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Aprobación de la Resolución del Senado 279

PROCEDIMIENTOS

 

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Washington, D.C.
17 de septiembre de 1998

EL SECRETARIO: S. Res. 279, una resolución expresando una opinión del Senado apoyando el derecho de los ciudadanos estadounidenses residentes en Puerto Rico a expresar sus deseos respecto a su futuro status político.

SENADOR DASCHLE: Señor Presidente, me agrada muchísimo unirme a mis colegas en apoyo a esta resolución del Senado que reconoce los derechos de los ciudadanos estadounidenses en Puerto Rico a decidir su futuro político. Permítame agradecer públicamente al distinguido senador de Nueva Jersey y al senador de Florida por su destacado liderazgo que nos condujo a este momento. Las resoluciones de este género y la legislación que trata este asunto en particular han experimentado varios altibajos en este Congreso. Si no fuera por la tremenda persistencia del senador de Nueva Jersey y el senador de Florida, no estaríamos aquí esta noche.

Por consiguiente, permítame expresarles públicamente en nombre de todos nuestros colegas nuestro agradecimiento por su liderazgo, su persistencia, y su diligencia en hacernos llegar a un punto en el que esperamos que, de forma unánime, esta resolución sea finalmente aprobada.

De una manera sencilla, la resolución declara que al pueblo de Puerto Rico debería otorgársele la oportunidad de expresar sus opiniones sobre el status político de Puerto Rico a través de algún tipo de plebiscito. El Presidente Kennedy una vez dijo que el derecho más precioso y poderoso del mundo es el de votar en una elección americana.

El gran patriota mexicano, Benito Juárez, dijo una vez que la democracia es el destino de la humanidad. En el caso de Puerto Rico, la democracia postergada es la democracia negada. El destino del futuro político de Puerto Rico debería estar en las manos de la gente de Puerto Rico. El Congreso debería aprobar legislación que suministre el marco legislativo para reconocer e implementar su decisión.

Nuestra nación está construida sobre principios democráticos de la igualdad y oportunidad, y el derecho a la autodeterminación. Sin embargo, los ciudadanos estadounidenses de la isla de Puerto Rico carecen del derecho a expresar el dogma básico de la democracia, el gobierno elegido por el pueblo.

En las palabras de Thomas Jefferson, aquel gobierno del cual todo hombre se siente miembro, es el más poderoso. Respecto a Puerto Rico, el reconocimiento formal de estos ideales democráticos está bien atrasado. Desde el fin de la Guerra Española-Americana hace 100 años, hemos compartido una unión social, económica y política con Puerto Rico. En 1917, el Congreso les concedió la ciudadanía a los puertorriqueños, y en el año 1952, el pueblo de Puerto Rico asumió el auto-gobierno local.

En 1963, el Presidente Kennedy pidió la autodeterminación para el pueblo de Puerto Rico. Más de un cuarto de siglo después, seguimos discutiendo el asunto en el Senado, mientras que se les niega a cuatro millones de americanos los derechos democráticos básicos.

Señor Presidente, espero que todos concordáramos en que esta situación es inaceptable. Hace mucho tiempo el pueblo de Puerto Rico ha demostrado su patriotismo a los Estados Unidos. Decenas de miles de puertorriqueños han servido en las fuerzas armadas. Más de 1200 puertorriqueños han inmolado sus vidas luchando para preservar nuestro estilo de vida demócratico.

Apoyo el derecho a la autodeterminación para los ciudadanos estadounidenses residentes en Puerto Rico, y por eso, soy copatrocinador de S.472, Acta del Status Político Estados Unidos-Puerto Rico, que proporciona un marco reconocido por el Congreso en el cual los ciudadanos estadounidenses residentes en Puerto Rico pueden decidir libremente a favor de la estatidad, la independencia, o la continuación del estado actual [commonwealth] bajo la jurisdicción estadounidense.

Como un primer paso, el Congreso debería aprobar esta resolución con la opinión del Senado este año. En un esfuerzo para resolver el asunto del status político de Puerto Rico de manera justa, debemos asegurar que estamos proporcionando los derechos democráticos en su totalidad a todos los ciudadanos americanos, incluyendo aquellos residentes de Puerto Rico.

Señor Presidente, cedo la palabra.

SENADOR GRAHAM: ¿Señor Presidente?

PRESIDENTE: El senador del estado de Florida.

SENADOR GRAHAM: Señor Presidente, me levanto a fin de tratar esta resolución de la opinión del Senado con sentimientos mezclados. Bien habría preferido hablar esta noche en nombre de legislación que hubiera suministrado, por primera vez en la relación de 100 años entre los Estados Unidos y Puerto Rico, un plebiscito sancionado por el Congreso, el cual hubiera otorgado a la gente de Puerto Rico el sentido de confianza de que su voz sería escuchada respecto a sus deseos para su futuro político.

Nuestros colegas en la Cámara de Representantes aprobaron semejante proyecto de ley de plebiscito. Desgraciadamente, después de meses de audiencias, no somos capaces, o no tendremos la oportunidad, de presentar tal legislación de la Comisión de Energía y Recursos Naturales al Senado entero.

Felicito al Senador Murkowski, que hizo un esfuerzo muy valiente para lograrlo, incluyendo el desarrollo de legislación que pienso que pudiera haber sido la base de un consenso en este tema y que hubiera resultado en una votación favorable en el Senado completo y el nùcleo de un compromiso con la Cámara de Representantes. Pero el mundo va adelante.

