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SUN SENTINEL
A pesar de ser una isla política, Puerto Rico
saca partido de los lazos económicos con los EE.UU.
por Doreen Hemlock
24 de enero de 1999
©Marca Registrada 1999 KRTBN Knight Ridder Tribune Business
News
SAN JUAN, Puerto Rico - Cuando el Huracán Georges se
abatió sobre la República Dominicana y Haití,
en el otoño pasado, esas naciones carentes de recursos
financieros se fueron a pique, y debieron salir a reclamar ayuda
financiera del exterior.
Pero cuando Georges golpeó al estado libre asociado
de Puerto Rico, su economía tuvo un breve período
de auge. Fueron tantos los millones de dólares que inyectó
el gobierno federal de los EE.UU. y las compañías
de seguros, que la construcción tuvo un fuerte crecimiento.
En poco tiempo, los negocios vendieron aparatos de TV, artefactos
y muebles para el hogar. Los hoteles reabrieron a tiempo para
la temporada navideña.
Mientras los puertorriqueños permanecen divididos sobre
si van a convertirse o no en un estado de los EE.UU. , la rápida
recuperación de la isla del Huracán Georges muestra
una paradoja: en cuanto a economía se trata, Puerto Rico
ya es! prácticamente un estado.
La integración dentro del sistema de los Estados Unidos,
incluyendo el uso del dólar estadounidense, las tasas de
intereses y los mercados de bonos de los EE.UU.- ayuda a mantener
activa la economía de Puerto Rico con un 3 % de crecimiento
anual, mientras que otras naciones de Latinoamérica y del
Caribe luchan por tener algún crecimiento.
Y la integración es también la razón clave
de que Puerto Rico figure entre los mejores socios comerciales
de Florida, con un nivel de intercambio de varios miles de millones
al año, en el que participan diversas compañías
tales como la cadena alimentaria Burger King, con sede en Miami,
y la fabricante de alarmas Sensormatic Electronics, instalada
en Boca Ratón.
"Operamos en Puerto Rico igual que como lo hacemos en
cualquier otro lugar de los Estados Unidos", dijo un vocero
de American Airlines, el principal transportista aéreo
de la isla. "Las diferencias en los requerimientos son similares
a aquellas entre Miami y Dallas o San Francisco".
El parecido con los Estados Unidos es obvio hasta en el aeropuerto.
Las rampas para discapacitados, son como las requeridas por
la ley estadounidense. La señalización de las carreteras
y autopistas es la usada a nivel federal. El tránsito se
mueve como el de Miami. Pero las similaridades son mucho más
profundas aún:
Las ventas minoristas se hacen en centros comerciales ("malls")
al estilo estadounidense. Puerto Rico tiene la mayor densidad
de locales de Burger King de todo el planeta. Tiene la mayor sede
de J.C. Penney, de 350 mil pies cuadrados de extensión,
y pronto albergará la primera sucursal de Macy's fuera
de los Estados Unidos. La tienda de Sears en el centro comercial
de la Plaza de las Américas, en el área de San Juan,
vende más que cualquier otro negocio de Sears en el mundo
entero.
En lo que hace a las finanzas, Puerto Rico vende sus bonos
del gobierno en el mercado de bonos municipales de los EE.UU.,
y sus compradores son exceptuados de impuestos federales y locales.
Los niveles de crédito se han mantenido estables a pesar
de los avatares que golpean duramente a Latinoamérica y
al Caribe desde 1997.
En lo que hace a las operaciones de bienes raíces, la
venta de casas experimenta un auge, al igual que en los 50 estados,
gracias a las bajísimas tasas de interés de las
hipotecas, a menudo respaldadas por el gobierno federal a través
de programas tales como el Fannie Mae.
No sorprende entonces que Puerto Rico haya estado aprovechando
los frutos de la mayor expansión económica de los
tiempos de paz de la historia de los Estados Unidos. La isla "ha
reflejado la prounda mejora económica de los EE.UU. desde
1991", destacó Standard & Poor's. La agencia calificadora
asignó el mes pasado una calificación "A"
para la emisión de bonos municipales por valor de 4 mil
millones por parte de Puerto Rico.
Para asegurarse, la isla -conocida en los años 40' como
la "casa pobre del Caribe"- todavía tiene mucho
por hacer económicamente a fin de alcanzar el nivel promedio
de los estados de la Unión. El ingreso per capita es hoy
de $ 8.000 anuales, cerca de la mitad del nivel de Mississippi,
el más pobre de los estados. El desempleo ronda el 13 %,
nivel históricamente bajo para Puerto Rico, pero que duplica
la media de los EE.UU. . Y las tasas de crecimiento similares
a las de los EE.UU. no son suficientes para que la economía
de Puerto Rico alcance el promedio de los niveles de ingresos
de los estados.
