tendrá que votar en un referéndum a favor del cierre del polígono de tiro. Es facultad de la Marina decidir la fecha de la votación, pero ésta debe realizarse antes de febrero de 2002.

El acuerdo Clinton-Rosselló ha sido cuestionado por los dos principales partidos de la oposición y por decenas de grupos civiles y religiosos, que quieren que los bombardeos de la Marina cesen de inmediato.

Una reciente encuesta realizada por la Iglesia Católica reveló que el 88% de los residentes de Vieques quieren que la Armada se retire de inmediato, mientras que el 4% favorece un período de transición de tres años para el desalojo. Solamente el 7% es partidario de que la Marina de Guerra permanezca y use munición real.

Ante este escenario, los oficiales de la Marina prefieren diferir la realización de la consulta popular tanto como sea posible. Pero Sila Calderón, jefa del opositor Partido Popular Democrático y candidata a la gobernación en las elecciones de noviembre, pidió que se vote cuanto antes, lo que podría darse recién el 1° de agosto.

Mientras tanto, el acuerdo Clinton-Rosselló aguarda la aprobación de los legisladores republicanos, que están furiosos de que el presidente haya hecho concesiones a Puerto Rico. El líder de la mayoría del Senado, Trent Lott (Rep.-Miss.), sugirió que el gobierno federal compre el resto de Vieques y desaloje a los 9400 residentes, para que la Marina pueda usar la isla entera en sus ejercicios de bombardeo con fuego vivo.

Sin el Congreso, Clinton puede hacer muy poco en Vieques, porque la Constitución delega todas las facultades concernientes a la Marina, incluyendo la disposición de las propiedades navales, a los legisladores de Washington.

Según asesores de la Casa Blanda, la cláusula del acuerdo que permite a la Marina establecer la fecha del referéndum fue parte del compromiso de Clinton con los oficiales de la Armada para permitir que pudieran cumplir un plan gradual de retiro.

La crisis de Vieques -que comenzó cuando dos bombas arrojadas fuera de objetivo por un avión de la Marina, en abril de 1999, asesinaron a un guardia de seguridad civil- puso de manifiesto a muchos puertorriqueños lo poco que el Congreso se preocupa o le importan las demandas de los 3,8 millones de ciudadanos estadounidenses de la isla.

"Hasta que no les duelen los dientes, nadie en el Congreso va al dentista", ironizó Marco Rigau, ex miembro del Senado de Puerto Rico. "Vieques es ahora un gran dolor de muelas".

Y el dolor de muelas se hace cada vez más fuerte.

Las próximas maniobras de la Marina fueron programadas para agosto, cuando el grupo del portaaviones Truman debe iniciar su primera ronda de prácticas de bombardeo.

Hasta ahora, la Armada pudo arreglárselas con los pocos cientos de manifestantes que consiguieron ingresar en el polígono de tiro. Pero si esos centenares se transforman en miles en agosto, y si comienzan a ser arrestados en Vieques importantes dirigentes políticos estadounidenses y celebridades, el Congreso y la Marina se verán forzados a enfrentar la realidad.

Puede que entonces reciban el mensaje: Puerto Rico está cansado de que lo traten como una posesión estadounidense. Es una isla llena de seres humanos, no una propiedad. Y esos seres humanos exigen que sus opiniones sean escuchadas.

Si la Marina no quiere encontrarse con otro Panamá, debería programar el referéndum para agosto, encontrar un nuevo campo de tiro de inmediato y abandonar pacíficamente la isla.

Porque el camino hacia la solución del status de Puerto Rico, en este momento pasa justo por Vieques.

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