Pedro Rosselló lo hizo oficial esta semana. Quiere estar en el Senado y quiere ser Presidente del Senado.
Los oponentes políticos, claro, censuran este paso.
El Gobernador Acevedo Vilá ha dicho que era "una vergüenza" para Puerto Rico, mientras que el Departamento de Justicia del ELA ha prometido poner en marcha una investigación por soborno sobre el asunto. Pero muchos dentro del Partido Nuevo Progresista también están cuestionando la prudencia de esta medida, especialmente dado el poder político de Rosselló como presidente del partido.
En primer lugar, claro, se encuentra el veterano Senador del PNP, Kenneth McClintock, en línea para la presidencia de la cámara alta, al menos antes de que Rosselló anunciara sus intenciones.
En los días posteriores al rápido rechazo del tribunal federal de apelaciones de Boston de la petición del PNP para que reconsiderase su decisión de no entrar en la controversia electoral de Puerto Rico, McClintock se burló de las especulaciones sobre si Rosselló andaba a la caza de un escaño en el Senado, así como de lo que parecía su presidencia.
Eso fue antes de que el nuevo senador de Arecibo, Víctor David Loubriel, renunciase a su escaño, creando una vacante para el antiguo gobernador durante dos mandatos.
Tras reconocer las aspiraciones de Rosselló, McClintock calificó su intento de ir a por el Senado de un error que dañaría la imagen del antiguo gobernador así como el progreso político el PNP. En ambos casos, McClintock echo la culpa a un círculo allegado de sus ayudantes, los cuales dijo estaban aconsejando mal a Rosselló.
Al final, esto está resultando ser una batalla interna del PNP, y los resultados de las maniobras políticas en los próximo días podría decidir el futuro del partido una continuación de los años Rosselló o un paso adelante hacia nuevos líderes. Si McClintock asciende a la presidencia el próximo lunes, sería necesaria una mayoría del Senado para desbancarle, un seguro impedimento para las aspiraciones del antiguo gobernador a presidir dicho estamento político. Pero lo que en su momento parecía algo seguro, ya no lo es.
Rosselló resultó perdedor en una carrera gubernatorial, pero sigue siendo el personaje político más poderoso dentro del PNP. Obtuvo el mayor número de votos de cualquier político del PNP que se haya presentado para un cargo, y su impacto vigorizante sobre los leales del partido seguramente desempeñó un gran papel en las victorias del PNP en la Legislatura y entre las alcaldías de la isla, así como en la carrera por el único escaño en el Congreso de la isla.
Desde las elecciones, Rosselló ha sido el político más combativo del PNP, negándose a conferir legitimidad a la victoria gubernatorial de Aníbal Acevedo Vilá, y criticando a lo líderes del PNP, como el Comisionado Residente Luis Fortuño y el Alcalde de San Juan Jorge Santini, ambos citados como posibles sucesores de Rosselló, por asistir a la inauguración gubernatorial.
Comentando las informaciones sobre que su antiguo superintendente de Policía, Pedro Toledo, sería nombrado por Acevedo Vilá para dirigir el cuerpo, Rosselló dijo que si fuera senador, se negaría a confirmarlo a menos que jurase su lealtad a la plataforma del PNP.
La mayoría de los otros políticos del PNP, como McClintock, están más en sintonía con la opinión publica que parece querer dar una oportunidad a este "gobierno compartido" (en oposición al "gobierno dividido"). Acevedo Vilá, quizás porque la eficacia de su administración depende de ello, también ha estado jugando a Sr. Compromiso, sin mencionar el reclutamiento de incondicionales del PNP como Toledo. La cortesía podría ser la nueva palabra de moda en la política de Puerto Rico.
Rosselló negó durante semanas que estuviera pensando en ponerse en marcha respecto al Senado, pero nadie duda que los más cercanos al antiguo gobernador y los personajes influyentes dentro del PNP fueron los que orquestaron la torpe puesta en escena de la dimisión de Loubriel. Esto, junto con la negativa de Rosselló a admitir la derrota en las elecciones, no le está cayendo bien al público en general.
No todo lo que Rosselló ha dicho desde que perdiera las elecciones ha sido negativo. Dijo que abordaba su papel potencial en el Senado con mentalidad abierta y con gran entusiasmo.
Los críticos lanzan la acusación de que el paso de Rosselló al Senado le permitiría conceder a sus ayudantes íntimos lucrativos trabajos y le permitiría reunir los requisitos para la pensión de la cual la administración Calderón le desposeyó, alegando que no había aportado pruebas de varios meses de trabajo para el gobierno y que, por lo tanto, no lograba reunir los requisitos para la pensión sobre la base de 30 años de servicio en el gobierno.
Ser presidente del Senado, pero necesariamente senador, ciertamente ayudaría a consolidar el poder político de Rosselló dentro del partido. También le proporcionaría al antiguo gobernador la oportunidad de interactuar con el público en general con carácter diario y desempeñar un papel fundamental en determinar la política pública, una oportunidad para recuperar la fuerza política perdida.
Rosselló, como todos los demás en el PNP, probablemente saben ya que el enfoque combativo de su campaña, la cual puede haberle granjeado el afecto de los militantes del PNP, le ha hecho pagar un precio en otros sectores del público en general -- sectores que podrían ser clave para una victoria en el 2008 para el partido de la estadidad.
Podría tratarse tan solo de que ahora se esté centrando en las filas del PNP para asegurarse su base de poder, antes de cambiar de marcha para las próximas elecciones.
John Marino, Editor Gerente de The San Juan Star, escribe la columna semanal Reporte de Puerto Rico para el Puerto Rico Herald. Su dirección de e-mail es: Marino@coqui.net
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