"El sector privado tiene en claro que el 3% de crecimiento
no alcanza", dijo William Riefkohl, director ejecutivo de
la Asociación de Manufactureros de Puerto Rico. "Hay
algunas economías en Latinoamérica que han estado
creciendo más rápido que nosotros, como Argentina,
y el 3% no cerrará la brecha que tenemos con los EE.UU.".
A comienzos de esta década, pocos analistas hubieran
podido predecir ésta cómoda situación del
ELA de 3,8 millones de residentes, ni de la economía de
los EE.UU, en esta materia.
Hace tres años, cuando el gobierno de los EE.UU. todavía
presentaba déficits en su presupuesto, el Congreso decidió
el cese gradual de las exenciones impositivas para los productores
de manufacturas de Puerto Rico, como parte de un plan para recaudar
nuevos impuestos y recortar lo que algunos llamaron la "asistencia
(o beneficencia) a las corporaciones". Muchos analistas predijeron
el fin para la economía de Puerto Rico, basada en la producción
de manufacturas.
La medida causó daños innegables. La producción
manufacturera es vital para Puerto Rico, y representa el 40% de
la economía- una participación mayor que la de los
Estados Unidos o cualquier país europeo. En Puerto Rico
operan la mayoría de las compañías farmacéuticas
del mundo, que producen la mitad de las drogas vendidas en los
Estados, entre las que se incluye el estimulante sexual Viagra,
elaborado por Pfizer's en su planta de Barceloneta.
Pero sin los estímulos fiscales federales son pocos
los que instalan sus fábricas en Puerto Rico hoy en día,
ya que optan por lugares con bajos salarios, tales como México
o paraísos fiscales próximos a los mercados europeos,
como Irlanda. Algunas fábricas han cerrado en medio de
la competencia globalizada, como la planta de Vega Baja, donde
Motorola tenía 1.500 obreros fabricando pagers (localizadores
electrónicos). A pesar de que algunas compañías
se están expandiendo -por ejemplo, Searle, el productor
de drogas medicinales, ha invertido 200 millones para mejorar
sus instalaciones- ese crecimiento no alcanza a compensar las
pérdidas.
En general, el empleo industrial en Puerto Rico ha caído
más de 7000 puestos en el período de 12 meses que
terminó en octubre, a un total de 140.000 puestos de trabajo.
La mayoría de las bajas fueron en la armadoras de artefactos
y electrónicos, en concordancia con las tendencias de los
EE.UU., dijeron funcionarios de la isla.
A pesar de ello, el gobierno conducido por el gobernador Pedro
Rosselló ha sido capaz de mantener el crecimiento de la
economía, en parte a través de importantes obras
públicas, entre las que se incluye el Superacueducto para
provisión de agua y el proyecto de Tren Urbano de $ 1000
millones, ambos en ejecución. Los gastos en carreteras
y otras obras de infraestructura subieron un 70 %, a $1.700 millones,
durante el primer gobierno de Rosselló, que concluyó
en 1997, dijo Carlos Vivoni, secretario de desarrollo económico.
Buena parte de la financiación provino de fuentes estadounidenses,
tanto de aportes federales como de prestamos, y de las ventas
en los mercados de bonos de los EE.UU..
El gobierno también puso en práctica nuevos programas
para estimular y diversificar la economía, como la extensión
de incentivos fiscales para las factorías, reducción
e impuestos para las compañías que cotizan sus acciones
en los mercados de valores de los EE.UU. y más promociones
para atraer a quienes desarrollan el sector hotelero.
"El gran interrogante es si el gobierno puede continuar
invirtiendo en obras públicas al mismo nivel que lo ha
estado haciendo, hasta que comiencen a surtir efecto las nuevas
política e incentivos", señaló el economista
Joaquín Villamil, presidente de la empresa consultora Estudios
Técnicos, de San Juan. "Soy optimista, creo que podrá".
El Huracán Georges trajo un inesperado estímulo
para el esfuerzo constructivo respaldado por el gobierno. La tormenta
del 21 de septiembre, la peor que azotó a Puerto Rico en
70 años, causó daños y pérdidas de
producción por más de $ 3.000 millones. Destruyó
y dañó unos 50.000 hogares, o sea el 4% del total
de viviendas, informaron funcionarios del gobierno.
Ahora, la administración de Roselló propone ofrecer
incentivos a las compañías privadas para construir
cerca de 50.000 viviendas en tierras que donará el gobierno
de Puerto Rico, empleando fondos federales para el proyecto de
cinco años, como lo haría cualquier estado, dijo
Vivoni.
En el largo plazo, Rosselló y otros miembros de su partido
pro estadidad sueñan con el día en que Puerto rico
no sólo parezca un estado por su economía, sino
que efectivamente sea la estrella 51 en la bandera de los EE.UU.
"La estadidad es una herramienta de desarrollo",
afirmó el zar económico Vivoni. "No sólo
porque recibiríamos más fondos federales, sino por
que la percepción de estabilidad que trae ser un estado.
La estadidad significaría más negocios e inversiones".
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