Con la concurrencia del Congreso Puertorriqueño, el Gobierno de Puerto Rico ha llamado a un referéndum sobre el futuro político de Puerto Rico, a celebrarse el 13 de diciembre. Es importante que aprobemos esta opinión de la resolución del Senado, como una declaración mínima de nuestro compromiso al principio de autodeterminación; y además que expresemos nuestra postura a favor de dicho plebiscito, y que indiquemos que aceptaremos su resultado con seriedad apropiada.

Reconocemos, y la opinión de la Resolución del Senado proclama, que la decisión última respecto al futuro político de Puerto Rico será hecha por este Congreso. Sin embargo, otorgando el grado de reconocimiento al plebiscito llamado por los puertorriqueños el 13 de diciembre, hecho que esta Opinión de la Resolución del Senado cumplirá, le dará mayor importancia, mayor confianza al pueblo puertorriqueño de que su voto ese día tendrá un impacto importante aquí, mientras decidimos cuáles son los próximos pasos a seguir respecto al futuro político de Puerto Rico.

Señor Presidente, queda claro que no podemos continuar con el status quo. Una decisión tendrá que tomarse, y pronto, a mi parecer, respecto de lo que será el status político permanente de Puerto Rico.

Hemos vivido esta experiencia por toda la historia de América. Después de las primeras trece colonias, hubo la Ordenanza Noroeste, que estipuló el principio básico de que los estados futuros serían esculpidos de los grandes territorios de América y se unirían a los estados originales. Y ese principio incluía el hecho de que aquellos estados nuevos se unirían con los trece estados originales con dignidad igual, responsabilidades y derechos políticos iguales. Éstos han sido los dogmas básicos de nuestra democracia, que ahora somos llamados a hacer disponibles al pueblo de Puerto Rico.

Mi colega, el Senador Torricelli, en sus comentarios hechos la semana pasada, hizo la declaración que, en mi opinión, resume la esencia del debate en que nos empeñamos esta noche, y ella es que Puerto Rico representa el trabajo inacabado de la democracia americana. Y no puede ser un trabajo inacabado e ignorado. Necesitamos ponernos a la obra de terminar eso, y ese trabajo comienza con una escucha respetuosa de los deseos de los casi cuatro millones de ciudadanos estadounidenses que viven en la isla de Puerto Rico.

Quisiera recordar a mis colegas que no estamos hablando de cuatro millones de personas que sean ciudadanos de una tierra extranjera. Cada uno de aquellos cuatro millones de personas en Puerto Rico es ciudadano de los Estados Unidos de América. Son conciudadanos que nunca han recibido la oportunidad de una clara expresión sancionada por el Congreso, de sus opiniones respecto a lo que debería constituir su futuro político.

Los casi cuatro millones de ciudadanos estadounidenses que residen en Puerto Rico tienen derecho a esa oportunidad. Esta combinación de un plebiscito llamado por el Congreso puertorriqueño con este grado de sanción por el Congreso de los Estados Unidos es lo más cerca que podemos estar de ese objetivo en 1998.

La Opinión del Senado es lo mínimo que podemos hacer para honrar el pedido de nuestros conciudadanos en Puerto Rico, y para enviarles un mensaje claro que estamos escuchando sus deseos. La Opinión del Senado, junta con el proyecto de ley aprobado por la Cámara Baja, toma un paso importante en la dirección apropiada.

Les doy las gracias a todos mis colegas que han copatrocinado esta resolución. Les doy las gracias a todos que se han ocupado tan enérgicamente del esfuerzo para conseguir un plebiscito en Puerto Rico sancionado por el Congreso. Y dirigiéndome a nuestros conciudadanos en Puerto Rico, admiramos la contribución al desarrollo de nuestra tierra que ustedes han hecho durante un centenario. Admiramos su patriotismo en tiempo de guerra, y sus grandes contribuciones en tiempo de paz.

Les extendemos esta declaración de nuestro respeto. Instamos su participación completa en el plebiscito del 13 de diciembre. Estaremos esperando con gran interés recibir la declaración de sus deseos para su destino político, y en aquel momento espero que mis colegas aquí en esta Cámara, y los en nuestra Cámara compañera, escuchen con dignidad lo que habrán dicho, y con su dirección, avancen en la provisión de status político permanente para los ciudadanos estadounidenses en la isla de Puerto Rico.

Gracias, Señor Presidente.

SENADOR CRAIG: ¿Señor Presidente?

PRESIDENTE: El Senador por Idaho.

SENADOR CRAIG: Señor Presidente, antes de todo, permítame agradecer al Senador de Nueva Jersey por escribir y avanzar la Resolución del Senado 279. Me agrada ser copatrocinador de la misma, junto con el Presidente de la Comisión de Energía y Recursos Naturales, el Senador Murkowski y...permítame decir que he trabajado junto con el Senador de Florida, durante los últimos varios meses, por sobre todo en el asunto de la autodeterminación para Puerto Rico.

Por supuesto, agradezco a todos mis colegas por el copatrocinio de la S.472, legislación que yo introduje hace un año; espero - junto con el Senador de Florida - que podamos votarla, discutiéndola, y brindar a nuestros amigos puertorriqueños y conciudadanos la oportunidad a una dirección clara respecto a la autodeterminación.

