El PNP también ha decido destacar el papel de liderazgo de Rosselló como presidente del partido, nombrando a Thomas Rivera Schatz como su secretario general. Él defendió al antiguo gobernador de las acusaciones de que su pensión por 30 años había sido concedida en base a datos erróneos, y encabezó el empeño del partido en una recusación ante los tribunales federales de los resultados de las elecciones del 2 de noviembre. A lo largo de la campaña, Rivera Schatz fue un leal perro de presa del partido.

La batalla Rosselló-McClintock crea un dramático escenario político como secuela de una impredecible campaña electoral, la cual dejó a Puerto Rico con su primer gobierno "dividido" o "compartido" desde que los isleños comenzaron a elegir sus propios gobernadores hace más de medio siglo. Tras las ultimas elecciones, aventurarse a apostar por un ganador sería una empresa realmente arriesgada ahora mismo.

Por un lado, McClintock, que debidamente prestó juramento de su cargo de liderato, ha dicho que no renunciaría; tendría que ser despojado de su cargo. El reglamento del Senado exige un voto unánime del Senado para hacerlo, prácticamente imposible debido a la oposición de la minoría.

Por otro lado, la fuerte presión política del PNP, aplicada por pesos pesados como Rosselló, Carlos Romero Barceló y poderosos alcaldes, podría hacer mucho para cambiar la postura del presidente del Senado. También podría hacerlo la amenaza de los líderes del PNP con sanciones del partido. Los líderes del PNP dicen que una mayoría del consejo político senatorial de PNP sería suficiente para que Rosselló ganase el principal puesto en el Senado.

La foto de la reunión de la junta de Gobierno del PNP es muy reveladora. Rosselló estaba separado de McClintock por nada menos que el Comisionado Residente Luis Fortuño y el Alcalde de San Juan Jorge Santini, los dos más probables sucesores al status de Rosselló como máximo líder dentro del partido de la estadidad.

McClintock sería un probable compañero de carrera de comisionado residente, tanto de Santini como de Fortuño, en una carrera gubernatorial en 2008. Como presidente del Senado, ostenta el más alto cargo electo de un Demócrata local a favor de la estadidad, un buen emparejamiento con cualquier Republicano. Y se está esforzando en su nuevo papel de ser lo más estadista y no partidista posible, un requisito de la nueva corrección política que se ha adueñado de los políticos de todos los partidos políticos desde que el Partido Popular Democrático capturase La Fortaleza, a pesar de perder la Legislatura, el único puesto de Puerto Rico en el congreso y una mayoría de las alcaldías de la isla ante el PNP.

Existe una firme facción de apoyo de la iniciativa de Rosselló a por el principal cargo del Senado dentro del PNP entre los acérrimos partidarios, que han estado armando mucho alboroto. Poderosas personalidades como Romero Barceló y veteranos alcaldes también están apoyando el movimiento para que el presidente del partido consiga la presidencia del Senado. Los seguidores de Rosselló dicen que una vez el antiguo gobernador obtenga un escaño en el Senado, el apoyo de McClintock entre sus colegas se irá desintegrando.

Pero el público en general ha condenado en gran parte los esfuerzos del antiguo gobernador para hacerse con un escaño electo tras perder la carrera a por La Fortaleza. Y ha condenado como antidemocráticas las maquinaciones para que un senador principiante renunciase a su escaño para crear una vacante para el antiguo gobernador. Rosselló se está convirtiendo en sinónimo del emblema de política de mano dura que el público en general cada vez rechaza más.

Entretanto, el Gobernador Acevedo Vilá está decidido a demostrar que va en serio en cuanto al "gobierno compartido". Entre otras cosas, ha nombrado a Pedro Toledo, artífice de la estrategia "mano dura" de Rosselló para la lucha contra el crimen, para dirigir de nuevo el Departamento de Policía. Y se ha esforzado por demostrar que está dispuesto a trabajar con líderes del PNP como McClintock, Santini y Fortuño. Esto le está ganando puntos en la aprobación del público, mientras que las declaraciones de Rosselló de que Acevedo Vilá no es un gobernado "legitimo" están siendo criticadas como los lamentos de un perdedor amargado.

No tenía por qué ser de este modo. Como presidente del partido y cabeza del consejo político legislativo del PNP, Rosselló ejercería un gran poder político para garantizar que las promesas del PNP se convierten en realidad. Podía haber hecho caso omiso a las demandas de sus seguidores para entrar en el Senado, en lugar de entrar en una disputa con los senadores a favor de la estadidad.

Seguro que la presidencia del Senado aumentaría el poder de Rosselló, pero quizás no valga la pena el precio que le está costando en la actualidad al antiguo gobernador– un clamor público en contra de este paso y una batalla interna en el partido. El hecho de que McClintock y su delegación del Senado hayan desafiado hasta ahora al presidente del PNP, solo contribuye a la apariencia de que la campaña de Rosselló por el Senado le está costando muy cara.

Puede que Rosselló tenga éxito en arrebatar el control del Senado a McClintock, pero si no lo hace, sus días como líder del partido estarán contados.