Puerto Rico y su gente han llegado a abrazar
la Constitución de los Estados Unidos y, en particular,
las libertades individuales protegidas por la Declaración
de Derechos. Como resultado, Puerto Rico se ha separado, culturalmente,
de sus raices latinas durante el último siglo.
El Partido Popular Democrático se opone
a la estadidad de Puerto Rico. Justifica su postura basándose
en la idea percibida de que Puerto Rico es una cultura "latinoamericana",
diferente de y, por consiguiente, de alguna manera incompatible
con, la cultura de los EE.UU. Por otra parte, la actual administración,
el Partido Nuevo Progresista, cree que Puerto Rico y sus ciudadanos
han abrazado y comparten la cultura de los Estados Unidos.
Al fin de cuentas, la cultura es la que importa,
la que describe la manera en que la gente debe ser compatible
a fin de posibilitar la unión política, su cultura
política; es decir, debemos hacer hincapié en la
cultura política cuando tratamos de medir la compatibilidad
de Puerto Rico y los Estados Unidos.
Desde el Tratado de París que causó
el fin de la guerra, Puerto Rico ha sido territorio americano
y sus residentes han vivido bajo la Constitución de los
Estados Unidos. Durante ese tiempo, Puerto Rico y su gente han
llegado a abrazar la Constitución de los Estados Unidos
y, en particular, las libertades individuales protegidas por
la Declaración de Derechos. Como resultado, Puerto Rico
se ha separado, culturalmente, de sus raices latinas durante
el último siglo. -JAIME PIERAS, JR., Juez Estadounidense
de Distrito, Zappa v. Cruz
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La votación de Puerto
Rico no es tan confusa
Como Procurador General de los EE.UU. durante
las presidencias de Reagan y Bush, insto al Congreso a auspiciar
un proceso democrático para resolver el status de Puerto
Rico, basado en los principios constitucionales que reconocen
iguales derechos y responsabilidades para todos los ciudadanos,
y el gobierno con el consenso de los gobernados. Aunque estos
valores básicos rigieron el proceso por el cual nuestra
nación resolvió el status de otros 33 grandes y
populosos territorios desde 1789, en 1998 el Congreso dejó
una vez más sin resolver la postergada cuestión
del status de Puerto Rico.
Sin embargo, en lugar de preguntarse por qué
el Congreso todavía no tiene planes para poner fin al
actual status de limbo político en el que se encuentra
Puerto Rico, muchos eruditos reaccionaron ante el reciente plebiscito
realizado bajo la ley local de Puerto Rico mostrando su perplejidad
por que los partidarios de la estadidad en el territorio no han
abandonado su causa a pesar de no haber conseguido la mayoría.
Por lo tanto, en lugar sentirnos confusos
porque los líderes de la estadidad en Puerto Rico demandan
que el Congreso actúe sobre las bases del reciente plebiscito,
recordemos que América se convirtió en la nación
más grande de la historia de la humanidad otorgándole
al pueblo las herramientas para la autodeterminación.
Tarde o temprano el Congreso tendrá que hacer lo mismo
con Puerto Rico, y cuanto antes lo haga, mucho mejor para Puerto
Rico y la nación en su conjunto. -Dick Thornburgh
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El movimiento que busca la aprobación
legal del uso del inglés como idioma oficial de los EE.UU.
resulta inútil y, lo que es peor, irritante. Los ciudadanos
americanos no deberían olvidar que este país ha
sido siempre una nación de inmigrantes que eventualmente
aprendieron el inglés; imponer por ley un idioma oficial
sólo pondría de manifiesto la xenofobia de una
mayoría que va disminuyendo.
[E]l inglés seguirá siendo de
facto el idioma común elegido por todos debido a su utilidad
como elemento unificador. No es necesario dictar ninguna legislación
para que así sea. Los alarmistas que politizan la cuestión
simplemente ponen de manifiesto una lamentable tendencia en la
historia americana: un inexplicable temor a los forasteros. -Brian
Winter, Daily Texan (U. Texas-Austin)
San Juan - Mientras los puertorriqueños permanecen divididos
sobre si van a convertirse o no en un estado de los EE.UU. ,
la rápida recuperación de la isla del Huracán
Georges muestra una paradoja: en cuanto a economía se
trata, Puerto Rico ya es prácticamente un estado.
En el largo plazo, Rosselló y otros
miembros de su partido pro estadidad sueñan con el día
en que Puerto rico no sólo parezca un estado por su economía,
sino que efectivamente sea la estrella 51 en la bandera de los
EE.UU.
"La estadidad es una herramienta de desarrollo",
afirmó el zar económico Vivoni. "No sólo
porque recibiríamos más fondos federales, sino
por que la percepción de estabilidad que trae ser un estado.
La estadidad significaría más negocios e inversiones".