Ése no va a ser el caso. El tiempo no lo ha permitido. Entonces, espero que para el año que viene, el récord ante el Senado incluya el resultado de otro plebiscito en Puerto Rico que el senador de Florida acaba de mencionar. Y por eso, creo que la resolución ante nosotros hoy es muy importante.

De acuerdo con sus derechos a la autodeterminación, los ciudadanos de esta nación, el pueblo de Puerto Rico ha gestionado a través de su proceso constitucional y representantes elegidos, se han autorizado a celebrar una votación basada en el récord creado en las deliberaciones de la Cámara Baja y del Senado desde la votación de 1993.

Ya que cualquier gestión de autodeterminación en Puerto Rico no se pone en vigor por el mismo pueblo, la resolución del status político de Puerto Rico es un asunto federal que solamente puede determinarse plena y definitivamente por un acto del Congreso. Sin embargo, en el ejercicio de sus poderes en este respecto, el Congreso debe ser informado por los deseos libremente expresados de los ciudadanos de Puerto Rico.

Por consiguiente, esta resolución reconoce que la votación próxima avanzará el proceso de autodeterminación dentro del marco de la constitución de nuestra gran nación. Al contrario de rumores en Puerto Rico, no existió ninguna gran intriga ni reacción política a los videocintas de campañas locales de status que preveniera el Senado a adelantar legislación de esta naturaleza. Al contrario, enfrentados con lo que todos entendemos que es un agenda muy complicada aquí, en estos días finales antes de la clausura de las sesiones, y la preocupación de parte de colegas en ambos lados de la nave, hemos llevado esta Resolución 279 al hemiciclo para expresar en este momento, como la Cámara Baja ya ha expresado, una oportunidad para que los puertorriqueños avancen la causa de su autodeterminación.

Y espero que la resolución, y nuestra votación sobre ella esta noche, refleje lo mismo.

Por consiguiente, Señor Presidente, permítame pedir acuerdo unánime de que mi declaración entera se integre al récord.

PRESIDENTE: Sin objeciones.

SENADOR CRAIG: Yo, como digo, me alineo con mis colegas de Florida, Nueva Jesey, y ahora el presidente de la comisión plena está aquí en el hemiciclo para decirles a nuestros amigos y ciudadanos de Puerto Rico que les pedimos que sigan adelante con su votación en diciembre. Esperamos que la misma sea una expresión avanzada de su deseo a avanzar la causa de la estadidad, pero más importante, a avanzar la causa de autodeterminación para que el Congreso pueda tener el tipo de dirección que esperamos que esta votación aporte.

Con eso, cedo la palabra.

SENADOR MURKOWSKI: [Inaudible] mis colegas han esperado más que yo. Yo simplemente quiero señalar el tiempo en cada lado, y si puedo, y si no existe objeción, quisiera controlar el tiempo.

PRESIDENTE: La mayoría tiene veinte minutos. La minoría tiene trece minutos.

SENADOR MURKOWSKI: Me agradaría que -- obviamente, no quiero hablar por la minoría; sin embargo, cedería cualquier tiempo a la minoría, o posiblemente el Senador Torricelli quisiera controlar el tiempo para la minoría.

SENADOR GRAHAM: Señor Presidente, puedo pedir que me conceda primero --

PRESIDENTE: El Senador por Florida.

SENADOR GRAHAM: -- de consentimiento unánime? Pido consentimiento unánime que Damian Lasanto [FONÉTICO], Luis Rivera y Daniel Quintana de mi personal, y Susan Dezar del personal del Senador D'Amato, sean otorgados privilegios al hemiciclo para el remanente de la sesión de hoy.

PRESIDENTE: Sin objeciones.

SENADOR TORRICELLI: Gracias.[Comentarios simultáneos. Ininteligibles.]

SENADOR TORRICELLI: ¿El Senador de Alaska?

PRESIDENTE: Si el Senador pudiera esperar momentáneamente. Diez minutos de tiempo de la minoría ya queda bajo el control del Senador Sarbanes, bajo el mandato previo.

SENADOR TORRICELLI: Señor Presidente, pido acuerdo unánime que yo pueda controlar el remanente del tiempo de la minoría, mientras el senador de Alaska, el señor Murkowski, controla lo que queda del tiempo de la mayoría.

PRESIDENTE: Sin objeción.

SENADOR D'AMATO: Señor Presidente --

SENADOR MURKOWSKI: ¿Cuánto tiempo tiene el Senador [inaudible]?

SENADOR D'AMATO: No más de cinco minutos.

PRESIDENTE: Al senador de Nueva York se le otorgan cinco minutos.

SENADOR D'AMATO: Señor Presidente, permítame, al principio, expresar mi tremenda alegría, mi satisfacción de que uno de mis grandes y queridos amigos, el senador de Alaska, ha trabajado tan duro y con tanta diligencia para hacer avanzar ... una causa por la cual esta nación aboga en nombre de tantas personas.

Hablamos de la falta de libertad a través del mundo. Hablamos de la democracia. Y por supuesto, es infortunado que existan fuerzas poderosas, personas a quienes yo conozco y respeto, que, hasta en este mismo momento, ofrecen jarabe de pico, en vez de ofrecer su apoyo verdadero y significante para esa causa.

El Senador Murkowski entiende que la libertad y la democracia no son cosas que deberían estar destinadas a algunos, sino a todos. Y que el derecho a la autodeterminación es un derecho inalienable, concedido por Dios, y es uno en que este país ha sido fundado, y que personas han pagado el mayor precio y dado el mayor sacrificio, con sus vidas, con sus familias, poniéndolos en peligro -- la lucha por la libertad, la lucha por la democracia.

