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Click here to see this document in English. EDITORIALSouth Florida Sun-SentinelEl mandato de las elecciones sobre la cuestión de Vieques será un desafío para el nuevo presidente11 de noviembre de 2000 Cuando los votantes de Puerto Rico convirtieron el martes a Sila María Calderón en la primera gobernadora de la isla no estaban votando contra la estadidad. Calderón, la ex alcaldesa de San Juan, es la abanderada del opositor Partido Popular Democrático. Más bien, su victoria refleja la disconformidad del electorado con el especulador gobernador Pedro Rosselló, un defensor de la estadidad cuyos ocho años de administración estuvieron marcados por una corrupción descontrolada. En las últimas tres décadas, los votantes puertorriqueños han alternado entre los partidos que apoyan la estadidad y el Estado Libre Asociado (ELA). Su respaldo a Calderón no es un voto sobre el futuro status político del territorio estadounidense. Pero podría ser un voto contra el uso que la Marina hace de la pequeña isla puertorriqueña de Vieques como polígono de tiro. Vieques ha sido un tema candente en Puerto Rico desde abril de 1999, cuando un guardia de seguridad local murió accidentalmente durante un ejercicio de bombardeo. Calderón hizo campaña sobre una plataforma que se oponía a los bombardeos. Prometió revisar la cuestión cuando preste juramento como gobernadora en enero. El tema de Vieques será un desafío para el nuevo presidente. En el último año, el presidente Clinton y el gobernador Rosselló alcanzaron un acuerdo que convoca a los residentes de Vieques a decidir el futuro de las ejercicios bélicos de la Marina en un referéndum que deberá realizarse antes de 2003. Pero hasta el momento no se ha fijado fecha para la votación. Además, Clinton no ha sido capaz de persuadir al Congreso para que apruebe la transferencia de 8000 acres de tierras de la Marina en Vieques al gobierno puertorriqueño, medida que formaba parte de un acuerdo previo. Esto ha generado pesimismo en Puerto Rico respecto al acuerdo con la Casa Blanca sobre Vieques. Los votantes puertorriqueños le dieron a Calderón un mandato para resolver la cuestión de Vieques cuanto antes. La decisión final estará en manos del nuevo presidente. El deberá considerar seriamente la voluntad de los votantes puertorriqueños en esta materia.
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