- Doreen Hemlock, SUN-SENTINEL
La americanización para Barbosa no
era incompatible con el patriotismo isleño, más
bien era el instrumento vital para lograr la justicia social
y el progreso económico. Para él, la unidad política
con los Estados Unidos no implicaba disolver la personalidad
cultural del pueblo puertorriqueño. La asimilación
política no era sinónimo de asimilación
cultural. Estaba convencido que la lengua de Calderón
podía coexistir con la de Shakespeare creando así
un pueblo más educado y dinámico. -Gonzalo F. Cordova
SAN JUAN: UN PARAÍSO PARA LOS
TURISTAS
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El verdadero significado del resultado del
plebiscito todavía aún no ha sido esclarecido,
pero gracias al seminario (Puerto Rican Cultural Society of Dayton
Symposium on Puerto Rico status) tengo una mejor perspectiva
de porqué los votantes se manifestaron por "ninguna
de las anteriores".
¿Por qué? Ninguna de las opciones
ofrecidas en el plebiscito de diciembre significaba un progreso
en el status quo. Los argumentos eran los mismos de siempre,
anticuados y poco relevantes para el mundo en que vivimos. Actualmente
tenemos una globalización muy grande, no sólo del
comercio sino también de ideas y de cómo y dónde
vivir. Las fronteras entre los estados se hacen difusas mientras
los lazos nacionales e internacionales se tornan cada vez más
fuertes. Uno de los oradores se preguntaba si el Congreso de
los EE.U. sólo aceptaría a Puerto Rico cuando los
puertorriqueños se pareciesen y actuasen más como
los americanos del continente. Pero en realidad la demografía
indica que el continente se parecerá cada vez más
a Puerto Rico, que incluye una mezcla de culturas, muchas basadas
en la herencia hispana.
Adentrándome más, pensé
que habría escogido la estadidad. Pero esa opción
no parecía muy clara. El Congreso había impuesto
limitaciones. Para complicar las cosas, el gobernador Rosselló,
defensor de la estadidad, había pasado más tiempo
buscando consenso en Washington que en San Juan.
Imponer la estadidad por medio de maniobras
políticas podría haber funcionado en el siglo 19,
como ocurrió en Ohio. Pero los votantes actuales son más
sofisticados. Es esencial alcanzar primero el consenso interno
para que Puerto Rico pueda avanzar. -Kay
Semion, DAYTON DAILY NEWS
"A mi modo de ver, la estadidad y la soberanía
independiente son alternativas aceptables para el Congreso",
afirmó el representante republicano por Alaska, Don Young,
cuyo estado ingresó a la Unión en 1959. "Dado
que 'ninguna de las anteriores' recibió la mayoría
de los votos, planeo realizar audiencias de supervisión
para ver qué condujo al pueblo a votar en contra de las
únicas opciones constitucionalmente disponibles para Puerto
Rico, que estaban en las papeletas", agregó. -CARIBBEAN
BUSINESS
La mejor manera de nosotros rendirle homenaje
a de Hostos sería el que logremos lo que él propuso
hace cien años y le fue negado en Puerto Rico por sectores
políticos en aquel tiempo. Esto es, el que dejemos a un
lado ambiciones personales, el partidismo, rencillas, calumnias,
mentiras, miedos infundados y distorción de los hechos,
que contaminaron nuestro escenario político con motivo
de la consulta sobre status el pasado 13 de diciembre. Debemos,
en vez, tener en mente el legado de Hostos y pensar inteligentemente
para lograr una unidad y armonía que en un abrazo de reconciliación,
logremos un concenso para solicitar este año al Congreso
106 de Estados Unidos una legislación que establezca un
proceso bajo el cual podamos votar en un plebiscito final por
opciones de status descolonizadoras que sean viables, legítimas
y aceptables a Estados Unidos y a la comunidad internacional.
-Guillermo Moscoso
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Es necesario un plebiscito
patrocinado por el Congreso
Tanto el plebiscito de 1993 como el de 1998
se realizaron por disposición de leyes locales, luego
de que se frustrara en el Congreso la aprobación de leyes
que definieran las opciones disponibles para alcanzar un status
permanente.
El plebiscito de 1998 confirma la necesidad
de que el Congreso indague la voluntad del pueblo de Puerto Rico
sobre las opciones que el mismo Congreso está dispuesto
a considerar. Esto solamente puede lograrse si el Congreso patrocina
un referéndum bajo la ley federal e informa a los votantes
sobre los términos para la continuidad del status actual
o para cambiarlo por uno nuevo.
No queda duda de que el prospecto de los impuestos
federales para la elite de Puerto Rico, y no la preferencia de
los electores por el status quo, fue lo que impidió el
triunfo categórico de la estadidad el 13 de diciembre.
Al pagar muy pocas o ningunas contribuciones bajo el poroso aparato
de recaudaciones de Hacienda, el cinco por ciento más
acaudalado del país sintió más temor por
la eficiencia del Servicio de Rentas Internas federal que por
el Estado Libre Asociado. -Miriam Ramirez de Ferrer, MD
"El Congreso tiene plena autoridad
para imponer contribuciones en los territorios de los Estados
Unidos y no hay nada especial en el ELA que pueda impedirlo.
Pago de impuestos sin representación, es simplemente un
slogan. No hay nada al respecto en la Constitución",
dijo John Killian. -Robert Friedman,
THE SAN JUAN STAR
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