Y debo contarles que es más que imperativo -- es una necesidad moral -- y alentamos fuertemente el proceso de autodeterminación para los cuatro millones de americanos, ciudadanos estadounidenses, que viven en Puerto Rico, para que determinen sus propias reglas y el tipo de gobierno que deberían tener. Quiero decir, aquí hemos estado hablando por varios años de la falta de democracia en toda parte del mundo. Hablamos de esto en China, Corea, aquí, allá.

Deberíamos tener vergüenza que hayamos demorado tanto en poder avanzar una resolución básicamente sencilla, y que haya requerido tanto, un esfuerzo tan tremendo por parte del Senador de Alaska y otros para llevarnos a este momento.

Esto es una miseria al lado de los que han dirigido, que han sacrificado por la democracia y autodeterminación. Y esperaría que pudiéramos comprender que queremos animar a la gente a decir que sí -- el derecho a votar, el derecho a determinar el destino propio es inalienable.

Y quisiera tener una votación grabada. Quisiera que dijéramos, "Oigan, vamos a reconocer sus esperanzas y aspiraciones y sueños." Es mi esperanza que el pueblo vote a favor de la estadidad. Pero el derecho es suyo, y podrían determinar que quisieran seguir con la situación actual.

Pero deberían tener ese derecho inalienable, y deberíamos decirles que estamos listos y dispuestos a reconocer -- reconocer -- su selección, su decisión como hombres y mujeres libres. Sí. Y que estaríamos dispuestos y listos a empeñarnos en apoyar esa decisión, porque respetamos los derechos inalienables de personas a hacer su propia determinación.

Sí, mientras reconocemos el 100º aniversario de la cesión de Puerto Rico a los Estados Unidos, creo es importante reconocer que sus hijos e hijas han inmolado sus vidas, han respondido al llamado de servicio. Han estado presentes, y es hora que digamos que ustedes pueden ser parte de esta gran nación, no sólo como ciudadanos, sino como un estado -- si lo eligen. Si lo determinan, y nos envían su respuesta.

Existen aquellos que dicen que no importa. Bueno, sí importa. Y es más grande que la política partidaria. Es más grande que republicanos y demócratas. Y creo que a su debido tiempo - ¡qué increíble faro podría ser el 51º Estado! Pero eso es algo a ser determinado por la gente de Puerto Rico.

¡Qué ejemplo para toda Centroamérica y América del Sur, en términos de compartir nuestras culturas, nuestros valores, con esta isla como parte de esta gran nación! Pero por supuesto, al menos, oigan -- la gente de Puerto Rico, nuestros ciudadanos, deberían tener ese derecho -- que declaramos día tras día como inalienable para la gente a través del mundo, los rincones lejanos del mundo. Oh, es fácil allá... ¿No es diferente cuando se trata de nuestra propia gente en nuestro hemisferio?

Quiero felicitar a mis amigos por aportar a este punto, al líder mayoritorio del Senado, y al Senador Torricelli por su apoyo constante de aquel compromiso con la justicia, la democracia, la autodeterminación.

Cedo la palabra.

SENADOR PRESIDENTE: El Senador de Nueva Jersey.

SENADOR TORRICELLI: Señor Presidente, primero quiero brindar mis felicitaciones al Senador Murkowski, ya que sin sus esfuerzos en la Comisión no estaríamos discutiendo esta resolución hoy. El Senador Graham, de Florida, que se ha esforzado tanto y por tanto tiempo en esta causa. El Senador Daschle, el Senador Landrieu, el Senador D'Amato, el Senador Craig. Tantos miembros de esta institución que han adoptado la causa y los intereses del pueblo de Puerto Rico como suyos.

Existen, Señor Presidente, pocas responsabilidades más solemnes en el Congreso de los Estados Unidos que el asunto de admisión en esta gran nación. Es solemne, porque unirse es compartir un futuro, comprometer nuestras fortunas, nuestras vidas, juntos. Es una ocasión seria porque el prospecto de integrarse a esta unión propone el prospecto por siempre. Porque esta unión es indivisible, y es permanente, y el juicio a favor de integrarse a esta unión es hecho por cualquier pueblo y cualquier tierra, pero sólo una vez en esta historia, y jamás se presenta nuevamente.

Por 100 años, la gente de Puerto Rico y estos Estados Unidos han compartido una historia común. Nuestras personas han luchado juntas, sangrado juntas, y muerto juntas. Nuestras culturas, durante un período de tiempo, se han fusionado de manera creciente. Cientos de miles, de hecho millones de personas de Puerto Rico han elegido vivir entre otros americanos en estos Estados Unidos.

Verdaderamente, el juicio que podrá ser hecho por el pueblo de Puerto Rico residente en la isla ya se hizo por millones de otros, económica, cultural y hasta políticamente, respecto a cómo viven y dónde eligen vivir.

Sr. Presidente, la historia de los Estados Unidos en estos 200 años ha sido una historia de constante concesión de derechos pol'ticos, extendiendo el derecho a votar a los americanos de origen africano, a las mujeres, a las personas con 18 años de edad. En nuestra propia generación, a los habitantes de Hawai y Alaska. Forma parte de la gran historia de este país que nosotros, a diferencia de otras naciones, no nos satisfaga simplemente emanciparnos a nosotros mismos. Nosotros reconocimos que éramos el más grande y mejor de los pueblos a través de nuestra expansión.

Ahora, nos vemos nuevamente ante esta cuestión en potencia. Es una decisión que solamente el pueblo de Puerto Rico puede tomar por sí. Es él quien tiene en finalmente la responsabilidad de decidir. Pero es responsabilidad de este Congreso que éste tenga el derecho a decidir. Sería una ironía peculiar y trágica de la historia que la primera República emancipada del colonialismo entrase en el siglo 21 con una posición neocolonialista.

Ningún americano debería conformarse con esta contradicción de nuestra historia. Y si alguien reclamase, inclusive denunciase que este gobierno de los Estados Unidos tiene una posición respecto al pueblo de Puerto Rico que dista de ser plena, libre, equitativa y democrática. Es más, por las definiciones que nos aplicamos a nosotros mismos, nos sería dificultoso defendernos de tales imputaciones.

Está escrito en las paredes de esta capital y tomado del Discurso Inaugural de Presidente Harrison en 1841 cuyas palabras cito ahora: "El único derecho legítimo a gobernar es una concesión expresa del poder por parte de los gobernados". Y es más, Sr. Presidente, cada día el pueblo de Puerto Rico es sujeto de regulaciones, normas, políticas y tarifas determinadas por este Congreso sin tener ningún representante que tenga derecho a votar y a emitir un juicio en su nombre.

La relación entre el pueblo de Puerto Rico y los Estados Unidos es una contradicción con todo lo que consideramos valioso, y cada uno de los principios sobre los cuales se funda este país.

Sr. Presidente, urjo al pueblo de Puerto Rico a juzgar la cuestión con seriedad entre esta fecha y el 13 de diciembre, a pensar cuidadosamente. Si deciden ingresar a esta unión, _sta es una oportunidad que no volverán a tener. Ingresar a esta unión es permanente.

Si fuese yo quien tuviera que elegir, al igual que el senador por Nueva York, el senador D'Amato, elegiría ingresar a la unión. Creo que la historia nos ha dado la razón, la responsabilidad de enfrentar el futuro juntos. Pero debo admitir que la m'a no es más que una opinión informal. La decisión pura y simple depende del pueblo de Puerto Rico.

La importancia de esta resolución, que al votar el pueblo de Puerto Rico reconozca que el Congreso de los Estados Unidos considera que Puerto Rico es genuinamente el trabajo inacabado de la democracia americana. El pueblo de Puerto Rico debería tenerlo presente al votar. El Congreso de los Estados Unidos está atento, nosotros reconocemos nuestras responsabilidades y estamos preparados para recibir en el 106º Congreso su dictamen y tomar nuestra decisión sobre el futuro de esta unión.

Señor Presidente, una vez más quiero felicitar al senador Murkowski por haber presidido estos temas durante meses, al senador Graham por su liderazgo, y a cada uno de mis colegas que vinieron a este recinto por los dos partidos, trasponiendo líneas ideológicas, unidos en nuestra creencia compartida que no hay derecho a gobernar sin el consentimiento del gobernado, y de que no es bueno que, a pesar de la emancipación de todos los pueblos de nuestro continente, que sigamos teniendo una sola excepción.

América es una tierra demasiado buena, nuestra historia es demasiado grande para que haya una excepción a nuestros vastos y perennes principios.

Sr. Presidente, cedo la palabra.

PRESIDENTE: El senador por Alaska.

SENADOR MURKOWSKI: [Inaudible] parte tiene pendientes quince minutos

PRESIDENTE: Quince minutos

SENADOR MURKOWSKI: Le concedo cinco minutos al senador Domenici de uevo M_xico.

PRESIDENTE: Se le otorgan cinco minutos al senador por Neuvo México.

SENADOR DOMENICI: Muchas gracias, Sr. Presidente.

Primero, permítame manifestar que considero apropiado que tomemos esta medida hoy, en el segundo día del Mes de la Herencia Hispana en los Estados Unidos. Es muy apropiado que mientras estamos honrando a la contribución de las culturas hispanas a nuestro país al mismo tiempo le estemos diciendo a otra parte de la cultura hispana que estamos dispuestos a verlos votar sobre si desean o no convertirse en un Estado.

Sr. Presidente, esta resolución afirma que el primer paso hacia cualquier cambio en el status político de la comunidad de Puerto Rico depende del pueblo de esa isla. Después de que éste exprese su opinión en diciembre - diciembre del mismo año en el que estamos - será responsabilidad del Congreso tomar las medidas que fueren necesarias para considerar esa decisión.

Pero déjeme decir, Sr. Presidente, que hay unos cuantos héroes en el Senado en relación a esta resolución puertorriqueña. Primero, debo decir que, aparentemente, quienes mejor recuerdan las dificultades de votar para ver si se convertían o no en un estado son los senadores cuyos estados fueron los últimos - o casi los últimos - en ser admitidos, así que el héroe de la noche es Frank Murkowski.

Algunos se preguntarán, ése no es un apellido hispano. Murkowski. Pero es un apellido de una comunidad europea, quizás polaco, podríamos decir.

Y _l comprende, sabe lo que significa para un estado pasar por el proceso de decidir si se va a ser parte de la unión, la unión de estados de los Estados Unidos. Y le recuerdo a los puertorriqueños que los americanos piensan que la unión es tan importante, que tuvimos una Guerra Civil por la cuestión de si se podía unilateralmente abandonar la unión una vez que se la había integrado.

Así que tómenlo con seriedad, puertorriqueños, porque es serio. Tuvimos el más grande baño de sangre de nuestra nación por causa de esta decisión de mantener a nuestra gran nación unida, y deben saberlo, y deben estar preocupados por ello.

En segundo lugar, déjeme expresar que en el estado de Nueva York hay un senador llamado D'Amato, y los puertorriqueños saben que _se tampoco es un apellido hispano. Es un apellido italiano, como el mío, Domenici. Pero este senador por Nueva York comprende lo que los puertorriqueños en su estado y los puertorriqueños en Puerto Rico significan para nuestra nación. Y él nunca fue renuente a darle al pueblo de Puerto Rico una oportunidad para determinar su destino, Y yo creo que, después del Senador Murkowski en nuestro lado del pasillo, detrás de la escena, él ha hecho mucho para que esta noche tuviera lugar. No el año próximo, o el que le sigue, sino ahora.

Y por lo tanto felicito a mi buen amigo, y amigo de los puertorriqueños que viven en Nueva York, lo felicito por su tremenda consideración por lo que ellos piensan que es correcto y equitativo. Y debo decir, desde el otro lado del pasillo, que es muy interesante que esta noche tengamos una serie de senadores con estos apellidos extraños: Murkowski, de nuestro lado ; D'Amato, de nuestro lado ; Domenici hablando ; y Torricelli, de Nueva Jersey.

Y quiero felicitarlo a usted, senador por su persistencia para que se hiciera algo antes de que nos fuéramos.

Así que esta noche, sin ninguna duda, los puertorriqueños pueden proclamar a través de su tierra, porque es una conclusión inevitable, que el Senado votará esta noche sobre esta resolución propuesta por el senador por Alaska, el senador Murkowski, y francamente será abrumadoramente aprobada. No habrá votos de disenso esta noche, porque aquellos que habrían querido disentir ya han decidido que no van a insistir y, en consecuencia, vamos a aprobar esto tan simplemente como si hubiéramos votado cuando los Estados Unidos dicen sin votos disidentes esta noche, aprobemos esta resolución.

Por lo tanto, Sr. Presidente, muchos de nosotros vinimos de países extranjeros, o nuestros padres lo hicieron, y conocemos la validez y el gran valor de América. Y tenemos la esperanza de que el pueblo de Puerto Rico también lo comprende y actuará en consecuencia. Cedo la palabra.

SENADO MURKOWSKI: Al Senador Hatch, creo que le gustaría que se le otorguen tres minutos.

PRESIDENTE: Se le conceden tres minutos al senador por Utah.

SENADOR HATCH: Sr. Presidente, he estado en Puerto Rico y debo decir que es una tierra muy bella. Estos son nuestros conciudadanos. Ellos tienen que tomar su determinación. Y, por supuesto, nosotros debemos otorgarles ese derecho.

He escuchado dos posiciones dentro de Puerto Rico. Algunos sienten que es una gran idea convertirse en estado y otros no piensan que sea tan buena idea. Hay desventajas en convertirse en un estado, no caben dudas, pero hay también grandes ventajas. Y lo que estamos haciendo aquí esta noche es reconocer, como miembros del Senado de los Estados Unidos, el derecho de nuestros conciudadanos estadounidenses de Puerto Rico a expresar democráticamente su parecer sobre su futuro status político a través de un referéndum y otros foros públicos y a comunicar sus opiniones al Presidente de los Estados Unidos y al Congreso.

Eso es lo mínimo que podemos hacer. ste es un pueblo bueno. ste es un pueblo orgulloso. ste es un pueblo que ha contribuido a esta nación, a pesar que su status ha sido deferente al de otros ciudadanos.

Personalmente, suscribo y apoyo esta resolución esta noche, aquí, y tengo la esperanza de que - sé que será aprobada, y que lo será con el consentimiento unánime, que creo será un tributo al pueblo de Puerto Rico y a aquellos que toman partido en ambas posiciones sobre esta materia, allá en la isla.

Quiero felicitar a todos aquellos que han trabajado tan duro para conseguir que esto se concrete, especialmente al senador Murkowski, al senador Torricelli, y a los otros que fueron mencionados, senador D'Amato, senador Domenici, etc. sta es una noche maravillosa, y un día maravilloso, y algo que ha sido largamente postergado, y quiero felicitar a mis colegas por haberlo logrado hoy.

Dejo la palabra.

PRESIDENTE: Senador por Alaska.

SENADOR MURKOWSKI: Sr. Presidente, antes que nada, en los minutos que restan para la votación, quiero hacer un reconocimiento a nuestro querido amigo de la Cámara de Representantes, Carlos Romero-Barcelo, que se encuentra con nosotros, siguiendo con atención esta histórica acción del Senado de los Estados Unidos. Es un placer tenerlo con nosotros, amigo, y su contribución a estos momentos es inmensurable, y el pueblo de Puerto Rico puede estar muy orgulloso de su contribución para traer este asunto desde la Cámara de Representantes al recinto del Senado de los Estados Unidos esta noche.

Permítaseme hacer un reconocimiento a mis buenos amigos y colegas que tuvieron un papel significativo en hacer avanzar esto hasta donde se encuentra hoy. Por supuesto, entre ellos se encuentran el senador Torricelli y el senador D'Amato, y considero que es importante hacer un reconocimiento al electorado asociado con mucho de los miembros que han actuado como patrocinadores iniciales.

Senador Lott. Hemos escuchado del Senador Hatch. Mi buen amigo de Hawai, el senador Akaka, el senador Daschle, el senador Landrieu, el senador Lieberman, el senador Graham, de Florida, el senador Domenici. Hay muchos, muchos más.

Pero el compromiso, en particular de los senadores D'Amato y Torricelli, pienso que representan una extraordinaria sensibilidad, expresada en las declaraciones no necesariamente individuales, de sus sentimientos sobre lo que es América, pero quizás mejor aún en los comentarios que hiciera el senador de New Mexico, el senador Domenici, al indicar que cuando miramos los nombres de los patrocinadores de esta legislación observamos un potpourri, si se quiere, de la mixtura de América comprometida con la democracia.

Debo reconocer en este agradecimiento a mis colegas que este senador por Alaska no tiene una gran cantidad de electores puertorriqueños. Pero tengo una buena memoria. Alaska fue reconocida como estado en 1959. Crecí en un territorio. Fuimoscontribuyentes sin representantes.

Mi padre solía decir que se sentía bien escribiendo en su formulario de impuesto a la renta, con un lápiz rojo: "Bajo protesta: contribución sin representación". Pero eso era todo lo que podía hacer. Y puedo recordar c-mo, cuando era muy joven para ser convocado, como mis vecinos eran llamados a cumplir el servicio militar.

Éramos ciudadanos de segunda, Sr. Presidente. Teníamos documentos de identidad especiales para salir del territorio de Alaska y visitar el estado de Washington. se era un verdadero golpe a la sensibilidad de los ciudadanos americanos y, como consecuencia, tenemos hoy la situación que concierne a Puerto Rico.

Sr. Presidente, me gustaría que se reservaran al menos dos minutos de mi tiempo restante para uno de mis colegas que está aquí conmigo. Pero déjeme...

PRESIDENTE: Al senador le quedan cuatro minutos y treinta segundos.

SENADOR MURKOWSKI. De ser posible, quiero manifestar específicamente que apoyo esta resolución. Ella reafirma el derecho de nuestros conciudadanos - y lo enfatizo, conciudadanos de Puerto Rico - a expresar sus deseos sobre el status político a través de un referéndum popular y a comunicar sus opiniones al gobierno federal.

También estoy de acuerdo en que el gobierno federal debe pasar cuidadosamente revista a tales comunicaciones. Durante este Congreso, la Cámara de Representantes ha aprobado legislación que requiere un referéndum en Puerto Rico, y legislación similar fue presentada en el Senado. He advertido al introducirse esas medidas que _ste sería un proceso [corte en el sonido] complicado y prolongado, porque recuerdo lo que sucedió en mi propio estado de Alaska. Llevó mucho tiempo.

Sin embargo, y a pesar de las limitaciones en la agenda del Senado y de la importancia de otras medidas pendientes en el Comité, mantuvimos una serie de reuniones de trabajo, y audiencias informativas y como resultado de ellas hice circular un borrador antes del receso de agosto entre mis colegas del Comité, y les pedí que lo revisaran y comentaran.

Algunos miembros presentaron reflexivas modificaciones, le he dado directivas al personal para que continúe trabajando en esas enmiendas, no considero que intentar forzar el proceso legislativo sea inteligente o beneficioso, en vista del tiempo que resta a esta sesión.

En consecuencia, apoyo incondicionalmente los objetivos de esta resolución, que son totalmente consistentes con el marco de mi borrador. No caben dudas de que Puerto Rico, ya sea a través de un referéndum o una resolución de la legislatura, o una simple petición, tiene el derecho a expresar su voluntad y su status político.

Tampoco caben dudas acerca de que el gobierno federal debe responder seriamente y con la debida consideración cualquier manifestación.

El gobierno de Puerto Rico ha dictado una legislación que convoca a un referéndum para el 13 de diciembre de este año, y desarrolla las opciones que se le ofrecerán a los votantes. Quienes redactaron el proyecto tuvieron ante sí palabras contenidas por la medida aprobada por la Cámara de Representantes y la medida introducida por el Senado, y mi proyecto.

También tuvieron el testimonio de la administración y ellos han decidido adoptar-

SENADOR MURKOWSKI: Pediría consentimiento unánime si pudieran agregarse dos minutos al final de, cuatro minutos al final de nuestro tiempo.

PRESIDENT: ¿Hay alguna objeción? Sin objeciones, se ordena.

SENADOR MURKOWSKI: Le agradezco, Sr. Presidente, pienso que es importante que concluya mis observaciones y luego dejaré la palabra a mis colegas que todavía quieren hablar sobre este tema.

Para continuar, decidieron adoptar definiciones basadas en su propio criterio, y quiero que quede absolutamente claro que aunque se hubiera aprobado el proyecto marcado, Puerto Rico no habría sido obligado a adoptar las definiciones contenidas en esa marca. El proyecto marcado era estrictamente sugerido, así como los resultados de cualquier referéndum.

Así es como debería ser. Todo lo que podemos hacer es proveer algunas direcciones acerca de lo que este Congreso piensa que probablemente será el proceso. Así como no podemos atar a un futuro Congreso, tampoco puede un referéndum no vinculante atarnos a nosotros.

Creo que todavía le debemos a nuestros conciudadanos de Puerto Rico una justa declaración de las alternativas y los procesos involucrados en el futuro status político, para que puedan expresar su parecer de una manera sensata. La aprobación de esta resolución no disminuye, de ninguna manera, la importancia de suministrar esa información.

El paso inicial para un cambio en el status político depende de nuestros conciudadanos de Puerto Rico. Sólo ellos pueden decidir cómo y cu¦ndo peticionar al Congreso la consideración de un cambio de status. Sólo el Congreso puede considerar la legislación necesaria para remover los obstáculos para tal status, en la filosofía de la Northwest Ordinance [Ordenanza Noroeste], preparar a Puerto Rico para la consideración de ese status.

Pienso que, por último, necesitamos clarificar ese proceso en la legislación. Se nos agota el tiempo de esta sesión, pero quiero resumir donde estamos en el comienzo del 106º Congreso.

Entretanto, pienso que hemos hecho considerables progresos en la clarificación de los temas a través de las audiencias y en las reacciones al proyecto marcado por el presidente. Esta resolución que tenemos ante nosotros es totalmente consistente con ese propósito y le mando mis mejores deseos para el Gobernador y el pueblo de Puerto Rico que se están preparando para expresar su preferencia en el referéndum que votarán el 13 de diciembre.

Me gustaría ceder el tiempo que me queda al senador senior de Alaska, el senador Stevens.

SENADOR STEVENS: Sr. Presidente, le agradezco a mi colega por Alaska, y vengo a felicitarlo a él y a los otros miembros de su comité por la acción que están llevando adelante esta noche para reconocer el continuo apoyo del Congreso a que el pueblo de Puerto Rico determine cuál debería ser su status político.

La primera resolución referida a Alaska en el Congreso fue presentada en 1913. La acción final para convertir a Alaska en estado tuvo lugar en 1958. Nos convertimos en estado en 1959, como dijo el senador Murkowski.

Es un largo proceso buscar cambiar el status político de una porción de los Estados Unidos, y Puerto Rico es una porción de nuestro país, y realmente merece la oportunidad de expresarse como lo hace todo pueblo sobre cuál debe ser su futuro. Tengo la esperanza de estar aún en el Senado el día en el que podamos votar que Puerto Rico se convierta en Estado.

PRESIDENTE: El senador por Nueva Jersey.

SENADOR TORRICELLI: [inaudible] el tiempo restante.

PRESIDENTE: El senador por Nueva Jersey controla cuatro minutos y cuarenta segundos.

SENADOR TORRICELLI: Sr. Presidente, permítame finalmente y en conclusión - expresar mi agradecimiento a Carlos Romero-Barcelo. El hecho de que este Senado haya coincidido esta noche en este extraordinario juicio no habría sido posible sin su liderazgo y, por supuesto, como lo hizo notar el senador Murkowski, al Gobernador Pedro Rossello, que ha constituido una parte importante en la comprensión de esta materia, edificando esta amplia coalición.

A l Gobernador, le hago llegar mis más sinceras felicitaciones. l es un hombre extraordinario que le ha prestado un gran servicio a su pueblo al hacer esto posible.

Carlos Romero-Barcelo, el suyo ha sido un gran aporte al pueblo de Puerto Rico.

Sr. Presidente, le cedo el tiempo que me resta al senador por Connecticut, senador Lieberman.

PRESIDENTE: Se le otorgan cuatro minutos al senador por Connecticut.

SENADOR LIEBERMAN: Le agradezco a la presidencia, le agradezco a mi amigo de Nueva Jersey, particularmente por su liderazgo para impulsar esta resolución y manifiesto que ha sido para mi un placer ser uno de sus copatrocinadores, junto con un grupo de -- un grupo bipartidario de copatrocinadores.

Sr. Presidente, seré breve, esta resolución trata sobre principios. No se trata de política. Se trata del principio de autodeterminación, de la democracia, del autogobierno. Y ha continuado a través de nuestra historia hasta hoy, permaneciendo como un elemento prioritario y fundamental de nuestra política exterior hacia otros pueblos y naciones.

Realmente, se trata de tomar ese principio fundamental americano, que anhelamos aplicar en todo el mundo y aplicarlo a cuatro millones de nuestros conciudadanos americanos que viven en las islas que constituyen Puerto Rico, cumplieron el servicio militar y murieron en defensa de la libertad de América en cantidades realmente desproporcionadas. Ellos merecen el derecho a convertirse en personas plenamente libres, determinar su destino y participar completamente, si así lo eligen y cómo lo elijan, en nuestra democracia.

El senador Murkowski ha sido un firme líder de este esfuerzo. No fue tan lejos como él o nosotros hubiéramos querido, pero esta resolución por lo menos nos da la posibilidad, antes de la clausura del 105º Congreso, y con anterioridad al referéndum que se realizará en Puerto Rico en diciembre, de manifestar que como miembros de los dos partidos del Senado, que le damos la bienvenida y reconocemos el derecho de nuestros cuatro millones de conciudadanos americanos de Puerto Rico a expresarse ante nosotros y que pasaremos revista a cualquier comunicación que resulte de la votación que efectuarán en diciembre.

Es lo mínimo que podríamos hacer para mantenernos fieles a nuestros principios. Agradezco a la presidencia, y cedo la palabra.

PRESIDENTE: ¿Quién solicita que se le otorgue la palabra?

SENADOR MURKOWSKI: Sin objeciones. No veo a ningún otro senador con deseos de hablar. Sugiero la ausencia de quórum.

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